Krystyna Dąbrowska

1979, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Ausencia

Os perdí, días, semanas.
La calle de los fresnos amarillos en octubre.
En noviembre, el juego de grises tan silencioso que hasta
una sola ramita encarnada era un grito.
Os perdí, últimos días de diciembre, época
de regalos. Qué di, qué recibí, no lo recuerdo.
No, recuerdo: ángeles de cabellos verdes,
de los que me habló el poeta,
tallados por su padre, daltoniano.
Ninguna iglesia los quiso. Me perdí
la noche que echaba chispas, como si alguien soldara
ruidosamente el año viejo con el nuevo. Y la nieve
me la perdí, y nieva tan poco.
Mi gato caza los copos arremolinándose.
Y no sé cuándo, gato, has perdido la más rebelde
de tus cejas, cuyo arco te tapaba el ojo:
tu mundo siempre fue arañado por ella.
Ni cuándo ha empezado a brotarte
en el mismo lugar la misma ceja.

Os perdí días, semanas, meses.
Fui un espejo tapado por el luto.

Pero nosotros te vimos.
Y te contaremos a ti.

Fotografía de Sally Mann del libro At Twelve (1988)

Nieobecność

Przegapiłam was, dni, tygodnie.
Ulicę żółtych jesionów w październiku.
W listopadzie tak cichą grę szarości, że nawet
jedna krwista gałązka jest krzykiem.
Przegapiłam cię końcówko grudnia, czasie
prezentów. Co dałam, co dostałam, nie pamiętam.
Nie, pamiętam: zielonowłose anioły,
o których opowiedział mi poeta,
wyrzeźbione przez jego ojca, daltonistę.
Żaden kościół ich nie chciał. Przegapiłam
noc sypiącą iskry, jakby ktoś hałaśliwie
spawał stary rok z nowym. I śnieg
przegapiłam, a pada tak rzadko.
Mój kot poluje na wirujące płatki.
I nie wiem kiedy, kocie, zgubiłeś najbardziej krnąbrną
ze swoich brwi, której łuk przesłaniał ci oko –
twój świat był zawsze przez nią zadraśnięty.
Ani kiedy zaczęła ci kiełkować
w tym samym miejscu taka sama brew.

Przegapiłam was dni, tygodnie, miesiące.
Byłam lustrem zakrytym w żałobie.

Ale my ciebie widziałyśmy.
I opowiemy cię tobie.

Krystyna Dąbrowska

1979, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Ecolocalización

Mucho después de haber acabado, él seguía enviándole señales
como ultrasonidos con los que el murciélago detecta un insecto.
Una vez alcanzada, aguijoneaba el aire, y entonces ya la tenía.
Así continuó hasta que por fin lo intentó de otra manera,
sin saber que así lo hacen las polillas amaestradas:
atravesadas por el chillido de un murciélago, inmediatamente
pliegan las alas, caen al suelo, salvan la vida.

Fotogramas de La Polilla (1980) de Tomasz Zygadło

ECHOLOKACJA

Jeszcze długo po końcu wysyłał jej sygnały
jak ultradźwięki, którymi nietoperz namierza owada.
Trafiona, żądliła powietrze, a wtedy już ją miał.
To trwało, dopóki wreszcie nie spróbowała inaczej,
nie wiedząc, że tak robią wyćwiczone ćmy:
przeszyte piskiem nietoperza, natychmiast
składają skrzydła, spadają na ziemię, ratują życie.

Annie Ernaux

1940 – , Francia

Trad. Lydia Vázquez Jiménez

Los años

Más que nunca las mujeres constituían un grupo vigilado, cuyos comportamientos, gustos y deseos eran objeto de un discurso asiduo, de una atención inquieta y triunfante. Tenían fama de haber «obtenido todo», de «estar en todas partes» y de «alcanzar en la escuela mejores resultados que los chicos». Como de costumbre, los indicios de su emancipación se buscaban en sus cuerpos, en su audacia vestimentaria y sexual. Que digan «ligarme a un tío», que desvelen sus fantasmas y se pregunten en Elle si «tenían buen rollo en la cama» era la prueba de su libertad y de su igualdad con los hombres. La ofrenda perpetua de sus pechos y sus muslos en la publicidad tenía que ser apreciada como un homenaje a su belleza. El feminismo era una vieja ideología vengadora y carente de humor, que las jóvenes no necesitaban ya, que ellas mismas contemplaban con condescendencia, pues ya no dudaban ni de su fuerza ni de su igualdad. (Pero seguían leyendo más novelas que los hombres como si tuvieran que dar una forma imaginaria a sus vidas.) «Gracias a los hombres por amar a las mujeres», titulaba un periódico femenino. El olvido de sus luchas era total, única memoria que no fue recuperada oficialmente.
Con la píldora, se habían convertido en las dueñas de la vida, pero eso no se aireaba.
Nosotras que habíamos abortado en las cocinas, que nos habíamos divorciado, que habíamos creído que nuestros esfuerzos servirían para liberar a las demás, nos sentíamos cansadas. Ya no sabíamos si se había producido la revolución de las mujeres. Cincuenta años después seguíamos pendientes de la sangre pero ya no tenía el mismo color ni el mismo olor, era como una sangre ilusoria. No obstante, esa segmentación regular del tiempo que podíamos mantener hasta la muerte nos daba confianza. Llevábamos vaqueros y mallas, camisetas como las chicas de quince años, decíamos como ellas «mi chico» para hablar de nuestro amante de tumo. A medida que envejecíamos dejábamos de tener una edad. Escuchábamos Only you o Capri c’est finí en Radio Nostalgie, una juvenil dulzura nos invadía, el presente se estiraba hasta nuestros twenties. En comparación con nuestras madres, encerradas en sí mismas y sudorosas en su menopausia, teníamos la impresión de ganarte la batalla al tiempo.
 (Las mujeres jóvenes soñaban con encontrar al hombre de su vida, las de más de cincuenta que ya habían tenido uno no querían más.)
 A los hijos, los varones sobre todo, les costaba mucho abandonar el domicilio familiar, el frigorífico lleno, la ropa lavada, el ruido de fondo de las cosas de la infancia. Hacían el amor con toda inocencia en el dormitorio contiguo al nuestro. Se instalaban en una prolongada juventud, el mundo no los esperaba. Y nosotros, al alimentarlos, al seguir ocupándonos de ellos, teníamos la impresión de seguir en la misma época, sin ruptura.
Es la foto de una mujer tomada de frente hasta las caderas en un jardín lleno de maleza. La melena larga rubia-pelirroja cae suelta sobre el cuello de un abrigo negro, amplio, ostentoso. Una parte de la bufanda rosa pastel extrañamente estrecha para ese abrigo, cae por encima de su hombro izquierdo. Tiene en brazos un gato blanco y negro de la especie más común y sonríe al objetivo, con la cabeza ligeramente inclinada, en una actitud de ternura seductora. Los labios están muy sonrosados, sin duda realzados por un brillo a juego con la bufanda. La raya más clara que separa los cabellos indica un crecimiento de la raíz. El rostro oval y lleno, los pómulos elevados contrastan por su juventud con las ojeras y el fino entramado de arrugas en la frente. La amplitud del abrigo no permite determinar la complexión pero las manos y las muñecas que asoman por las mangas para sostener el gato son finas, con las articulaciones marcadas. Es una foto de invierno, con la luz de un sol pálido sobre la piel de la cara y las manos, los matorrales de hierbas secas, las ramas deshojadas delante de un fondo borroso de vegetación y una línea lejana de edificios. En el dorso, Cerg y. 3 de febrero 1992.
Se desprende de ella una impresión de dejadez controlada, de «plenitud» como dice la prensa femenina para las mujeres entre cuarenta y cincuenta y cinco años. La foto ha sido tomada en el jardín de la casa donde vive sola con el gato, en realidad una gata de un año y medio. Hace diez años vivían aquí su marido, dos adolescentes, su madre de vez en cuando. Era el centro de un círculo que no habría podido funcionar sin ella, desde la decisión de cuándo lavar las sábanas a las reservas de hoteles para las vacaciones. Su marido está lejos, se ha vuelto a casar y ha tenido un hijo, su madre se ha muerto, sus hijos se han independizado. Constata esa desposesión serenamente, como una trayectoria ineluctable. Cuando hace las compras en Alcampo, no necesita coger un carro, le basta con una cesta. Solo recupera su función de madre nutricia los fines de semana cuando sus hijos vuelven a casa. Aparte de sus obligaciones laborales, clases y corrección de exámenes, dedica su tiempo a la gestión de sus gustos personales y de sus deseos, lectura, cine, teléfono, correspondencia y aventuras amorosas. La constante inquietud material y moral por los demás que caracterizaba su vida conyugal y familiar se ha alejado de ella. Un interés por las causas humanitarias la ha sustituido, más liviano. Sumida en esa disolución de las obligaciones y esa apertura de posibles, se siente coincidente con el movimiento de la época tal como lo presentan Elle o Mane Claire para las mujeres treintañeras de clase media alta.
A veces se observa desnuda, en el espejo del cuarto de baño, el torso y el pecho menudos, la cintura muy marcada, el vientre ligeramente abombado, los muslos pesados con una hinchazón justo encima de las rodillas, el sexo bien visible ahora que el vello le clarea, una raja pequeña en comparación con las exhibidas en las películas X. Pequeños surcos azules cerca de la ingle, huella de las estrías de sus embarazos. Se asombra: es el mismo cuerpo desde que dejó de crecer, alrededor de los dieciséis años.
En ese momento en el que está mirando con ternura el objetivo (sin duda es un hombre el que hace la foto), se piensa como una mujer que ha vivido hace tres años una pasión violenta por un ruso. Su estado de deseo y de dolor ha desaparecido, sigue sintiendo la forma, pero la figura de ese hombre le resulta cada vez más lejana y penosa. Querría acordarse de cómo pensaba en él cuando se fue de Francia para siempre, qué ola de imágenes suyas la sumergía y encerraba su presencia dentro de ella como en un tabernáculo.

Fotograms de El tercer hombre de Carol Reed

Tłum. Krzysztof Jarosz i Magdalena Budzińska

Lata

Kobiety bardziej niż kiedykolwiek podlegały nadzorowi, ich zachowania, upodobania i pragnienia stanowiły przedmiot zażartych dyskusji, niespokojnej i triumfującej uwagi. Twierdzono, że „dostały wszystko”, „są wszędzie”, a w szkole „osiągają lepsze wyniki niż chłopcy”. Jak zawsze oznak ich emancypacji dopatrywano się w ich ciele, w zuchwałych ubiorach i zachowaniu seksualnym. To, że mówią „podrywać chłopców”, opowiadają o swoich fantazjach i na łamach „Elle” zastanawiają się, czy są „dobre w łóżku”, było dowodem ich wolności i równouprawnienia. Bezustanne wykorzystywanie w reklamach ich piersi i ud miało być doceniane jako hołd składany ich pięknu. Feminizm był starą, mściwą i pozbawioną poczucia humoru ideologią, której młode kobiety już nie potrzebowały, patrzyły na nią pobłażliwie, nie wątpiąc o swojej sile i równości. (Ale ciągle czytały więcej powieści niż mężczyźni, jakby potrzebowały nadać swojemu życiu wyimaginowaną formę). Dzięki wam, mężczyźni, że kochacie kobiety – taki tytuł zamieści pewna kobieca gazeta. Ich walkę pokrywał cień zapomnienia, jedyna pamięć, której oficjalnie nie podsycano.
Wraz z pigułką stały się paniami życia, lecz tego się nie rozgłaszało.
Nas, które przeszłyśmy aborcje w kuchniach, rozwiodłyśmy się i łudziłyśmy, że nasze wysiłki zmierzające do wyzwolenia samych siebie posłużą też innym, ogarniało wielkie znużenie. Nie wiedziałyśmy już, czy rewolucja kobiet naprawdę się odbyła. Po pięćdziesiątce wciąż jeszcze krwawiłyśmy. Ta krew nie miała już tej samej barwy ani zapachu co przedtem, była jakby iluzoryczna, uspokajała nas jednak regularność odmierzania czasu, którą można było utrzymać aż do śmierci. Nosiłyśmy dżinsy, legginsy i T-shirty jak piętnastoletnie dziewczyny, jak one mówiłyśmy „mój chłopak” na naszego stałego kochanka. Gdy w Radiu Nostalgia słyszałyśmy Only You czy Capri, c’est fini, ogarniało nas młodociane rozmarzenie, teraźniejszość rozszerzała się wstecz aż na lata, gdy byłyśmy po dwudziestce. W porównaniu z naszymi matkami, zamkniętymi w sobie i pocącymi się w swojej menopauzie, my miałyśmy wrażenie, że wygrywamy z czasem.
(Młode kobiety marzyły o tym, żeby się związać z mężczyzną, czego nie chciały już te po pięćdziesiątce, które kiedyś były w stałym związku).
Dzieci, zwłaszcza chłopcy, niechętnie opuszczały gniazdo rodzinne, pełną lodówkę, czyste ubrania, znane od dzieciństwa domowe odgłosy. Niewinnie kochały się w pokoju sąsiadującym z naszym. Mościły w przedłużonej młodości, świat na nie nie czekał. A my karmiłyśmy je, w dalszym ciągu troszczyłyśmy się o nie, miałyśmy wrażenie, że żyjemy ciągle w tym samym nieprzerwanym czasie.
Oto kobieta sfotografowana od głowy po biodra w ogrodzie pełnym krzewów. Jej długie rudoblond włosy leżą na kołnierzu grubego, czarnego, obszernego płaszcza, który wygląda na drogi. Na lewe ramię zarzuciła koniec landrynkowo różowego szalika, dziwnie wąskiego w zestawieniu z płaszczem. Na rękach trzyma czarno-białego kota pospolitej rasy, uśmiecha się, spoglądając w obiektyw, i przechyla głowę w pozie pełnej uwodzicielskiej słodyczy. Wargi ma bardzo różowe, bez wątpienia uwydatnione błyszczkiem dobranym pod kolor szalika. Jaśniejszy pas włosów wzdłuż przedziałka sygnalizuje odrosty. Kształtny, młody owal jej twarzy i wysokie kości policzkowe kontrastują z workami pod oczami i delikatną siatką zmarszczek na czole. Obszerny płaszcz nie pozwala określić figury, lecz dłonie wystające z rękawów i trzymające kota są chude, z widocznymi ścięgnami. To zdjęcie zrobiono zimą: blade światło słoneczne na skórze twarzy i dłoni, kępy suchej trawy, bezlistne gałęzie na tle niewyraźnej roślinności, w oddali linia bloków. Na odwrocie: „Cergy, 3 lutego ’92”.
Emanuje z niej wrażenie powściąganego rozluźnienia, aura kobiety „spełnionej”, jak kolorowe magazyny określają panie między czterdziestym a pięćdziesiątym piątym rokiem życia. Zdjęcie zrobiono w ogrodzie koło domu, w którym mieszka sama z półtoraroczną kotką. Dziesięć lat temu mieszkali tu jej mąż, dwóch dorastających synów i od czasu do czasu także jej matka. Kobieta była osią koła, które bez niej nie mogło się obracać – od podjęcia decyzji o zrobieniu prania po rezerwację hotelu na wakacje. Jej mąż jest teraz daleko, ożenił się powtórnie i ma dziecko, matka zmarła, synowie mieszkają gdzie indziej. Spokojnie akceptuje swoją samotność jako nieunikniony etap życia. Gdy robi zakupy w Auchan, nie musi już brać wózka, wystarcza jej koszyk. Funkcję żywicielki odzyskuje tylko w weekendy, gdy synowie wracają do domu. Poza obowiązkami zawodowymi, prowadzeniem lekcji i poprawą prac pisemnych, swój czas poświęca na zaspokajanie osobistych upodobań i pragnień, lekturę, filmy, telefonowanie, korespondencję i przygody miłosne. Nie musi już przejawiać bezustannej materialnej i moralnej troski o innych, co charakteryzowało jej życie małżeńskie i rodzinne. Zastąpiło ją mniej absorbujące zainteresowanie działalnością humanitarną. Ten zanik poczucia obowiązku i otwarcie na nowe możliwości sprawiają, że czuje się w zgodzie z trendami epoki, wyrażanymi w „Elle” czy „Marie Claire”, magazynach czytanych przez ponadtrzydziestoletnie kobiety z klasy średniej i wyższej.
Zdarza się jej obserwować siebie nagą w łazienkowym lustrze, szczupły tors i drobne piersi, wcięta talia, brzuch lekko zaokrąglony, ciężkie uda z wypukłością nad kolanami, płeć dobrze widoczna teraz, gdy włosy łonowe są rzadsze, szpara mała w porównaniu z tymi, które pokazują w filmach pornograficznych. Dwa podłużne niebieskie rowki blisko pachwin, ślady rozstępów po ciążach. Dziwi się: to jest to samo ciało, odkąd mniej więcej w wieku szesnastu lat przestała rosnąć.
W tej chwili, gdy zalotnie spogląda w obiektyw – bez wątpienia zdjęcie robi mężczyzna – myśli o sobie jako o kobiecie, która trzy lata wcześniej przeżyła namiętny związek z pewnym Rosjaninem. Stan pożądania i bólu, w jakim się wtedy pogrążyła, zniknął. Kobieta czuje ciągle jego zarys, lecz twarz tego mężczyzny staje się coraz bardziej odległa i zniekształcona. Chciałaby sobie przypomnieć, jak o nim myślała, gdy opuścił Francję, przywołać ciąg obrazów, który wypełniał ją całkowicie i sprawiał, że jego obecność była w niej zamknięta niczym w tabernakulum.

Annie Ernaux, collage propio

Gioconda Belli

1948 – , Nicaragua/España

Hoy, el régimen de Daniel Ortega ha retirado la nacionalidad a 94 escritores, activistas, defensores de derechos humanos, ambientalistas y miembros de la oposición, entre otros a la poeta Gioconda Belli.

Luciérnagas

A las cinco de la tarde
Cuando el resplandor se queda sin brillo
Y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día
Oigo el grupo bullicioso de niños
Que salen a cazar luciérnagas.
 
Corriendo sobre el pasto
Se dispersan entre los arbustos,
Gritan su excitación, palpan su deslumbre
Se arma un círculo alrededor de la pequeña
Que muestra la encendida cuenca de sus manos
Titilando.
 
Antiguo oficio humano
Este de querer apagar la luz.
 
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
La noche?
 
El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.

Ilustración de Naeemeh Naeemaei (Irán); Gioconda Belli

Świetliki

O piątej wieczorem.
Kiedy światłość traci swe lśnienie
A ogród nurza się w ostatnim złotym żarze dnia
Słyszę wrzawę grupki dzieci
Na wyprawie po świetliki.
 
Biegnąc po trawie
Rozpierzchają się wśród chaszczy,
Piszczą z ekscytacji, pod palcami małe olśnienia.
Krąg zamyka się wokół małej,
Unosi rozjarzony żłobek dłoni
Cały rozmigotany
 
Starym ludzkim odruchem jest
Chęć zgaszenia światła.
 
Pamiętasz, wierzyliśmy, że możemy rozświetlić
Noc?
 
Czas skradł nasz blask.
Lecz ciemność
wciąż zamieszkują świetliki.



María Ángeles Pérez López

Enhorabuena a María Ángeles Pérez López quien acaba de ganar el Premio Nacional de la Crítica Literaria en poesía castellana por el poemario Incendio mineral.

1967 – , España (Valladolid)

***

 ¿Y si eres nadie?
 Miras dentro de ti y solo hay un inmenso páramo en el que nada se oye. Ni siquiera la respiración agitada en el incendio de aquello que fuiste. ¿Adónde irás cargando tu vacío?
 Nada pesa lo que no tienes, pero no hay ligereza posible para ti porque el vacío te arrastra hacia sus pies. Ha arrasado con toda la flora, los días sin viento, las reservas de agua y de pardales. Quedan muchos más pájaros atrapados contra las vallas: vencejos, cormoranes, petirrojos. Un viejísimo albatros sacude su cabeza como si se hubiera atragantado con un mal verso. Entre ellos se disputan las raspas del sol y todos los poemas sobre ruiseñores o palomas que han sido capaces de digerir. Disputan también con quienes han quedado crucificados contra esas vallas, atrapados en la larga migración del hambre, de la guerra.
  Y mientras, tú sobre tu páramo vacío.
Te asomas con miedo al brocal de la boca y solo se ve un espejo negro que parece saludarte desde el fondo. También alguna mano de gente difusa tras tantas pantallas entreabiertas. Nada se oye sino la frugalidad de la desgana.
 A lo lejos, tal vez el agua pida que abras la puerta de tu cuerpo. ¿O vas a conformarte con ser páramo? ¿Eriazo que no habilitan las hormigas? ¿Pedregal que golpea con su sed?
 ¿Y si nadie somos todos? Pájaro perro, pájaro persona, población y polluelo enardecido. ¿Qué harás en el tránsito de las taxonomías?
 En ti están los cien mil caracteres hereditarios que te atan dulcemente a los demás, los tres mil millones de letras del genoma humano que has aprendido sin esfuerzo y silbas con felicidad al levantarte, veinticuatro de los noventa elementos químicos, todas las maletas que quedan extraviadas frente a las aduanas y las noches de Ítaca y Caronte.
 En ti, partículas lejanísimas de estrellas y otros parientes, piedras, peces, patronímicos, banderas deslucidas y otros trapos del dolor. Incluso meteoros en el festejo de la luz.
 Todos ellos te bendicen y completan.
 Bendicen cada una de las capas freáticas que alimentas con tu desesperación y tu amor radical a esta extrañeza que llamaron vivir, estar viviendo.
 Porque tú no eres suficiente para ti.
 Desconoces quién eres y no importa.
 De pronto apremian la vida y los tendones. De pronto estallan granos rojísimos de luz sobre la superficie torpe de tu lengua. Algunos estorninos los disputan y te besan con su canción de alambre.
 ¿Cómo dejar entonces que el día colisione? ¿Que haya personas aparcadas como muebles mientras viajan las mesas en primera?
 Alguna vez recibiste en herencia un baúl y una silla de esparto pero hoy todo ha sido arrasado por el fuego, hasta el flequillo que desordenó los días y la expiación y nota a lápiz del convenio laboral, mientras hay personas aparcadas como muebles y están dentro de ti, son tu apellido. Con el agua que mana de sus letras humedeces tu frente y te levantas.

                         con Fernando Pessoa
                          y Antonio Machado

                   (De Incendio mineral)

1.2.Fotos propias 3. Laura Makabresku

Tłum. Ada Trzeciakowska

***

 A co, jeśli jesteś nikim?
Spoglądasz w głąb siebie samego, a tam rozciąga się tylko niezmierzone pustkowie, gdzie nie posłyszysz nic, nawet wzburzonego oddechu w ogniu tego, czym byłeś.  Dokąd się udasz obciążony pustką?
Nie waży nic, to czego nie masz, ale lekkość nie jest ci dana, pustka ciągnie cię i wlecze ku sobie. Wyniszczyła całą florę, skończyła z bezwietrznymi dniami, zasobami wody i wróbli. W ogrodzeniach ugrzęzło wiele ptaków: jerzyków, kormoranów, rudzików. Stary albatros potrząsa głową, jakby zadławił się złym wierszem. Sprzeczają się między sobą o słoneczne łuski i wszystkie wiersze o słowikach czy gołębiach, które zdołały przetrawić. Prowadzą też dysputy z tymi, którzy zostali ukrzyżowani na tych palisadach, uwięzieni w długiej wędrówce głodu i wojny.
 A ty tymczasem tkwisz na swym pustkowiu.
Zaglądasz z obawą w czeluść ust i dostrzegasz jedynie czarne lustro, które zdaje się witać Cię od dołu. Także czyjaś ręka niewyraźna za tyloma przymkniętymi ekranami. Nie dobiega nic poza umiarkowanym zniechęceniem.
W oddali, być może woda prosi cię, byś otworzył drzwi do swego ciała. A może zadowolisz się tym pustkowiem? Byciem nieużytkiem, którego nie przystosują mrówki? Kamienistą ziemią, która uderza swoim pragnieniem?
 A co, jeśli każdy z nas jest nikim? Pies-ptak, osoba-ptak, społeczeństwo i pobudzone pisklę – Co zrobisz w czasie przepływu taksonomii?
Kryje się tobie sto tysięcy znaków dziedzicznych słodko wiążących cię z innymi, trzy miliardy liter ludzkiego genomu, których nauczyłeś się bez wysiłku i wygwizdujesz z rozkoszą, gdy wstajesz, dwadzieścia cztery z dziewięćdziesięciu pierwiastków chemicznych, wszystkie walizki, które przepadły przed odprawą celną, noce Itaki i Charona.
W tobie – najodleglejsze drobiny gwiazd i innych krewnych, kamienie, ryby, odojcowskie imiona, wypłowiałe chorągwie i inne łachmany bólu. Nawet meteory wielbiące światło.
 Wszystkie one błogosławią cię i dopełniają.
 Błogosławią każdą strefę freatyczną wykarmioną twoją rozpaczą i radykalną miłością do tej dziwności, którą nazwali życiem, byciem żywym.
 Bo sam sobie nie wystarczasz.
 Nie wiesz, kim jesteś i nie ma to znaczenia.
 Nagle życie i ścięgna napierają. Nagle krwistoczerwone ziarenka światła wybuchają na zdrętwiałej powierzchni języka. Kilka szpaków toczy o nie spory i całuje cię swą drucianą piosenką.
Jak zatem można pozwolić, by dzień stał w sprzeczności? By ludzie byli upychani jak meble, podczas gdy stoły podróżują pierwszą klasą?
Dawno temu dostałeś w spadku kufer i krzesło z esparto, lecz dziś wszystko strawił ogień, nawet grzywkę, która splątała dni, i pokutę, i zapisaną ołówkiem stronę umowy o pracę, podczas gdy ludzie upchnięci jak meble istnieją, a ty nosisz ich w sobie, są twoim nazwiskiem. Wodą, która tryska z ich liter, zwilżasz sobie czoło i wstajesz.

z Fernando Pessoa
                          i Antonio Machado

                   (Z Incendio mineral)

María Ángeles Pérez López

Enhorabuena a María Ángeles Pérez López quien acaba de ganar el Premio Nacional de la Crítica Literaria en poesía castellana por el poemario Incendio mineral.

1967 – , España (Valladolid)

***(Por las mañanas marcho a cazar el bisonte)

Por las mañanas marcho a cazar el bisonte,
me cubro con la piel primera de mi mundo,
las flechas son del hombre que acompaña
su sueño y lo acompasa con el mío,
él marcha por su lado y su vereda
para escribir su parte de la historia.
En la mía estoy sola como siempre,
oliendo el miedo atroz y ese reguero
de huellas que conducen al combate.
Esas otras mujeres no cazaban
-las que miran desde antes y sonríen-,
alentaban el fuego y su videncia
ocultas en la sombra de su vientre,
maternas y cubiertas de maíz.
Pero ahora los tiempos son distintos,
la tribu no conoce la memoria,
he aprendido las marcas del venablo
y entonces hago mío el sufrimiento
de atrapar, de arrojar al animal
hasta su muerte escrita desde siempre
y llevarlo arrastrando, desollada,
también yo desteñida de su sangre.
Cuando vuelvo a la tarde me siento a llorar
porque advertí que el miedo es infinito,
y traigo roturadas sobre el rostro
las mías, las heridas de la lucha.
Soy responsable entonces de un pedazo
inmenso del dolor de la contienda,
de que cumplan su plazo algunas leyes
como la universal ferocidad,
de un trozo de la carne y de la lágrima
con que el bisonte sirve mi sustento.

Fotograma de Langosta de Yorgos Lanthimos

Tłum. Ada Trzeciakowska

***(Nad ranem wyruszam upolować bizona)

Nad ranem wyruszam upolować bizona,
okrywam się pradawną skórą mego świata,
strzały są mężczyzny, który podziela
jego sen synchronizując go z moim,
on idzie swoją ścieżką, w swoja stronę
by zapisać swoją kartę w historii.
W mojej jestem bowiem jak zawsze sama,
wietrząc dziki fetor lęku i smugę
śladów prowadzących na pole walki.
Nie, tamte kobiety nie polowały
– patrzą z tamtych czasów uśmiechając się-,
dbały o ogień i o dar widzenia,
zawsze skryte w cieniu swojego brzucha,
troskliwe i pokryte kukurydzą.
Teraz jednak nadeszły inne czasy,
plemię straciło wspomnienia i pamięć,
przyszło mi nauczyć się blizn po włóczni
i uczynić moimi ból i trudy
pochwycenia, wrzucenia zwierzęcia w śmierć,
która była mu pisana od zawsze
i wlokę je za sobą, obdarta
ze wstydu, cała zbroczona jego krwią.
Kiedy wracam wieczorem zasiadam do płaczu
zrozumiawszy, że trwoga nie ma końca,
i, że mam już wyorane na twarzy
moje i tylko moje bitewne rany.
I ja też jestem odpowiedzialna za
ogrom cierpienia wpisanego w walkę,
za dopełnienie się pewnych prawideł
jak ogólne okrucieństwo i dzikość,
za kęs tego oto mięsa i za łzę
dopóki bizon służy mi za strawę.

Anna Świrszczyńska

1909-1984, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

NATURALEZA MUERTA

En un charco de barro y sangre,
entre el cuerpo medio carbonizado de un caballo
y el cuerpo medio carbonizado de un hombre,
junto a un canalón arrancado, un sillón con flecos, una tetera,
y tres trozos de vidrio roto,
yace quemado por los bordes
un jirón de carta amorosa: «Soy tan feliz».

Fotogrmas de Largo Domingo de Noviazgo de Jean-Pierre Jeunet

MARTWA NATURA

W kałuży błota i krwi,
pomiędzy na pół zwęglonym ciałem konia
i na pół zwęglonym ciałem człowieka,
obok urwanej rynny, fotela z frędzlami, imbryka,
i trzech kawałków rozbitej szyby,
leży spalony po brzegach
strzęp miłosnego listu: „Jestem taka szczęśliwa».

Irina Tsilyk/ Iryna Ciłyk

1982 -, Ucrania

Queridos lectores, llevo diez días en Polonia. Dada la situación crítica en Ucrania, no me es posible actualizar el blog con regularidad. Hacemos lo que podemos por los refugiados, a día de hoy son casi 500000 personas. En cada ciudad hay varios puntos de recogida de alimentos, miles de voluntarios. Son momentos difíciles para todos.

Irina es escritora y directora de cine ucraniana. Vive en Kiev con su marido e hijo. El poema hace referencia a los acontecimientos del 2014, a las visitas de su pareja en casa, cuando regresaba del frente irreconocible, dañado y profundamente cambiado por la guerra. Con su película La tierra es azul como naranja Irina ganó el premio a la dirección en la categoría «Documental de cine mundial» por la película en el Festival de Cine de Sundance de 2020.

Trad. Ada Trzeciakowska

***

Por costumbre, poner dos vasos,
luego quitar uno;
encontrar un tanque, dibujado a mano
en un libro de Peppa Pig;
saber los nombres de las mujeres que nunca has visto,
de los hombres nunca vistos junto a los que duermes;
fumar a veces, llorar a veces;
guardar tus zapatos de paisano en el desván;
… caramelos, un casco – contestar a la chiquilla de correos;
aprender el alfabeto de los sectores – A, B, C..;
y estar sola,
sobre todo, en esta festivalera
esta carnavalesca multitud de Brueghel;
poner una cara especial a todos
aquellos que, con una cara especial, me preguntan cómo estoy;
no dormir a veces para dormir a veces,
reducir mecánicamente el círculo de amigos,
en beneficio de aquellos extraños, aquella gente tuya
en gorki, pixeles o britanas;
ir a por el pan y estar de pie con el pan, partir el pan
con los malos, malísimos dedos
tan escrupulosamente,
y luego ofrecerlo a los pájaros;
y tener unos cuantos hombres:
ahora regresa uno diferente cada vez,
¿parece que eres tú?
Pero un día pondré dos copas
y alguien dentro de ti sonreirá cansado
y yo pensaré: bueno,
te conozco, máscara.

En la fotografía Irina Tsilik. Sinopsis de la película con la que ganó el premio como directora en el Festival de Cine de Sundance de 2020: La madre soltera Hanna y sus cuatro hijos viven en la zona de guerra de primera línea de Donbas, Ucrania. Mientras el mundo exterior se compone de bombardeos y caos, la familia se las arregla para mantener su hogar como un refugio seguro, lleno de vida y lleno de luz. Cada miembro de la familia tiene una pasión por el cine, lo que los motivó a filmar una película inspirada en su propia vida durante una época de guerra. El proceso creativo plantea la pregunta de qué tipo de poder podría tener el mundo mágico del cine en tiempos de desastre. ¿Cómo imaginar la guerra a través de la ficción? Para Hanna y los niños, transformar el trauma en una obra de arte es la mejor manera de seguir siendo humanos.

Tłum. Aneta Kamińska

***

Z przyzwyczajenia stawiać dwa kieliszki,
potem zabierać jeden;
znajdować czołg, dorysowany ręcznie
w książce ze Świnką Peppą;
znać imiona nigdy niewidzianych kobiet,
nigdy niewidzianych mężczyzn, obok których śpisz;
palić czasem, czasem płakać;
chować twoje cywilne buty na antresolę;
… cukierki, kask – odpowiadać dziewczynce z poczty;
uczyć się alfabetu sektorów – A, B, C…;
i być samą,
przede wszystkim, w tym festiwalowym,
tym karnawałowym breughlowskim tłumie;
włączać specjalną twarz dla wszystkich,
którzy ze specjalną twarzą pytają, jak się mam;
nie spać czasem, czasem spać;
przerzedzać mechanicznie grono znajomych
na korzyść tych obcych, tych swoich
gorkachpikselkach czy brytankach;
iść po chleb i stać z chlebem, łamać chleb
złymi, złymi palcami
tak skrupulatnie,
potem ptakom ofiarować;
i mieć kilku mężczyzn:
teraz do mnie za każdy razem wraca inny,
zdaje się, że to ty?
Ale będzie dzień – postawię dwa kieliszki
i ktoś w tobie uśmiechnie się zmęczony
i ja pomyślę: no dobrze,
znam cię, masko.

Neil Young

1945 – , Canadá

«En primera persona, un hombre aparentemente anciano y solitario divaga sobre la necesidad de encontrar una sirvienta que mantenga su casa limpia, le prepare la comida y se vaya. Al contrario de lo que se ha escrito sobre la frivolidad de esta canción, en ella Young habla de lo terriblemente engañosa que puede ser la soledad que nace del dolor y la pena, capaz de convencer a quien está sumido en ella de que permanecer al margen del mundo y no comprometerse con nadie es la única forma de no volver a sufrir.
When will I see you again?”, pregunta en dos ocasiones aisladas la persona que nos habla sin dirigirse a ningún interlocutor en concreto, quizá recordando a un ser amado a quien extraña tanto que, en su pesar, se niega a tener que perder para siempre a nadie más y se conforma con alguien que le ayude en su vejez sin establecer vínculo afectivo alguno.
A Man Needs a Maid es el duro y amargo relato de los miedos y el dolor de quien espera la muerte en soledad, magistralmente convertido en canción y fantásticamente orquestado». (artículo completo)

Trad. Ada Trzeciakowska

Un hombre necesita una mujer que lo ayude

Mi vida está cambiando de muchas maneras.
Ya no sé en quién confiar.
Hay una sombra que atraviesa mis días
como un mendigo que va de puerta en puerta.

Estaba pensando: y si me busco a una mujer que me ayude…
Encuentro un lugar cerca para que se quede.
Sólo a alguien que mantenga mi casa limpia,
prepare las comidas y luego se vaya.

Una mujer. Un hombre necesita una mujer que lo ayude.
Una mujer.

Es difícil hacer ese cambio
cuando la vida y el amor se vuelven extraños y fríos.

Para dar bien el amor tienes que vivir el amor.
Para vivir el amor tienes que ser parte de él.
¿Cuándo te volveré a ver?

Hace un tiempo en algún lugar,
no sé exactamente cuándo
estaba viendo una película con un amigo.
Me enamoré de la actriz.
Ella interpretaba un papel que pude entender.

Una mujer. Un hombre necesita una mujer que lo ayude.
Una mujer.

¿Cuándo te volveré a ver?

Mężczyzna potrzebuje kobiety

Moje życie zmienia się na tak wiele sposobów.
Nie wiem już, komu mogę zaufać.
Cień biegnący poprzez me dni,
Jak żebrak chodzący od drzwi do drzwi.

Pomyślałem, że może znajdę sobie kobietę do pomocy
Znajdę niedaleko miejsce by się zatrzymała.
Po prostu kogoś, kto utrzymywałby porządek w domu,
przygotowywał posiłki i odchodził co dzień.

Kobieta. Mężczyzna potrzebuje kobiety do pomocy.
Kobiety.

Ciężko jest wprowadzić zmianę, kiedy życie i miłość
stają się dziwnie zimne i obce.

By dać miłość, musisz żyć miłością.
Aby żyć miłością, musisz być jej częścią.
Kiedy zobaczę cię znowu?

Jakiś czas temu, nie wiem kiedy,
Oglądałem film z moim przyjacielem.
Zakochałem się w aktorce.
Ona grała rolę, którą mogłem zrozumieć.

Kobieta. Mężczyzna potrzebuje kobiety do pomocy.
Kobiety.

Kiedy zobaczę cię znowu?

A Man needs a maid

My life is changing in so many ways
I don’t know who to trust anymore
There’s a shadow running thru my days
Like a beggar going from door to door.

I was thinking that maybe I’d get a maid
Find a place nearby for her to stay.
Just someone to keep my house clean,
Fix my meals and go away.

A maid. A man needs a maid.
A maid.

It’s hard to make that change
When life and love turns strange.
And cold.

To give a love, you gotta live a love.
To live a love, you gotta be part of
When will I see you again?

A while ago somewhere, I don’t know when,
I was watching a movie with a friend.
I fell in love with the actress.
She was playing a part
that I could understand.

A maid. A man needs a maid.
A maid.

When will I see you again?

Adrienne Rich

1929-2012, EE. UU

Sobre Tina Modotti escribió Pablo Neruda:

“Puro tu nombre suave, pura tu frágil vida,
abejas, sombras, fuego, nieve, silencio y espuma,
combinaron con acero, alambre y
polen para crear tu firme  
y delicado ser”.

Trad. Natalia Carbajosa

modotti

Tus huellas de luz sobre papel fotosensible
la máquina de escribir que hiciste famosa
mis pasos tras de ti por el hueco de roble gastado
y con restos de periódico de la escalera
el vaho del aliento manchando las ventanas
pasillos de baldosa y enlucido amarillento
si es aquí donde te he de buscar
pues aquí es donde te he de encontrar

Desde el óvalo mojado de una farola inclinada
sobre un bordillo cubierto de periódicos
cuyos titulares te apuntan justo a los ojos
hasta la luz oscura en el aire condensado de una estancia
estos pasos con los que te sigo
por las baldosas de un pasillo rojo
si éste es el modo de encontrarte
claro está que es así como he de encontrarte

Tendidos a secar tus negativos en un cuarto oscuro
colgados sobre el óvalo de una bañera
tus huellas de luz sobre papel fotosensible
curvándose en montones bajo cristales ennegrecidos
tu guarida siempre arriba
el gesto severo de tus cejas
–estos pasos con los que te sigo
no son para apresarte–

Las rectas pestañas de tu mirada
la máquina de escribir que hiciste famosa
tu inmensa voluntad de capturar y encuadrar
lo que fue y es, aún líquido, fluido
sobre tus testimonios revelados, tu
bombilla en un techo descascarillado
pues si así es como te encuentro

Modotti así te encuentro
Bajo la luz roja de tu cuarto oscuro
desde tu vecindario de volcanes
hasta el geranio clavado en una lata
sobre la pared de tu guarida en lo alto
casi sin resuello una ventana
de la revolución te admitió
en esta escalera amarillenta en este ojo de largas pestañas
                                                                                                                                 estos
pasos con los que te sigo

Tina Modotti, portal de una casa en Breslavia

Tłum. Ada Trzeciakowska

modotti

Twoje odciski światła na czułym papierze
ta maszyna do pisania, którą uczyniłaś sławną
moje kroki podążające za tobą po schodach…
szyby ze spękanego dębu i strzępów gazet
te szyby okienne zamazane zduszonym oddechem
korytarze kafli i pożółkłego tynku
skoro mam cię tu szukać
to tu cię odnajdę

Od mokrego rombu ulicznej latarni wygiętego
nad krawężnikiem oklejonym gazetami
z nagłówkami wymierzonymi w twoje oczy
do mrocznego, zamglonego oddechem pokoju
tymi śladami podążam za tobą
po płytach czerwonego korytarza.
skoro to sposób, by cię znaleźć
oczywiście, że tak cię odnajdę

Twoje negatywy rozwieszone w ciemni
zamocowane nad zaokrąglonym rombem wanny
twoje odciski światła na czułym papierze
w stosy zwiniętych pod poczerniałymi szybami
twoja kryjówka zawsze na górze
surowa ekspozycja twoich brwi
– tymi śladach podążam z(a) tobą
lecz nie po to, by cię złapać.

Sztywne rzęsy twojego błyskowego oka
ta maszyna do pisania, którą uczyniłaś sławną
twoja wielka wola, by złapać i ująć w ramy
to co było, jest, wciąż płynne, potoczyste jak
twoja ekspozycja manifestów, twoja
żarówka pod spękanym sufitem
skoro w ten sposób cię odnajdę

Modotti, tak cię odnajduję
W czerwonym świetle twojej ciemni
od twojego sąsiedztwa wulkanów
po pelargonie wetknięte w puszkę
na ścianie twojej kryjówki na górze
w urwanym oddechu okno
rewolucji popchnęło cię
na te pożółkłe schody, w tym wielkim ocienionym rzęsami oku
                                                                                                                                    tymi
 śladami podążam z(a) tobą

MODOTTI

Your footprints of light on sensitive paper
that typewriter you made famous
my footsteps following you up stair-
wells of scarred oak and shredded newsprint
these windowpanes smeared with stifled breaths
corridors of tile and jaundiced plaster
if this is where I must look for you
then this is where I’ll find you

From a streetlamp’s wet lozenge bent
on a curb plastered with newsprint
the headlines aiming straight at your eyes
to a room’s dark breath-smeared light
these footsteps I’m following you with
down tiles of a red corridor
if this is a way to find you
of course this is how I’ll find you

Your negatives pegged to dry in a darkroom
rigged up over a bathtub’s lozenge
your footprints of light on sensitive paper
stacked curling under blackened panes
the always upstairs of your hideout
the stern exposure of your brows
—these footsteps I’m following you with
aren’t to arrest you

The bristling hairs of your eyeflash
that typewriter you made famous
your enormous will to arrest and frame
what was, what is, still liquid, flowing
your exposure of manifestos, your
lightbulb in a scarred ceiling
well if this is how I find you

Modotti so I find you
In the red wash of your darkroom
from your neighborhood of volcanoes
to the geranium nailed in a can
on the wall of your upstairs hideout
in the rush of breath a window
of revolution allowed you
on this jaundiced stair in this huge lashed eye
                                                                                              these
footsteps I’m following you with

Edward Stachura

1937-1979, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

La amaré con el poder de la voluntad (frg.)

– La primera vez que te vi fue de paso. Seguramente no sabes ni dónde ni cuándo. Es una historia extraña, una historia extraña muy bonita, que quizá te cuente algún día.
        Hizo una pausa, miró a la ventana y a mí de nuevo.
         – Sí, todo lo que pienso de ti lo he imaginado. Bueno, varias personas me ayudaron un poco a imaginarte. Me ayudaron en el sentido de que hablaron de ti de forma desfavorable o incluso negativa. O incluso hostil. Y eso es lo que me ha gustado. Si hubieran hablado bien de ti, eso me habría molestado. De verdad. Porque los conozco un poco, al menos los conozco lo suficiente para saber que esa gente no puede hablar bien de ti. Si eres como te imaginaba, sólo pueden hablar mal de ti. Y eso es lo que comentaron y me cuadró. De mí también dicen todo tipo de cosas poco alentadoras sólo porque tengo una opinión sobre determinadas cosas diferente a la suya. Pero da igual. Son tonterías, lo sabes mejor que yo.
        Hizo una pausa y volvió a mirar por la ventana. Saqué un cigarrillo de la cajetilla, lo encendí y pensé: ¿cómo puede saber esta chica cosas tan distintas: pequeñas y grandes? ¿Y quién es ella? ¿Y cuándo y dónde, fugazmente, como dice ella, nos conocimos? ¿En algún sueño?
         – Me gusta verte fumar – dijo ella. – El humo te envuelve levemente y a pesar de ello me resultas más real, o mejor dicho: menos irreal.      
No sabía cómo comportarme después de estas palabras y procuré sonreír.
         – Y a este hombre me gustaría darle, simplemente, -como un regalo del día del santo o un regalo de cumpleaños- toda mi vida. Por completo. Me gustaría estar a su lado y viajar con él y esperarle cuando no pueda llevarme con él. Me gustaría mantener la casa limpia para él y hacer provisiones para el invierno, compotas, mermeladas, setas en escabeche, pepinos agrios, embotellar la acedera, tomates, preparar chucrut y otras maravillas. Me encantaría tejerle una bufanda larga y cálida y un jersey cálido, y unos guantes cálidos, y un gorro cálido, y unos calcetines muy cálidos, y todo eso. Porque, sí, puedes hacer algo para ti, pero para otra persona puedes hacer algo increíblemente hermoso, todo. Todo. Y, no sé… tal vez mañana el sol se apague, es posible, tal vez; o puede que lo cubra, para siempre, algún terrible y monstruoso hongo… Es posible también.
        Qué cosas más increíbles cuenta esa chica -pensé-. Cómo ha podido preservarse y salvar un pensamiento tan anticuado en este mundo, entre gente que -al no poder amar ellos mismos con tanta fuerza y sencillez- hace todo lo posible por humillar ese amor, por deshonrarlo, por pisotearlo, por destruirlo, por asesinarlo (porque la alteridad irrita la uniformidad). Y con este propósito destructivo y asesino idearon unas prácticas especiales, una filosofía especial, un arte especial, unos especialistas-artistas especiales, todo un mundo especial. Y, sí, sí, después de todo, el sol puede apagarse mañana o puede taparlo algún terrible y monstruoso hongo. Para siempre, mañana, pasado mañana, para siempre, puede pasar.
   – Y sabes -retomó-, tal vez sea obvio para ti, pero yo también quiero decírtelo, decirte directamente, que estoy a favor de la fidelidad, de la fidelidad absoluta…
        Un pájaro libre es la criatura más fiel de este mundo – me dije pensando. Pero no sabía realmente por qué había dicho esa frase en mi mente, ni sabía lo que esa frase -en toda su extensión, en toda su dimensión alada- significaba.
         – …y a este hombre, por supuesto, le sería absolutamente fiel. De este modo, que probablemente sea la única manera de ser fiel a mí misma. Sería la que quiero ser y la que realmente soy. Lo sé. Lo siento. Este hombre me ayudaría en esto, me ayudaría a ser esta y no otra, y yo igual, trataría de ayudarlo en todo. Porque, creo, que ciertamente no le molestaría en nada. Es muy difícil hablar de estas cosas y muy incómodo. Y creo que es mejor no insistir en algo, porque es cuando parece sospechoso. 
  
   Hizo una pausa, respiró profundamente y volvió a mirar a la ventana, como dándome así la oportunidad de calmarme después de cada oleada de sus confidencias, y a ella misma como si extrajese de allí, de la ventana o desde detrás de la ventana, alguna fuerza que le hacía falta. Ella miraba a la ventana, y yo la miraba a ella, su perfil y pensaba: con el corazón no podría, porque una vez tuve un corazón y se me partió tremenda y completamente, y no fui capaz de pegar las cáscaras de esa jarra, ni con lágrimas -con ese pegamento blanco-, ni con la sangre -con ese pegamento rojo-, y por eso no tengo corazón, no lo tengo, entonces con el corazón no podría, pero sí podría amar a tal ser con el PODER DE LA VOLUNTAD. Con mi primero, virgen, enorme y libre amor de la voluntad. De dónde ha salido esta chica, aquí, delante de mí, casi al alcance de la mano, ella, que es así, como si la hubiera creado algún anhelo desgarrador e indecible, ya no el anhelo del corazón, sino de otra cosa, no sé de qué… El anhelo del espíritu. Mi anhelo.
        La chica apartó los ojos de la ventana y me miró. Pero seguía guardando silencio. Miraba. Volvió a haber en esa mirada lo que hubo al principio, cuando empezó a hablarme, algo parecido a cuando uno está en un muelle y mira un barco que se desliza lentamente hacia el embarcadero, pero todavía está un poco lejos y con los ojos desnudos y anhelantes, sin recurrir al uso de unos pequeños prismáticos, no puede distinguir los rasgos faciales de los pasajeros que están en el puente. Guardé silencio como ella. De repente me di cuenta de que no había dicho una palabra en todo este tiempo.

Fotograma de Adiós, hasta mañana (1960) de Jerzy Morgenstern y cartel de Cómo ser amada (1962) de Wojciech Jerzy Has

Pokocham ją siłą woli (frg.)

– Pierwszy raz zobaczyłam cię przelotnie. Ty na pewno nawet nie wiesz gdzie i kiedy. To dziwna historia, bardzo ładnie dziwna, o której ci kiedyś może opowiem.
        Przerwała, spojrzała w okno i znowu na mnie.
         – Tak, wszystko, co myślę o tobie, to sobie wyobraziłam. No, trochę mi dopomogli w wyobrażeniu sobie ciebie różni tacy ludzie. Dopomogli mi w tym sensie, że mówili o tobie niezbyt przychylnie lub wręcz źle. Lub wręcz wrogo. I to mnie właśnie ucieszyło. Gdyby mówili o tobie dobrze, to by mnie właśnie zmartwiło. Naprawdę. Bo ja ich trochę znam, w każdym razie znam na tyle, że wiem, że ci ludzie nie mogą mówić o tobie dobrze. Jeżeli jesteś taki, jakiego ja sobie ciebie wyobraziłam, to oni mogą mówić o tobie tylko źle. Tak też mówili i to mi się zgadzało. O mnie też opowiadają różne nie budujące rzeczy tylko dlatego, że myślę o pewnych sprawach inaczej niż oni. Ale co tam. To wszystko głupstwa, o czym wiesz lepiej ode mnie.
        Przerwała i znowu spojrzała w okno. Ja wyciągnąłem z paczki papierosa, zapaliłem i myślałem: skąd ta dziewczyna wie takie różne rzeczy: małe i duże? I kim ona jest? I kiedy i gdzie, przelotnie, jak mówi, pierwszy raz się spotkaliśmy? We śnie jakimś?
         – Lubię patrzeć, jak palisz – powiedziała. – Dym cię leciutko osnuwa, ale pomimo to jesteś dla mnie wtedy bardziej realny lub raczej: mniej nierealny.
        Zupełnie nie wiedziałem, jak po tych jej słowach się zachować, i spróbowałem jakoś tam się uśmiechnąć.
         – Wiesz, temu jednemu mężczyźnie chciałabym dać, tak zwyczajnie, tak najzwyczajniej w świecie – jak podarek imieninowy czy urodzinowy – całe moje życie. Bez reszty. Chciałabym być z nim i podróżować z nim, i czekać na niego wtedy, kiedy nie mógłby mnie ze sobą zabierać. Chciałabym dla niego utrzymywać dom w czystości i robić zapasy na zimę, kompoty, konfitury, marynować grzyby, kwasić ogórki, butelkować szczaw, pomidory, kisić kapustę i inne wspaniałości. Chciałabym mu zrobić na drutach albo na szydełku długi długi ciepły szalik i ciepły sweter, i ciepłe rękawiczki, i ciepłą czapkę, i bardzo ciepłe skarpety, i w ogóle. Bo to tak jest, że dla siebie, owszem, można coś tam zrobić, ale dla drugiego człowieka to już można coś niesamowicie pięknego zrobić, wszystko. Wszystko. I, czy ja wiem… może jutro zgaśnie słońce, przecież może; albo nam je przesłoni, na zawsze, jakiś straszny potworny grzyb… Przecież może.
        Jakże niesamowicie mówi ta dziewczyna – myślałem. Jakim sposobem ona uchowała się i uchowała takie myślenie niemodne w świecie tym, wśród ludzi tych, którzy – sami nie potrafiąc tak mocno i prosto kochać – wszystko robią, żeby taką miłość poniżyć pognębić zhańbić zdeptać zniszczyć zamordować (bo inność drażni jednakowość). I specjalne obyczaje w tym niszczycielskim morderczym celu stworzyli, specjalną filozofię, specjalną sztukę, specjalnych specjalistów-artystów, cały specjalny świat. I, no tak, no tak, przecież może jutro zgasnąć Słońce albo może nam je przesłonić jakiś straszny potworny grzyb. Na zawsze, jutro, pojutrze, na zawsze, przecież może się to stać.
         – I wiesz – podjęła ona – może to dla ciebie oczywiste, ale też ci chcę o tym powiedzieć, powiedzieć wprost, że jestem za wiernością, za wiernością absolutną…
        Wolny ptak jest najwierniejszym stworzeniem tego świata – powiedziałem do siebie w myśli. Ale nie bardzo wiedziałem, po co mi się to zdanie w myśli powiedziało, ani nie wiedziałem, co to zdanie – w całej swojej rozciągłości, w całej swojej skrzydlatości – oznacza.
         – …i temu jednemu mężczyźnie byłabym oczywiście absolutnie wierna. W ten sposób, w ten chyba jedyny sposób byłabym też sobie wierna. Byłabym taka, jaka chcę być i jaka naprawdę jestem. Ja to wiem. Ja to czuję. Ten mężczyzna by mi pomógł w tym, by mi pomógł taką a nie inną być, a ja bym się starała tak samo we wszystkim mu pomóc. Bo, myślę, że na pewno bym mu w niczym nie przeszkadzała. Ogromnie ciężko jest o takich sprawach mówić i ogromnie niezręcznie. I raczej nie powinno się zapewniać o czymś, bo to wtedy właśnie wygląda podejrzanie.

        Przerwała, zaczerpnęła głęboko powietrza i znowu spojrzała w okno, jak gdyby dając mi w ten sposób możność ochłonięcia po każdej fali swoich wynurzeń, a sama jak gdyby czerpiąc stamtąd, z okna lub zza okna, jakieś potrzebne jej siły. Patrzyła w okno, a ja patrzyłem na nią, na jej profil i myślałem: sercem nie mógłbym, bo serce miałem kiedyś jedno i mi się potrzaskało straszliwie i doszczętnie, i nie udało się pokleić skorupek tego dzbanka, ani łzami – tym klejem białym, ani krwią – tym klejem czerwonym, i tak nie mam serca, nie mam, więc sercem nie mógłbym, ale mógłbym taką istotę pokochać SIŁĄ WOLI. SIŁĄ WOLI pokochać istotę taką mógłbym. Pierwszą dziewiczą i wielką i wolną miłością wolnej mojej woli. Skąd ona wzięła się, ta dziewczyna, tu, przede mną, prawie na wyciągnięcie ręki, ona, co jest taka, jak gdyby ją stworzyła jakaś niewysłowiona rozdzierająca tęsknota, już nie serca tęsknota, ale czegoś innego, nie wiem czego… Ducha tęsknota. Moja tęsknota.
        Dziewczyna odwróciła oczy od okna i spojrzała na mnie. Ale dalej milczała. Patrzyła. Było w tym patrzeniu znowu to, co było na początku, kiedy zaczęła do mnie mówić, coś z tego jak kiedy się stoi na nabrzeżu portowym i się patrzy na wolno sunący ku kei statek, ale jest on jeszcze trochę daleko i stęsknionymi nagimi oczami, bez pomocy małej lornetki, nie można rozróżnić rysów twarzy stojących na mostku pasażerów. Milczałem jak ona. Zdałem sobie nagle sprawę, że przez-ten-cały-czas nie powiedziałem ani jednego słowa.

Eugenio Montejo

1938-2008, Venezuela

LA CAsa

En la mujer, en lo profundo de su cuerpo
   se construye la casa,
   entre murmullos y silencios.
Hay que acarrear sombras de piedras,
   leves andamios.
   imitar a las aves.

Especialmente cuando duerme
   y en el sueño sonríe
   —nivelar hacia el fondo,
    no despertarla;
seguir el declive de sus formas,
los movimientos de sus manos.

Sobre las dunas que cubren su sueño
    en convulso paisaje,
    hay que elevar altas paredes,
fundar contra la lluvia, contra el viento,
    años y años.

Un ademán a veces fija un muro,
de algún susurro nace una ventana,
desmontamos errantes a la puerta
    y atamos el caballo.

Al fondo de su cuerpo la casa nos espera
y la mesa servida con las palabras limpias
para vivir, tal vez para morir,
   ya no sabemos,
porque al entrar nunca se sale.

Escena de El espejo de Andréi Tarkovsky

Tłum. Ada Trzeciakowska

Dom

W kobiecie, w głębi jej ciała
   buduje się dom
   wśród szmerów i ciszy.
Trzeba przytaszczyć cienie kamieni,
    lekkie rusztowania.
    naśladować ptaki.

Zwłaszcza, gdy śpi
    i we śnie się uśmiecha
    -wyrównać do głębi,
    nie zbudzić jej;
śledzić pochyłość jej kształtów,
ruchy jej rąk.

Na wydmach pokrywających jej sen
    w konwulsyjnym krajobrazie,
    trzeba wznieść wysokie ściany,
wesprzeć by chroniły przed deszczem, przed wiatrem,
    przez lata.

Jeden gest czasem jest spoiną dla muru,
z jakiegoś szeptu rodzi się okno,
zsiadamy z siodeł zbłąkani przy drzwiach,
  wiążemy konia.

W głębi jej ciała czeka na nas dom
a na stole podano czyste słowa
do życia, a może do śmierci,
   już nie wiemy,
bo gdy wejdziemy, nie chcemy go opuszczać.

Yu Xiuhua

1976 – , China

Artículo sobre Yu Xiuhua -poeta que actualmente más poemarios vende en China: mujer, con discapacidad, de profunda provincia-.

Trad. Feng Lan y Juan Carlos Galeano

Los trigales se van poniendo amarillos

Primero los trigales frente a mi casa se van poniendo amarillos, 
en todo Hengdian, luego, en la llanura de Hanjiang.

Los trigales silenciosos bajo la luna; entre ellos se rozan tiernos.
Es el amor de las cosas en el mundo.

En la vastedad de amarillos tan poderosa, cómo me gusta 
estar contigo, lugarcito blanco de mi vida.  

A medianoche mi padre fuma, la luna en su espalda.
Sus hombros, en los que nacieron miles de espigas de trigo, 
cada día más pequeños.

Oh padre, tu felicidad es la piel tostada del trigo.
Tu miseria, corazón blanco de un grano de trigo.

Me gusta haber llegado a este lugar,
pasar como un gorrión con el cielo en su pico. 

Vincent van Gogh

Tłum. Ada Trzeciakowska

Żółkną pola pszenicy

Najpierw żółkną pola pszenicy przed moim domem,
w całym Hengdian, potem na równinie Hanjiang.

Milczące w świetle księżyca łany pszenicy, ocierają się lekko o siebie.
Wszystkie rzeczy na ziemi są w sobie zakochane.

W ogromie pożółkłej przestrzeni, jak mogę znaleźć białe
ziarno i zamieszkać je?

W środku nocy, widzę ojca palącego papierosy, dźwiga księżyc na grzbiecie.
-Ramiona, z których wyrosły tysiące kłosów pszenicy,
stają się coraz węższe i węższe.

 Och ojcze, twoje szczęście to spieczona skórka pszenicy.
Twoja nędza jest czystym, białym sercem pszenicznego ziarna.

Jestem zadowolona, że trafiłam w to miejsce,
jak wróbel taszczący błękit nieba w dziobie.


Papusza/Bronisława Wajs

1908/1910-1987, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

¿dónde está mi falda de todas las flores del mundo recortada?

(kaj sy miri podźi)*

Señor, ¿dónde está mi falda,
la roja y la blanca,
de todas las flores recortada?
¿Quién la hizo jirones?
¿Dónde está? ¡Decidme!
Dios mío, era tan bonita,
¿cómo puedo olvidarla?
 
Mis bosques blancos, rojos y verdes,
mis noches negras,
ni las horas grises del alba
ya nada recuerdan,
nada saben
por dónde una campesina
o quizás gitana,
se pasea en mi falda,
¡riéndose y cantando!
 
Señor, ¡cómo la estuve cosiendo!
¡Cómo la estuve adornando!
En las colinas y en los valles, me paro,
miro por aquí y por allá
¿dónde está mi falda
negra, roja, blanca,
de todas las flores recortada?
 
Y grité: ¿Qué ha pasado?
¿Queréis perder mi falda?
Todavía tiene que estar por ahí,
vieja y desgastada.
 
La cosí hace tanto tiempo,
de repente se me cayó de las manos
cuando me venció el sueño.
Pero ahora estoy despierta y os digo
que la encontraré de nuevo.

*título en el idioma romaní en el que escribía Papusza (muñeca en romaní)

Obra de Małgorzata Mirga-Tas, artista de origen romaní

GDZIE JEST MOJA SPÓDNICA ZE WSZYSTKICH KWIATÓW ŚWIATA

(kaj sy miri podźi)

Panie, gdzie jest moja spódnica,
ta czerwona i biała,
ze wszystkich kwiatów świata?
Kto mi ją podarł na strzępy?
Gdzie jest ona, powiedzcie!
Mój Boże, taka śliczna była,
jakże mam ją zapomnieć?

Moje białe, czerwone i zielone lasy,
moje czarne wieczory,
godziny północne
już nic nie pamiętają
i nie wiedzą wcale,
gdzie chłopka jakaś,
a może Cyganka,
chodzi w mojej spódnicy,
śmieje się i śpiewa!

Panie, jak ja ją szyłam!
Jak ją układałam!
Daleko w górach, dolinach przystaję,
tu i tam się rozglądam:
gdzie jest moja spódnica
czerwona, biała, czarna,
ze wszystkich kwiatów świata?

I zawołałam: – co się stało?
Chcecie gdzieś zgubić suknię moją?
Jest ona jeszcze,
choć już bardzo stara.

Dawno ja szyłam sobie,
aż raz z rąk mi wypadła,
kiedy sen mnie zmorzył.
Alem się obudziła i wróże ci, panie,
że ją znajdę jeszcze.

Papusza/Bronisława Wajs

1908/1910-1987, Polonia

En colaboración con La reversible

Trad. Ada Trzeciakowska

NO VOLVERÉ A PONER UN PIE,
ALLÍ DONDE ANTES VAGABAN LOS GITANOS

(me na dźawa pre do droma,
karik tradenys charga Roma)*

Ah, gente, ¿de nuestras vidas queréis saber,
tener auténticas nuevas sobre los gitanos?
Sé que no me vais a creer,
pero, escuchad mi canto, por favor
y creedme, ni una sola palabra he mentido

Os voy a cantar sobre una madre y sus hijos
que grandes miserias han sufrido.
No volveré a los bosques negros
por los que antes vagaban los gitanos.
-creedme, ¡antes me muero!-
¡Porque ese camino está maldito!
Allí crecieron los pobres gitanillos.
Por donde solía ir, eso deciros no puedo.
Allí crecí, allí nací.
En mi vejez
a razonar aprendí.

No volveré a poner un pie en esa espesura
que los gitanos atravesaban de noche oscura.
Los niños prestaban oído -a ellos y a la luna
los pájaros de la muerte los acunan-.

¡Caminos, rutas, sendas!
¡Espesuras negras, negras!
Gente, qué difícil es contaros
cómo era vivir bajo el cielo raso
cómo era morar entre los pinos.
Que se pierdan los viejos caminos
que nos llevaban sin aliento,
allí donde soplaban los vientos.

Por todos lados en el páramo
no hay más que hojas secas,
miedo a que los niños se congelen.
¿Cómo volver a aquellas sendas,
a las moradas gitanas verdes?

Nuestras vidas eran extrañas, sabedlo.
Pero un gitano no cambiaría con un campesino.
En el bosque negro tantos años
han resistido los gitanos,
por tantos caminos han andado.
Los cascos de los negros y rucios caballos
resonaban al son de nuestro tambor.
Los hijos dejaban huellas de pies descalzos.
Y aunque las desgracias nos atormentaron
estábamos felices y afortunados
como en las hojas lo son los pájaros
bajo el verde sol de mayo.
¡Oh, nuestra antigua vida, nuestro vagabundeo!
¡Ahí va la caravana, los carromatos con jaleo!
Y en los vagones crujen las ruedas,
relinchan los caballos, ladran los perros,
el bosque lo difunde todo con el viento
La gente sus casas cierra,
ya de lejos nos ahuyenta.

Nuestros hijos piden pan…
Hemos de buscar otra senda.
Hasta un pueblo seguir el viaje,
pedir el pan en otro paraje.

Si Dios nos diese noches negras,
llenaría con carne la olla entera…
Ojalá Dios no permita que llueva
¡y no rompa mi tienda una tormenta!
No hay pan ni otro alimento,
¡salvo el cielo, salvo el viento!…

Ni a la derecha ni a la izquierda
ni siquiera una pequeña senda.
¿Dónde puede ir el pobre gitano,
si lo persigue hasta un extraño?…
Así es como vivía el humilde gitano.
¡Malditos están aquellos caminos!
No volveré a esos senderos malignos.
Yo, que amo el bosque y su canto verde,
cada animal y cada árbol que en él crece.

*título en el idioma romaní en el que escribía Papusza (muñeca en romaní)

Fotogramas de Papusza (2013) de Krzysztof Krauze; dos fotografías de Bronisława Wajs

JUŻ MOJA NOGA NIE POSTANIE,
GDZIE NIEGDYŚ JEŻDZILI CYGANIE

(me na dźawa pre do droma,
karik tradenys charga Roma)

Ach, ludzie, chcielibyście poznać nasze życie,
prawdziwe o Cyganach wieści?
Ja wiem, że mi nie uwierzycie,
ale proszę – wysłuchajcie pieśni
i wierzcie, żem w niej ani słowa nie skłamała.

Śpiewam, jak kiedyś z dziećmi matka
biedowała.
Nie pójdę już do czarnych lasów,
wierzcie mi – niechaj zginę! –
gdzie wędrowali kiedyś Cyganie.
Bo ta droga – przeklęta!
Tam rosły biedne Cyganięta.
Gdzie ja bywałam – nie powiem.
Tam rosłam, tam się urodziłam.
Na stare lata
rozumu się nauczyłam.

Już moja noga nie postanie
tam, kędy ciemną nocą jeździli Cyganie.
Przysłuchiwały się dzieci – to dla nich
ptaki zmarłych śpiewały nocami.

Drogi, drogi, drożyny!
Czarne, czarne gęstwiny!
Ludzie, tak ciężko opowiedzieć,
jak pod gołym niebem się wiedzie,
jak żyło się w lasach Cyganom.
Niech dawne drogi przepadną,
co we wszystkie strony nas gnały,
którędy wiatry wiały.

We wszystkich stronach na odludziu
nic nie ma – tylko zeschły liść,
strach, żeby dzieci nie pomarzły nam.
Jak nam na tamte drogi iść,
gdzie kiedyś żyli Cyganie?

Dziwne było nasze życie – wiedzcie o tym.
Ale Cygan nie zamieniłby się z chłopem.
Tyle lat w czarnym lesie
przeżyli Cyganie przecie,
drogami, drożynami jeździli po świecie.
Kare konie, siwe konie kopytami
na kamieniach naszym pieśniom wtórowały.
Dzieci nasze bose ślady zostawiały.
I choć biedy nam dojadły,
to szczęśliwiśmy bywali,
jak te ptaki pośród liści,
pod zielonym słońcem maja.
Och, to dawne życie nasze, wędrowanie!
Jedzie tabor, wozów wiele, w nich Cyganie!
A u wozów skrzypią koła,
psy szczekają, rżenie koni słychać w lesie,
las to wszystko z wiatrem niesie.
Ludzie domy zamykają,
z daleka nas odpędzają.

Dzieci nasze proszą chleba…
Gdzie indziej nam jechać trzeba.
Pojedziemy dalej do wsi,
tam będziemy chleba prosić.

Żeby Bóg dał noce czarne,
tobym zgotowała mięsa cały garnek…
Da Bóg, żeby deszcze nie padały –
namiot mój podarty cały!
Nie ma wody ani chleba,
nic oprócz wiatru, oprócz nieba!…

Ni na lewo, ni na prawo
małej dróżki nie ma nawet.
Gdzież pojedzie biedny Cygan,
co go obcy człowiek ściga?…
Tak żył kiedyś Cygan ubogi.
Przeklęte są tamte drogi!
Nie wrócę już na te drogi.
Ja, która kocham las i pieśni leśne,
i wszystko, co żyje i rośnie.

Jakub Sajkowski

1985 – , Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Perlas

Tiene encima un préstamo educativo, pero le compra perlas
o más bien » Pearl milk tea «,
(Té con leche al estilo taiwanés,
con bolas de tapioca negras dentro). Si los padres se enteran,
le prohibirían a su hija salir con ese pordiosero
sin coche y sin apartamento en alguna gran ciudad.
El chico le dice que no pasa nada, que trabajará duro.
Lee autobiografías de gente rica
y sus discursos motivadores. Luego ven juntos una película
donde las perlas de tapioca son lo más dulce del mundo
y todo comienza con ellas.

(De Ilha Formosa*, 2021)

*Ilha Formosa: nombre de Taiwán en la época colonial

Fotogramas de Millenium mambo de Hou Hsiao-Hsien

Perły

Ma kredyt studencki na głowie, ale kupuje jej perły
czy też raczej „Pearl milk tea”,
(herbata z mlekiem w stylu tajwańskim,
w niej czarne kulki z tapioki). Jakby rodzice się dowiedzieli,
zakazaliby córce spotykać się z tym dziadem
bez samochodu i mieszkania w dużym mieście.
Chłopak mówi jej, że nic nie szkodzi, będzie ciężko pracował.
Czyta autobiografie bogatych ludzi
i ich przemówienia motywacyjne. Potem ogląda z nią film,
w którym perły z tapioki są najsłodsze na świecie
i wszystko się od nich zaczyna.

(z Ilha Formosa*, 2021)

*Ilha Formosa – port. „piękna wyspa”, kolonialna nazwa Tajwanu.

María Ángeles Pérez López

¡Felicidades a María Ángeles en el día de su cumpleaños!

1967 – , España (Valladolid)

***

El bisturí inocula su dolor.
En el corte limpísimo florece
el polen que envenenan las avispas,
su aguijón turbulento y ofensivo.
La mesa del quirófano está lejos
de la luz y la tierra del jardín,
su amor desesperado por la vida
y el material mohoso del origen,
lejos de la pasión de los hierbajos
y la piedra porosa en la que sangra
la desgastada edad de las vocales
que escribieron verdad y compañía.

En la asepsia que exige el hospital,
el bisturí recorta el corazón
de la página blanca del poema,
la sábana que tapa el cuerpo enfermo.
No queda ni memoria ni alarido,
tan solo un hueco rojo en el lenguaje.
En la mano que empuña la salud
hay sin embargo un corte diminuto,
una línea de sangre y su alfabeto.

Fotografías de Laura Makabresku

Tłum. Ada Trzeciakowska

***

Skalpel zaraża swoim bólem.
W dziewiczym nacięciu rozkwita
pyłek zatruwany przez osy,
ich gniewne i zaczepne żądło.
stół operacyjny daleko
od światła i ziemi ogrodu,
jego kurczowej żądzy życia
i pleśni materii początku,
daleko od uporu chwastów
i porów kamienia, gdzie krwawi
wyniszczony czas samogłosek,
zapisawszy prawdę i więzi.

Pośród szpitalnej aseptyki,
ostrze skalpela wycina kształt
serca na białej strony wiersza,
prześcieradle na chorym ciele.
Nie została pamięć ani krzyk,
tylko krwawa dziura w języku.
Na dłoni, która włada zdrowiem
jest jednak niewielkie nacięcie,
nikła strużka krwi, jej alfabet.

Adrienne Rich

1929-2012, EE. UU

Trad. María Soledad Sánchez Gómez

Instantáneas de una nuera (1-3)

1.
Tú, antaño una beldad en Shreveport,
con cabellos teñidos de henna, 
la piel como un capullo de melocotón,
aún te haces vestidos copiados de aquella época,
y tocas un preludio de Chopin
del que Cortot dijo: «Deliciosos recuerdos
fluyen como perfume a través de la memoria
».

Tu mente ahora, 
desmoronándose como una tarta nupcial,
cargada de experiencias inútiles, rica
en sospechas, rumores, fantasías,
rompiéndose bajo el filo del cuchillo
de la realidad. En la plenitud de tu vida.

Excitada, colérica, tu hija
seca las cucharas, crece de otra forma.

2.
Golpeando la cafetera en el fregadero
oye a los ángeles recriminándola, y mira hacia fuera
más allá de los jardines rastrillados, al sucio cielo.
Hace sólo una semana le dijeron: No seas paciente.

La vez siguiente fue: Sé insaciable.
Luego: Sálvate a ti misma; no puedes salvar a otros.
A veces deja que el agua del grifo le escalde el brazo
que una cerilla arda hasta quemarle la uña del pulgar,

o mantiene la mano sobre el escape de la tetera
justo sobre el denso vapor. Son ángeles probablemente,
ya que a ella ya nada le duele, excepto
la arenilla que cada mañana se le mete en los ojos.

3.
Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la agarra. Y la Naturaleza,
ese arcón de tempora y mores,
con tapas alabeadas, todavía útil,
se atiborra con todo ello: las mohosas flores de naranjo,
las píldoras femeninas, los tremendos senos
de Boadicea bajo lisas cabezas de zorro y orquídeas.

A través del cristal tallado y la mayólica
oigo gritar a dos atractivas mujeres, enzarzadas en una discusión,
las dos orgullosas, agudas, sutiles,
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
el discurso ad feminam, te clavo
todos los viejos cuchillos que se han oxidado en mi espalda,
ma semblable, ma soeur!

Isabelle Huppert en Villa Amalia, adaptación de la novela homónima de Pascal Quignard

Tłum. Ada Trzeciakowska

Obrazki z synową (1-3)

1.
Ty, dawniej piękność w Shreveport,
o włosach pokrytych henną i skórze brzoskwiniowego pąku,
nadal zakładasz kopie sukienek z tamtych czasów,
i grywasz to preludium Chopina,
o którym Cortot mawiał: «Słodkie wspomnienia
płyną przez pamięć niczym perfumy
». 

Twój rozum teraz, rozpadający się jak ślubny tort,
nasączony bezużytecznym doświadczeniem, bogaty
w podejrzenia, pogłoski, fantazje,
kruszy się na kawałki pod ostrzem noża
czystych faktów. W najlepszym okresie życia.

Porywcza, posępna, twoja córka
wyciera łyżeczki, dorasta w inny sposób.

2.
Uderzając kawiarką o zlew
słyszy strofujące ją anioły, sięga wzrokiem
ponad zagrabiony ogródek aż do brudnego nieba.
Ledwo tydzień temu powiedziały: Nie bądź cierpliwa.

Następnym razem było to: Bądź nienasycona,
Potem: Ratuj siebie, innych nie uratujesz.
Czasem pozwala strumieniowi wody sparzyć jej ramię,
zapałce oparzyć paznokieć na kciuku,

lub zatrzymuje dłoń nad dzióbkiem czajnika
wyrzucającego kłęby pary. To zapewne są anioły,
od kiedy nic już ją nie boli, oprócz tego
ziarenka piasku wpadającego do oka o poranku.

3.
Kobieta myśląca sypia z potworami.
Staje się dziobem, który się na niej zaciska. A Natura,
ten podróżny kufer pełen tempora i mores,
ze spaczoną pokrywą, przepastny wciąż
opycha się tym wszystkim: spleśniałymi kwiatami pomarańczy,
kobiecymi pigułkami, groźnymi piersiami
Boudiki pod płaskimi główkami lisów i orchideami.

Dwie urodziwe kobiety, w szale dyskusji,
obydwie dumne, bystre, przenikliwe, słyszę ich krzyk
poprzez kryształy i majolikę
niczym dwóch Furii odseparowanych od ofiary:
Kłótnia ad feminam, wbijam w twoje plecy te
wszystkie stare noże, które zardzewiały w moich,
ma semblable, ma soeur!

Snapshots Of A Daughter-In-Law (1-3)

1.
You, once a belle in Shreveport,
with henna-colored hair, skin like a peachbud,
still have your dresses copied from that time,
and play a Chopin prelude
called by Cortot: «Delicious recollections
float like perfume through the memory


Your mind now, moldering like wedding-cake,
heavy with useless experience, rich
with suspicion, rumor, fantasy,
crumbling to pieces under the knife-edge
of mere fact. In the prime of your life.

Nervy, glowering, your daughter
wipes the teaspoons, grows another way.

2.
Banging the coffee-pot into the sink
she hears the angels chiding, and looks out
past the raked gardens to the sloppy sky.
Only a week since They said: Have no patience.

The next time it was: Be insatiable.
Then: Save yourself; others you cannot save.
Sometimes she’s let the tap stream scald her arm,
a match burn to her thumbnail,

or held her hand above the kettle’s snout
right in the woolly steam. They are probably angels,
since nothing hurts her anymore, except
each morning’s grit blowing into her eyes.

3.
A thinking woman sleeps with monsters.
The beak that grips her, she becomes. And Nature,
that sprung-lidded, still commodious
steamer-trunk of tempora and mores
gets stuffed with it all: the mildewed orange-flowers,
the female pills, the terrible breasts
of Boadicea beneath flat foxes’ heads and orchids.

Two handsome women, gripped in argument,
each proud, acute, subtle, I hear scream
across the cut glass and majolica
like Furies cornered from their prey:
The argument ad feminam, all the old knives
that have rusted in my back, I drive in yours,
ma semblable, ma soeur!

Kenneth Rexroth

1905-1982, Estados Unidos

Trad. Carlos Manzano

Fugitiva

Traes destellos de lluvia en los cabellos
Brillantes que te cubren la frente;
Tienes húmedos los ojos, los labios mojados
Y gélidas y rígidas las mejillas del
Frío. ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo?
¿Por qué no has venido a mí hasta las
Tantas de la noche, tras caminar durante horas
Contra viento y lluvia? Quítate el vestido
y las medias, siéntate en este sillón profundo
Junto al fuego. Te voy a calentar los
Pies en mis manos. Te voy a calentar senos y
Muslos a besos. Ojalá pudiese encender
Un fuego en tu interior que nunca se extinguiese.
Ojalá pudiera estar seguro de que llevas
Bien dentro un imán que siempre te traerá a casa.

Tłum. Teresa Truszkowska

Uciekinierka

Krople deszczu lśnią na błyszczących
Włosach nad twoim czołem;
Twoje włosy są wilgotne a usta
Mokre i chłodne, policzek zziębnięty.
Dlaczego przebywałaś tak długo
Poza domem, dlaczego przyszłaś
Do mnie późno w noc
Po dalekiej wędrówce na wietrze i deszczu?
Zdejm suknię i pończochy.
Siądź w fotelu przed ogniem.
Ogrzeję twoje stopy swymi dłońmi.
Ogrzeję twe piersi i uda pocałunkami.
Chciałbym wzniecić w tobie
Ogień, co nigdy nie zagaśnie.
Chciałbym mieć pewność, iż głęboko ukryty
Jest w tobie magnes, co cię przyciąga do domu

Fotografía de Laura Makabresku

Runaway

There are sparkles of rain on the bright
Hair over your forehead;
Your eyes are wet and your lips
Wet and cold, your cheek rigid with cold.
Why have you stayed
Away so long, why have you only
Come to me late at night
After walking for hours in wind and rain?
Take off your dress and stockings;
Sit in the deep chair before the fire.
I will warm your feet in my hands;
I will warm your breasts and thighs with kisses.
I wish I could build a fire
In you that would never go out.
I wish I could be sure that deep in you
Was a magnet to draw you always home.

Louise Glück

1943 – , Estados Unidos

Trad. Andrés Catalán

La terquedad de Penélope

Un pájaro llega a la ventana. Es un error
considerarlos solamente
pájaros, muy a menudo son
mensajeros. Por eso, una vez
se precipitan sobre el alfeizar, se quedan
perfectamente quietos, para burlarse
de la paciencia, alzando la cabeza para cantar
pobrecita, pobrecita, un aviso
de cuatro notas, para volar luego
del alfeizar al olivar como una nube oscura.
¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana
a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas
y mi memoria es larga; ¿por qué iba a envidiar esa libertad
cuando tengo humanidad? Aquellos
que tienen el corazón más diminuto son dueños
de la mayor libertad.

Fotografía de Laura Makabresku

Tłum. Ada Trzeciakowska

Upór Penelopy

Ptak podleciał do okna. To błąd
uważać go
za ptaka, tak często są przecież
posłańcami. Dlatego opadłszy
na parapet, siedzą
idealnie nieruchome, podnosząc główkę by zaśpiewać
biedulko, biedaczynko, swoje trzynutowe
ostrzeżenie, a potem sfruwają
jak czarna chmura z parapetu do gaju oliwnego.
Ale kto mógłby wysłać tak nieważkie stworzenie
by osądzić moje życie? Myśli moje są głębokie
a pamięć długotrwała; jaki powód mam by zazdrościć mu wolności
jeśli dane mijest człowieczeństwo? Ci,
których serca są najmniejsze
największą cieszą się wolnością.

Fotografías de Laura Makabresku

Penelope’s Stubbornness

A bird comes to the window. It’s a mistake
to think of them
as birds, they are so often
messengers. That is why, once they
plummet to the sill, they sit
so perfectly still, to mock
patience, lifting their heads to sing
poor lady, poor lady, their three-note
warning, later flying
like a dark cloud from the sill to the olive grove.
But who would send such a weightless being
to judge my life? My thoughts are deep
and my memory long; why would I envy such freedom
when I have humanity? Those
with the smallest hearts
have the greatest freedom.