Grzegorz Musiał

1952 -, Polonia

Mundo de amor prohibido

¿Qué mundo se abría en esa canción que, según el presentimiento
de su conciencia, debía ser un mundo de amor prohibido? Era la muerte.
(“La montaña mágica” Thomas Mann)

es sólo la muerte, madre
no hay otro amor;

pues no has claudicado y has persistido
en un cuarto vacío y frío
pues no has buscado brazos desconocidos
de noche y más de una
recuerda tus pasos perdidos
de pared a pared
has golpeado el cielo con los puños
lo golpeaste con una llave
pero Dios te la quitó
así que rezaste, tocaba «Der
Lindenbaum”* como si
Pollini estuviera gritando
sobre las ciudades y las personas
que caminan por un oscuro arco iris
al borde de la tumba;

hermosa sobre el piano
la frente
golpeó
contra la tapa. Y qué
más
un gong.
El último
movimiento de la mano

* del «Viaje de invierno» de Franz Schubert

Fotografías de Katia Chausheva

Kraj wzbronionej miłości

Jakiż to świat kryl się poza nią, który w jego poczuciu
był krajem wzbronionej miłości? Była to śmierć.

(Tomasz Mann – „Czarodziejska góra”)

to tylko śmierć, mamo
innej miłości nie ma;

boś się nie ugiął i trwał
w pustym i zimnym pokoju
boś nie szukał obcych ramion
w nocy niejedna noc
twe głuche kroki pamięta
od ściany do ściany
tłukłeś pięściami w niebo
biłeś w nie kluczem
lecz Bóg zabrał ci klucz
więc się modliłeś, tak „Der
Lindenbaum” grała
jakby Pollini krzyczał
o miastach i ludziach
idących ciemną tęczą
skrajem grobu;

piękna nad fortepianem
czoło
uderzyło
o wieko. Cóż
jeszcze
gong.
Ostatnie
drgnienie dłoni

Olga Tokarczuk

1962 – , Polonia

Fragmento de la reciente novela de la Premio Nobel 2018 titulada Empusion. El horror naturomedicinal. He traducido un fragmento del I capítulo . El titulo deriva de la palabra empusa -bruja/vampiresa/Lamia- y designa el lugar habitado por estas criaturas mitológicas. El libro se publicó en Polonia a principios de junio de 2022 y se puede interpretar como contrapunto a La montaña mágica de Thomas Mann. La acción se sitúa en el antiguo balneario Görbersdorf (hoy Sokołowsko) en las montañas Sudetes en septiembre de 1913

Trad. Ada Trzeciakowska

empusion

Pensión para caballeros (frag.)

Estamos a mediados de septiembre, pero aquí, como constata asombrado visitante, el verano hace mucho que se fue y las primeras hojas se acumulan en el suelo. Los últimos días han debido de ser lluviosos, porque una ligera niebla sigue llenando el paisaje casi por completo, salvo las líneas oscuras de los arroyos. Nota en sus pulmones que se encuentra a gran altura; es bueno para su cuerpo cansado por la enfermedad. Wojnicz permanece en las escaleras de la estación de ferrocarril, examinando con recelo su calzado de finas suelas de cuero: tendrá que pensar en las botas de invierno. En Lviv, los ásteres y las zinnias seguían floreciendo, y a nadie se le ocurría pensar en el otoño. Aquí, en cambio, el horizonte alto hace que se vea más oscuro y que los colores parezcan más llamativos, casi vulgares. En ese momento, le invade una familiar melancolía tan propia de la gente convencida de su inminente muerte. Siente que este mundo que le rodea es un decorado pintado en una pantalla de papel, que podría hundir un dedo en este monumental paisaje y perforar un agujero que llevara directamente a la nada. Y que ésta, la nada, empezaría a manar de allí como un diluvio y finalmente le alcanzaría a él también, le agarraría por el cuello. Tiene que sacudir la cabeza para deshacerse de esta imagen. La imagen se rompe en gotas y cae sobre las hojas.
(…)
También le vinieron a la mente las palabras del Dr. Sokolowski de la época en la que comenzó a tratarle y a luchar contra su apatía: que la vida hay que hacerla apetecible. Sí, apetecible, es una palabra mejor que «gemütlich», pensó Wojnicz, pues no sólo se refería al espacio, sino también a todo lo demás: a la voz de alguien, a su forma de hablar, a su manera de sentarse en la silla, a su forma de atarse el pañuelo bajo el cuello, a la forma de disponer las galletas en el plato.

Fotogramas de Más allá de los sueños (1998) de Vincent Ward.

Empuzjon

Pensjonat dla panów (fragm.)

Jest połowa września, lecz tutaj, co przyjezdny zauważa ze zdziwieniem, lato już dawno minęło i na ziemi leżą pierwsze opadłe liście. Ostatnie dni musiały być deszczowe, bo lekka mgła wypełnia jeszcze krajobraz niemal szczelnie, robiąc wyjątek tylko dla ciemnych linii strumieni. Czuje w płucach, że jest wysoko, to dobrze dla jego zmęczonego chorobą ciała. Wojnicz stoi na schodkach dworca, oglądając podejrzliwie swoje obuwie na cienkich skórzanych podeszwach – będzie musiał pomyśleć o zimowych butach. We Lwowie kwitły jeszcze astry i cynie, i nikt w ogóle nie myślał o jesieni. Tutaj zaś wysoki horyzont sprawia, że jest ciemniej, a kolory wydają się bardziej jaskrawe, prawie wulgarne. W tym momencie ogarnia go dobrze znana melancholia, właściwa ludziom przekonanym o swojej rychłej śmierci. Czuje, że ów świat wokół to dekoracja namalowana na papierowym ekranie, że mógłby wsadzić palec w ten monumentalny pejzaż i wywiercić w nim dziurę prowadzącą prosto w nicość. I że ona, nicość, zacznie wylewać się stamtąd jak powódź i w końcu dosięgnie też jego, chwyci go za gardło. Musi potrząsnąć głową, żeby pozbyć się tego obrazu. Obraz rozbija się na kropelki i spada na liście.
(…)
Powracały doń też słowa doktora Sokołowskiego z czasów, kiedy ten zaczął go leczyć i zmagać się z jego apatią – że życie należy uczynić apetycznym. Tak, apetyczne, to lepsze słowo niż „gemütlich“, pomyślał Wojnicz, odnosiło się bowiem nie tylko do przestrzeni, ale także do wszystkiego innego – do czyjegoś głosu, do sposobu mówienia, siadania w fotelu, wiązania chustki pod szyją, do tego, jak ułożone są ciasteczka na talerzyku.

Olga Tokarczuk

1962 – , Polonia

Fragmento de la nueva novela de la Premio Nobel 2018 titulada Empusion. El horror naturomedicinal. He traducido una parte del capítulo 11. El titulo deriva de la palabra empusa -bruja/vampiresa/Lamia- y designa el lugar habitado por estas criaturas mitológicas. El libro se publicó en Polonia a principios de junio de 2022 y se puede interpretar como contrapunto a La montaña mágica de Thomas Mann.

Trad. Ada Trzeciakowska

empusion

Cintas blancas, negra noche (frag.)

– Leo aquí en los diarios críticas literarias escritas por una mujer, continuó Lukas, quien había sido interrumpido por culpa de los arenques. – Así que las sufragistas también quieren opinar aquí. Esto ya es realmente grotesco.
– Cuando se trata del genio en la literatura, queridos señores -retomó el tema August-, la señal más evidente de que una obra es sobresaliente es que no atrae a las mujeres.
(…)
– Haced un experimento, y cuando tengáis la oportunidad, mencionad el nombre de un escritor importante para vosotros delante de una mujer, preguntándole qué le parece ese autor. Cuanto más apreciéis a alguien, menos lo apreciarán las mujeres, y esto se debe a que las mujeres buscan en la literatura un pretexto para calentar sus afectos, lejos están de emplear las ideas. Las mujeres se inclinan por una literatura que gira peligrosamente en torno a asuntos interpersonales y, muy probablemente, entre hombres y mujeres -entonces en su rostro se dibujó un cuarto de sonrisa, o incluso un octavo de sonrisa, elevando comisura de la boca, que pudo parecerse a algún tic nervioso- centrados en los intercambios emocionales y carnales. Siempre describen los vestidos y los patrones del papel pintado con todo lujo de detalles. Simpatizan con las clases bajas y se apiadan de los animales. Suelen sentirse atraídas por lo insólito: fantasmas, sueños y visiones, pero también coincidencias y otras fatalidades, que utilizan para disimular su escaso talento a la hora de elaborar una trama consistente.
– Deme un ejemplo, pidió Frommer. – Está generalizando mucho.
– Es difícil dar ejemplos, porque pocas mujeres escriben. Y cuando escriben, no lo leemos.
– En efecto, convino Frommer.
– A los hombres les absorbe el propio lenguaje como la más perfecta herramienta de comunicación, el lenguaje como el mayor logro del desarrollo de la especie homo sapiens. Cincelar las frases, explorar la profundidad de los significados, jugar con el sentido. ¿Por qué los más grandes poetas han sido siempre hombres? -hizo una pregunta retórica August y vació su vaso de licor mientras cerraba los ojos en señal de placer.
– Tiene razón -convino Lukas-. – No hay mujeres en la historia de la literatura, como tampoco las hay en la ciencia. Hay incidentes aislados de esos seres femeninos que, a raíz de misterios de transmisión aún inexplorados, han heredado de sus abuelos y padres una parte del alma masculina, el don de Apolo.
– Dionisio no es una mujer y también pertenece al legado de los hombres, reclamó Augusto.
– Pero, en su esencia es personificación masculina de lo femenino: el desenfreno del exceso, los impulsos, la sensualidad y la embriaguez, las pulsiones naturales tan fuertes en este cuerpo femenino aparentemente débil, señaló Lukas, y así la discusión se fue adentrando en el ámbito de la mitología griega.
La cosa siguió así: el recitado de Augusto, otra perorata sobre la decadencia de la civilización por parte de Lukas, las incomprensibles alusiones de Frommer, hasta que las lenguas de los interlocutores se vieron entorpecidas por la Schwärmerei y se apoderó de todos ellos una sensación de espesamiento en el que era difícil moverse por debilidad o aversión. Como si el mundo estuviera construido de chapa de madera y ahora se fuera desprendiendo delante de sus ojos, todos los contornos se iban desdibujando un poco, mostrando las suaves transiciones entre las cosas. El mismo proceso afectó también a los conceptos, de modo que la discusión se iba haciendo cada vez menos sustanciosa, ya que los interlocutores de repente perdían la certidumbre y cada palabra, hasta entonces fiable, se hinchaba de contextos, arrastrando algunos restos de alusiones, centelleando con remotas asociaciones. Finalmente cayeron en un terrible agotamiento y uno a uno se escaparon a sus habitaciones, respirando pesadamente en las escaleras.

La acción se sitúa en el antiguo balneario Görbersdorf (hoy Sokołowsko) en las montañas Sudetes en septiembre de 1913. Collage propio: Lamia pintura de Herbert James Draper; Hécate de William Blake; antiguas postales de Görbersdorf y foto del semi-abandonado balneario de Sokołowsko hoy en día.

Empuzjon

Białe wstążki, ciemna noc (fragm.)

Czytam tutaj w gazetach krytykę literacką pisaną przez kobietę – kontynuował przerwaną z powodu śledzi dyskusję Lukas. – Więc i tutaj sufrażystki chcą mieć coś do powiedzenia. To już naprawdę groteskowe.
– Jeżeli chodzi o geniusz w literaturze, drodzy panowie – podchwycił temat August – to najpewniejszym znakiem tego, że dzieło jest wybitne, świadczy fakt, iż nie podoba się kobietom.
(…)
– Zróbcie eksperyment i kiedy będziecie mieli po temu okazję, wspomnijcie przy kobiecie nazwisko jakiegoś ważnego dla was pisarza, pytając, co o tym twórcy sądzi. Im bardziej wy kogoś cenicie, tym mniej cenić go będą kobiety, a to dlatego, że kobiety poszukują w literaturze pretekstu do rozgrzania swoich afektów, daleko im jednak do posługiwania się ideami. Kobiety mają skłonność do literatury, która niebezpiecznie kręci się wokół spraw międzyludzkich, a najpewniej męsko-damskich – tu przez twarz przemknął mu ćwierćuśmiech, a nawet jedna ósma uśmiechu, z uniesieniem jednego kącika ust, co mogło przypominać jakiś tik nerwowy – skupionych na wymianie uczuciowej i cielesnej. Zawsze bardzo szczegółowo, w detalach opisują sukienki i wzorki tapet. Mają ciągoty do niższych klas i litują się nad zwierzętami. Często ulegają pociągowi do wszelakich niesamowitości: duchów, snów i mar, ale także zbiegów okoliczności i innych przypadków, czym usiłują pokryć niedostatki talentu w prowadzeniu konsekwentnej fabuły.
– Niech pan poda jakiś przykład – poprosił Frommer. – Bardzo pan generalizuje.
– Trudno o przykłady, bo w ogóle mało kobiet pisze. A jak już piszą, to my tego nie czytamy.
– Rzeczywiście – zgodził się Frommer.
– Mężczyzn zajmuje sam język jako najdoskonalsze narzędzie komunikacji, język jako największe osiągnięcie rozwoju gatunku homo sapiens. Cyzelowanie zdania, badanie głębokości znaczeń, zabawa sensami. Dlaczego największymi poetami byli zawsze mężczyźni? – zapytał retorycznie August i opróżnił kieliszek nalewki, przymykając przy tym oczy na znak rozkoszy.
– Ma pan rację – zgodził się z nim Lukas. – Nie ma w historii literatury kobiet, tak jak i nie ma ich w nauce. Pojedyncze są wypadki tych istot kobiecych, które wskutek niezbadanych jeszcze tajników dziedziczenia przejęły od swoich dziadków i ojców pewną dozę męskiej duszy, daru Apollina.
– Dionizos nie jest kobietą i też należy do dziedzictwa mężczyzn – upomniał się August.
– Lecz w istocie swojej jest męskim uosobieniem tego, co kobiece: szału zapomnienia, popędów, cielesności i upojenia, ciągot naturalnych tak silnych w tym słabym, wydawałoby się, kobiecym ciele – punktował Lukas i w ten sposób dyskusja przeniosła się w rejony mitologii greckiej.
Tak to trwało – recytacja Augusta, kolejna tyrada o upadku cywilizacji Lukasa, niezrozumiałe aluzje Frommera, aż języki dyskutantów spowolniło działanie Schwärmerei i na powrót ogarnęło ich wszystkich uczucie jakiegoś zgęstnienia, w którym trudno było się poruszać z powodu słabości albo niechęci. Jakby świat był zbudowany z dykty i teraz rozwarstwiał się na ich oczach, wszelkie kontury nieco się rozmazywały, ukazując płynne przejścia między rzeczami. Ten sam proces dotyczył pojęć, toteż dyskusja stawała się coraz mniej rzeczowa, rozmówcy bowiem nagle tracili poczucie pewności i każde słowo do tej pory godne zaufania, teraz obrastało w konteksty, ciągnęło za sobą jakieś ogony aluzji, migotało odległymi asocjacjami. W końcu popadli w okropne znużenie i jeden po drugim ulatniali się do swoich pokojów, dysząc ciężko na schodach.

A %d blogueros les gusta esto: