Un sueño con la muerte del mundo, en una casa hecha de sombra, hecha de idea pura, adonde lleva una senda, la empinada senda del pasado. Hecha bajo el cielo, barbecho y desierto del cielo. Piedra, o quizá cristal, que alguien, sin rostro, sin nombre, tiró a la ventana, la ventana nocturna. ¿Qué hace la lámpara? Ilumina la isla de las tinieblas, ilumina las alas de la sombra que sobrevuela la casa en medio de la noche. El sabor nocturno del agua del grifo. Algo como el mercurio de un termómetro roto, la descomposición, el óxido.
Fotogramas de Stalker de Tarkovsky y Short fairy tale y Largo viaje hacia la noche de Bi Gan
Bezsenność
Sen o śmierci świata, w domu, który zbudowano z cienia, zbudowano z czystej idei, do którego prowadzi ścieżka, stroma ścieżka czasu przeszłego. Zbudowano pod niebem, ugorem, pustynią nieba. Kamień, a może kryształ, który ktoś, bez twarzy, bez imienia, rzucił w okno, nocne okno. Co czyni lampa? Ona oświetla wyspę mroku, oświetla skrzydła cienia, który krąży nad domem pośród nocy. Nocny smak wody z kranu. Coś jak rtęć z pękniętego termometru, rozpad, rdza.
Rodará una moneda, falsa, con dos águilas*. Se atascará en una grieta en el suelo, justo al lado de la estufa. Abrirás el libro del Apocalipsis, marcarás un párrafo con la uña. Todavía en tu mano se posa una secular mariposa, anterior a la catástrofe. Todavía cruje el eje de la tierra. Todavía en la palangana, olvidada sobre el tronco para trocear la carne, se sumerge el cielo. Regresa aquí, habita entre los tuyos. Regresa, sacúdete de la chaqueta el polvo de estrellas, responde a la pregunta planteada en un sueño. Regresa, esta ilusión viva es apenas una aproximación, apenas un columpio que se mece sobre el abismo. Apenas un balón para jugar al quemado que cae por las escaleras de buhardilla. Cuando la casa está tan desierta como un depósito de papeles viejos. Libro y música. Libro y arco iris sobre el huerto -son la señal-.
*el águila se encuentra en el anverso de la moneda polaca, esloty.
Fotogramas de Eleni (2004), I parte de la inacabada trilogía de Theo Angelopoulos (1935-2012)
Wróć
Potoczy się moneta, fałszywa, o dwóch orłach. Ugrzęźnie w szczelinie podłogi, tuż obok pieca. Otworzysz księgę z opisem Apokalipsy, zaznaczysz paznokciem akapit. Jeszcze na dłoń siada motyl, wiekowy, sprzed katastrofy. Jeszcze skrzypi ziemska oś. Jeszcze w miednicy, co na pniaku do rąbania mięsa, zanurza się niebo. Wróć tu, zamieszkaj wśród samych swoich. Wróć, otrzep marynarkę z gwiezdnego pyłu, odpowiedz na pytanie zadane we śnie. Wróć, ta jawa jest ledwie przybliżeniem, ledwie huśtawką, która kołysze się nad otchłanią. Ledwie piłeczką do gry w zabijanego, która spada ze schodów, co prowadzą na piętro. Gdy dom jest bezludny jak skład makulatury. Księga i muzyka. Księga i tęcza nad sadem – na znak.
Tal vez la mano, en sueño, del sembrador de estrellas, hizo sonar la música olvidada como una nota de la lira inmensa, y la ola humilde a nuestros labios vino de unas pocas palabras verdaderas.
Być może ręka, we śnie, niebieskiego siewcy gwiazd, wskrzesiła dźwięki przebrzmiałej muzyki nuta ogromnej liry rozległa się, kiedy do naszych ust przybiła skąpa fala przynosząc kilka prawdziwych słów.
Pero si eso fuera todo, no habría por qué tomar las cosas tan en serio. Si aquel hombre no hubiera tenido la misma reacción que los demás colegas, quizás él no se habría obstinado tanto. Ese hombre en principio le inspiraba confianza. Estaba entusiasmado con el movimiento gremial, y se caracterizaba por sus ojos hinchados y su aspecto de tener la cara recién lavada. Incluso una vez ensayó confiarle sus pensamientos íntimos, cosa que no acostumbraba hacer con otros. —Tengo serias dudas acerca del sistema de educación que intenta darle sentido a la vida. ¿Cuál es su opinión? —¿Qué quiere decir con «darle sentido a la vida»? —Dicho de otro modo, una educación ilusoria que conduce a la creencia de que uno es algo, cuando en realidad no es nada… Por eso, en estos momentos estoy interesado en la arena, por ejemplo, porque, aunque es sólida, tiene propiedades definitivamente hidrodinámicas… El otro, perplejo, se encorvó hacia adelante, arqueando aún más su espalda felina. Pero su expresión, como antes, permanecía abierta; no parecía estar disgustado. Alguien había dicho de él que se parecía a una cinta de Möbius. Una cinta de Möbius es una cinta de papel retorcida y unida en círculo que representa una superficie sin anverso ni reverso. ¿Querrían decir que la vida gremial y la privada de este hombre formaban un círculo de Möbius? Recordaba que el apodo contenía una ironía y al mismo tiempo cierta admiración hacia ese hombre. —¿Quiere decir una educación realista? —No; si puse el ejemplo de la arena es porque, en última instancia, pienso que el mundo es como la arena… No se puede conocer su verdadera naturaleza mientras se la considera como cuerpo estático… No es que la arena fluya; el fluir mismo es la arena… Lo siento, no lo puedo explicar mejor… —Entiendo lo que quiere decir. En una educación práctica, no se pueden evitar los elementos relativos, ¿no es así? —No, no es eso. Uno mismo se convierte en arena… Ve con los ojos de la arena… Es decir, es lo mismo que cuando uno muere; entonces no surge la necesidad de dar vueltas a la idea de que uno va a morir… —Usted deber ser un idealista. Yo creo que debe temer a los estudiantes, ¿no es verdad? —Y bien, sí, porque pienso que los estudiantes también son como la arena… El hombre rió afablemente mostrando sus dientes blancos, sin la menor señal de disgusto por la divergencia; sus ojos hinchados se hundían entre los pliegues de la piel. No pudo menos que devolver una vaga sonrisa a ese que no era más que un círculo de Möbius. Realmente lo era, en el sentido bueno y en el malo. Y el lado bueno era suficientemente respetable.
Me hundo…, me hundo…, pronto estaré enterrado hasta la cintura… ¿Qué demonios tengo que hacer?… Si pudiera aumentar la superficie de contacto con la arena, tendría menos peso por centímetro cuadrado, y posiblemente detendría un poco el hundimiento… Se estiró a lo largo, con los brazos extendidos… Era demasiado tarde. Había pensado tenderse de bruces, pero la parte inferior de su cuerpo ya estaba fijada verticalmente en la arena. Era imposible que sus ya exhaustas caderas se mantuvieran en ángulo recto por un lapso de tiempo apreciable. A menos que uno fuera un artista del trapecio, tarde o temprano llegaría al límite de la resistencia. ¡Qué oscuridad!… El mundo entero ha cerrado sus ojos y se ha tapado los oídos… ¡Nadie es capaz de acudir cuando estoy a punto de perecer! El miedo le cerró la garganta, y de repente estalló. Se le aflojó la mandíbula, y el hombre soltó un grito animal: —¡Auxilio! ¡El lugar común inevitable!… Pues, ¿y qué?… ¿De qué sirve la originalidad cuando se está a punto de morir? Quiero decir viviendo como sea, aun con todas las características de un pastelito hecho en molde… Pronto me hundiré hasta el pecho, hasta la barbilla, hasta la nariz… ¡Ya basta! ¡Tengo bastante! —¡Auxilio! ¡Por favor!… ¡Pronto, lo que sea! ¡Por favor, auxilio! ¡Por favor! Por fin empezó a llorar. Al principio controló sus sollozos, pero pronto se convirtieron en llanto desatado. Temblando de miedo, con la horrible sensación de que todo se derrumbaba y estaba perdido. No importa si nadie me está viendo… Es demasiado injusto que todo esté pasando sin tener en cuenta los trámites… Hasta cuando muere un reo sentenciado, queda por lo menos un registro… Sí, gritaré hasta cansarme… ¡No tengo la culpa de que nadie esté mirando! Así, cuando súbitamente unas voces le gritaron desde atrás, la sorpresa resultó devastadora. Lo derrotó completamente, hasta su sensación de vergüenza quedó borrada, como un ala de libélula consumida en un instante por el fuego. —¡Hey, usted! ¡Agárrese a esto! Un largo pedazo de tabla se deslizó hasta él y le dio en un costado del abdomen. Un círculo de luz cortó la oscuridad y cayó sobre la tabla. Torció con dificultad la parte superior de su cuerpo, rogando a los hombres que sentía detrás de él: —Por favor, sáquenme con esta cuerda… —No, no podemos sacarlo como si fuera una raíz… La risa estalló a sus espaldas. No podía asegurarlo, pero debían ser cuatro o cinco. —Aguante un poco más, ya hemos enviado por unas palas… Suba los codos a esa tabla y no tendrá qué temer… (…) LE pasaron una cuerda bajo los brazos, y como un bulto lo bajaron al pozo. Nadie dijo una palabra, y se diría que estaban asistiendo a un entierro. El hoyo era profundo y oscuro. La luz de la luna envolvía el paisaje de las dunas en una claridad sedosa, perfilando las ondas de la arena y las huellas de los pasos, como pliegues de vidrio; no obstante, sólo el pozo, rehusando tener un papel en el paisaje, se veía negro como boca de lobo. No es que lo molestara especialmente. Agotado como estaba, el simple hecho de levantar la cabeza para mirar lo mareaba y le causaba náusea. Dentro de la sombra, la mujer era una mancha oscura, sobre el fondo negro. Lo acompañó hacia la cama, pero por alguna razón no alcanzaba a verla. No, no era sólo la mujer, todas las formas a su alrededor se habían vuelto borrosas. Aún después de haberse dejado caer en el lecho, mentalmente seguía corriendo con todas sus fuerzas en la arena… Y dormido, siguió corriendo en sueños. Pero su sueño era ligero. Recordaba perfectamente el ladrido distante de los perros, el sonido del vaivén de las canastas. Recordaba también que durante la noche la mujer había regresado para buscar algo de comer, y que había encendido la lámpara junto a su almohada. Despertó del todo la vez que se levantó a beber agua. Pero no se sentía con energía suficiente para ir a ayudar a la mujer en su tarea. (…) Cerró los ojos… Ante él flotaban ondulantes manchas de luz… Si trataba de atraparlas, en un instante se arremolinaban y escapaban… Como sombras de escarabajos que hubiesen quedado en la arena. Lo despertaron los sollozos de la mujer. —¿Por qué lloras? La mujer se apresuró a levantarse, tratando de ocultar su embarazo. —Lo siento… Iba a hacerle un poco de té… Su voz llorosa lo intrigó. Su espalda, encorvada para atizar el fuego, le daba un aspecto extrañamente turbado y le llevó algún tiempo entender lo que significaba. Sus movimientos eran lentos, como si hojeara trabajosamente las páginas de un libro mohoso. De todas maneras había conseguido volver las hojas. De pronto se vio tan desgraciado que tuvo lástima de sí mismo. —Fracasé… —Sí… —Realmente, fallé de la manera más tonta. —Pero es que no ha habido una persona que lo haya logrado, ni una sola… La mujer hablaba con voz nasal, pero había en esa voz cierta fuerza, como si estuviera justificando el fracaso del hombre. Era una ternura lastimosa. ¿No sería demasiado injusto que tanta ternura no fuese compensada? —Lástima… Pensaba que, de lograrlo, compraría una radio y te la enviaría de inmediato… —¿Una radio? —Lo estuve pensando todo el tiempo. —Oh, no…, no tiene por qué… —dijo ella como disculpándose—. Si trabajo fuerte en labores adicionales, podré comprarla yo misma… Si fuera en cuotas mensuales, sólo tendría que pagar el anticipo, ¿verdad? —Bueno, tienes razón. Si la compraras en cuotas mensuales, podrías… —Cuando hierva el agua, ¿quiere que le lave la espalda? Lo invadió una tristeza como la luz del alba… Bien podían lamerse mutuamente las heridas. Pero, de persistir en las heridas que no se cierran nunca, terminarían por quedarse sin lengua. —No me había convencido… Pero imagino que la vida no es algo a lo que uno pueda conformarse… Hay vidas de todas clases, y suele verse más verde el otro lado del monte… Lo insoportable para mí es no saber en qué voy a terminar si continúo viviendo de este modo… Aunque lo cierto es que nunca se sabe, cualquiera que sea la vida que uno lleve… No puedo dejar de sentir que sería preferible una vida con algo de distracción… —¿Quiere que lo lave? Hablaba como dándole ánimos. Era una voz suave, atractiva. Lentamente se desabrochó la camisa y los pantalones. Sentía como si la arena lo hubiera invadido hasta dentro de la carne. («¿Qué estará haciendo ‹ella›?»)… Era como si todo lo sucedido hasta ayer estuviera a siglos de distancia. La mujer empezó a enjabonar la toalla.
Fotogramas de La mujer de la arena (1964) de Hiroshi Teshigahara
Tłum. Mikołaj Melanowicz
Kobieta z wydm
I właśnie dlatego – jeśli tylko o to chodzi – nie ma powodu brać tego na serio. Jeśliby tamten mężczyzna, “Mobius», nie zareagował tak samo jak inni jego koledzy, to nie wiadomo, czy byłby tak uparty. W zasadzie ufał jedynie tamtemu mężczyźnie. Był to entuzjasta ruchu zawodowego, miał podpuchnięte oczy i zawsze wyglądał, jakby dopiero co umył twarz. Raz nawet spróbował otworzyć przed nim szczerze swoje serce, które tak rzadko otwierał dla innych. – Co ty o tym myślisz? Jeśli chodzi o mnie, duże wątpliwości budzi system nauczania zakładający, że życie ma jakiś sens… – Co? Co rozumiesz przez “sens»? – Krótko mówiąc wychowanie iluzoryczne, które wpaja przekonanie, że coś jest, gdy tego nie ma… Właśnie dlatego tak bardzo interesuje mnie piasek, który będąc ciałem stałym posiada w dużym stopniu właściwości hydrodynamiczne… Jego rozmówca, lekko przygarbiony, z zakłopotaniem pochylił się jeszcze bardziej do przodu. Lecz twarz jego jak poprzednio – była całkowicie widoczna. Nie wyczytał z niej nawet śladu zniechęcenia. Ktoś kiedyś o nim powiedział, że podobny jest do wstęgi Móbiusa. A wstęga Mobiusa – to pasek papieru, którego końce, po uprzednim skręceniu jednego z nich, są ze sobą sklejone tak, że tworzą zamknięty okrąg nie posiadający wierzchu ani spodu. Czy mogło to oznaczać, że działalność związkowa i życie prywatne są złączone na podobieństwo wstęgi Mobiusa? Czuł podziw dla tego człowieka, a jednocześnie odnosił się cynicznie do jego teorii. – Innymi słowy chodzi ci o wychowanie realne? – Nie, podałem jako przykład piasek… bo czyż w końcu świat nie jest podobny do piasku? Bardzo trudno uchwycić istotę piasku, jeśli go się rozpatruje jako ciało stałe. Piasek nie tylko płynie – sam ten przepływ j e s t piaskiem. Przepraszam, nie mogę tego wyrazić lepiej… – Rozumiem, do wychowania praktycznego zawsze wchodzą elementy relatywistyczne, prawda? – Nie o to chodzi. Sami stajemy się piaskiem… i patrzymy na rzeczy oczyma piasku. Gdy już raz umrzesz, nie potrzebujesz martwić się śmiercią. Jesteś idealistą. Myślę, że musisz bać się własnych uczniów, nieprawda? – Tak, gdy myślę, że moi uczniowie są również podobni do piasku… Mężczyzna wcale nie dał poznać po sobie, że zniecierpliwiła go wymiana tych zdań, wydawałoby się, bez sensu – roześmiał się serdecznie pokazując białe zęby. Podpuchnięte oczy skryły się całkowicie w fałdach skóry. Rzeczywiście, wyglądał zupełnie jak ta wstęga Mobiusa. Zarówno w dobrym, jak i w złym sensie. A z tej dobrej strony zasługiwał na pochwałę i szacunek.
Tonie coraz głębiej, coraz głębiej… zaraz zapadnie się powyżej kości biodrowej… Co ma robić, na Boga? Gdyby mógł powiększyć powierzchnię kontaktu z piaskiem, ciężar ciała by się zmniejszył w stosunku do danej powierzchni choć trochę, i udałoby się powstrzymać tonięcie. Wyciągnął obie ręce i przylgnął do ziemi. Lecz już było za późno! Chciał się położyć na brzuchu, lecz całą dolną część jego ciała piasek utrzymywał w pozycji pionowej. Nie sposób utrzymać zmęczonych bioder pod właściwym kątem przez czas dłuższy. Jeśli się nie jest dobrze wytrenowanym akrobatą, zachowanie tej pozycji jest bardzo trudne. Jak ciemno! Cały świat zamknął oczy i zatkał uszy. Ja tu umieram, a nikt nawet nie spojrzy! Lęk szarpnął za gardło i nagle wybuchnął. Mężczyzna otworzył szeroko usta i wydał zwierzęcy krzyk – Na pomoc! Szablonowe wyrażenie. Dobrze, niech będzie szablon… Cóż znaczy indywidualność, gdy człowiek patrzy w oczy śmierci? Chcę żyć za wszelką cenę; zwykłym szarym życiem! Wkrótce zapadnie się po piersi, po brodę, już piasek sięga nosa… Stop, dość! – Ratunku! Proszę! Obiecuję wszystko! Proszę, pomóżcie!… proszę! W końcu się rozpłakał. Początkowo próbował się jeszcze opanować, potem płacz jego stał się niepohamowanym lamentem. Poddał się już uczuciu poniżającej klęski i drżał przerażony. Nikt go nie widział, było mu więc obojętne. To niesprawiedliwe, że wszystko odbywało się bez żadnych formalności. Gdy umierał skazaniec, pozostawała po nim przynajmniej notatka w kronice więzienia. On mógł jęczeć. ile chciał… nikt nie patrzył. Dlatego zdumienie, gdy nagle zawołano na niego z tyłu; było nawet, do pewnego stopnia, okrutne. Był całkowicie pokonany. Nawet uczucie wstydu i poniżenia spopielało w osłupieniu jak podpalone skrzydło ważki. – Ej, chwyć się tego! Długi kawałek deski ześliznął się i trafił go w bok. Krąg światła przeciął ciemności i zatrzymał się na desce. Mężczyzna wykręcił swą obezwładnioną górną część ciała i zwrócił się błagalnie do mężczyzn, którzy – jak mu się zdawało – stali za nim. – Proszę wyciągnąć mnie tym sznurem… – Też coś, nie jesteś przecież korzeniem, żebyśmy mieli cię wyrywać. – Z tyłu rozległ się śmiech. Nie był pewien, ale mogło ich być czterech lub pięciu. – Właśnie poszli po łopatę, jeszcze trochę cierpliwości. Gdy oprzesz łokcie na tej desce, nie masz się czego obawiać. (…) Uwiązano go na linie i ponownie spuszczono do dołu, jak bagaż. Nikt nie powiedział słowa, jak gdyby to była ceremonia pogrzebowa. Dół był głęboki i ciemny. Księżyc owijał krajobraz wydm słabym, jedwabnym blaskiem uwydatniającym nawet odciski stóp i fale powstałe od wiatru, niby fałdy na szkle. Tylko to miejsce było wyłączone z krajobrazu i stanowiło po prostu ciemną plamę. Nie przejmował się tym specjalnie. Był tak wyczerpany że gdy podnosił głowę, by spojrzeć na księżyc, dostawał zawrotów głowy i nudności. Kobieta była jeszcze ciemniejszą plamą w tym mroku. Szła za nim, gdy kierował swe kroki ku pościeli, lecz nie wiadomo dlaczego – była dla niego niewidoczna. Nie, nie tylko kobieta – wszystko dokoła było zasnute mgłą. Nawet potem, gdy opadł na posłanie, wydawało mu się, że ostatkiem sił biegnie jeszcze po piasku… I gdy zasnął, we śnie nie przestawał biec. Ale sen miał lekki. W pamięci zachowały się odgłosy pracujących przy piasku mężczyzn i szczekanie psów w oddali. Dobrze pamiętał, jak kobieta przerwała pracę, przyszła na kolację i zapaliła lampę stojącą obok poduszki. Raz wstał, by napić się wody, i znowu natychmiast zapadł w sen. Nie miał jeszcze tyle sił, by wstać i pomóc kobiecie. (…) Zamknął oczy. Wydawało mu się, że przepływają przed nim plamy światła. Gdy chciał je złapać, zawirowały i uciekły. Wyglądały jak cienie cicindeli na piasku. Obudził go płacz kobiety. – Dlaczego płaczesz? Aby ukryć zmieszanie, wstała z pośpiechem. – Przepraszam… chciałam właśnie przygotować herbatę. Zaskoczyło go, że mówiła nosowym głosem, przez łzy. W sylwetce kobiety, zwróconej do niego tyłem i pochylonej przy poprawianiu ognia w palenisku, był jakiś dziwny niepokój – upłynęła dłuższa chwila, nim pojął, o co chodzi. Myślał tak wolno, jakby chciał odwrócić kartkę pokrytej pleśnią książki. Udało mu się jednak to uczynić. Nagle uświadomił sobie, jak bardzo jest nieszczęśliwy i godny litości. – Nie udało mi się… – Tak. – Naprawdę, nie udało mi się zupełnie. – Nie udało się to przecież jeszcze ani razu… nikomu… Powiedziała to niepewnie, głosem, w którym kryła się jednak jakaś siła, i zdawało mu się, że starała się go usprawiedliwić. Jakżeż godna litości była jej czułość. Skrzywdziłby ją, gdyby jej tego nie wynagrodził. – Niestety… Gdyby mi się udało, przysłałbym ci radio. – Radio… – Już od dawna myślałem o tym. – Och, nie trzeba… nie potrzebujesz tego robić… powiedziała zmieszana, jakby go przepraszała. – Jeśli wezmę dużo dodatkowej pracy, będę mogła kupić je tutaj sama. Gdybym kupowała na raty, to wystarczyłoby wpłacić zaliczkę, prawda? – No, chyba tak, jeśli na raty. – Zagotuję wodę i umyję ci plecy, dobrze? Nagle wezbrał w nim smutek barwy poranka. Mogliby sobie wzajemnie lizać rany. Lecz gdyby nawet do końca życia lizali swe nieuleczalne rany, to i tak by się nie zagoiły, a tylko zdarliby sobie języki. – Nie zrozumiałem… Lecz koniec końców, życie niełatwo zrozumieć. Jest tamto życie i to życie, a to po tamtej stronie wygląda nieco lepiej… Najtrudniejsze do zniesienia jest to, że nie wiadomo, co nas jeszcze czeka. Oczywiście, nigdy tego nie będziemy wiedzieli, niezależnie od tego, jakie jest nasze obecne życie. A jednak nie mogę sil oprzeć wrażeniu, że lepsze jest to życie, które – jakie by nie było – pozwala człowiekowi zapomnieć o wszystkim… – Czy mogę umyć… Powiedziała to, jakby chciała dodać mu otuchy. Głos jej był łagodny, wzruszający. Mężczyzna rozpiął koszulę i zaczął zdejmować spodnie. Piasek pokrywał całą skórę. (Ciekawe, co robi teraz tamta?) Wydawało mu się, że to, co przeżył wczoraj, wydarzyło się przed wiekami. Kobieta zaczęła namydlać ręczniczek.
El tren se va. Y en las dejadas soledades; uno, en lo oscuro ya, se halla consigo mismo. La voz baja es mayor que el silencio del mundo. Es uno casi monte, casi agua, casi abismo.
Por la vereda, a veces, qué olores penetrantes y fulgores de insectos orillan, tan perdido e íntimo va uno en uno, que olvida la memoria internada quién es uno, si es, si va a ser, si no ha sido.
La esquila de algún valle toca en el corazón. Mujeres piadosas van a guardar en el río su cuerpo bello con el secreto del mundo. Y vuelve a ser compendio el lucero y el grillo.
Fotogramas de La juventud de P. Sorrentino y Maravilloso Boccaccio de los hermanos Taviani
Tłum. Ada Trzeciakowska
Przystanek
Pociąg odjeżdża. A pośród porzuconych samotności; w ciemności już, zostajemy sami ze sobą. Szept potężniejszy jest niż cisza świata. Jesteśmy prawie górą, prawie wodą, prawie przepaścią.
Czasem, ścieżką, którą obrębiają przenikliwe zapachy i rozbłyski insektów, kroczymy zagubieni w sobie tak intymnie, że zapadła pamięć zapomina kim jesteśmy, czy jesteśmy, czy będziemy, czy nie byliśmy już.
Dzwonki w pobliskiej dolinie dźwięczą w sercu. Pobożne kobiety schodzą by schować w rzece swoje piękne ciało a wraz z nim tajemnicę świata. I znów stają się jego kompendium poranna gwiazda i świerszcz.
Hay una fuerte dosis de poesía en la inconsciente meticulosidad. Algunos productos Ming, alfombras imperiales en carrozas de ruedas amarillas, están bastante bien a su manera, pero he visto algo que me gusta más: el simple intento infantil de poner en pie un animal imperfectamente lastrado, y la misma decisión para obligar a un cachorro a comer su alimento del plato.
Recuerdo un cisne bajo los sauces de Oxford , con pies color flamenco como hoja de arce. Inspeccionaba como un barco de guerra. Escepticismo y meticulosidad consciente eran ingredientes en su apatía para moverse. Por fin, su desdén no resistió su inclinación a valorar plenamente los trocitos de comida que el arroyo
alejaba de él; escapó con lo que le di de comer. He visto este cisne y te he visto a ti; he visto ambición sin lucidez en formas diversas. De pie junto a un hormiguero, he visto una meticulosa hormiga llevar un palito de norte a sur, de este a oeste, girar sobre sí misma, avanzar desde el macizo de flores al césped y volver al punto
de partida. Después, abandonando el palito como algo inútil y agobiando sus mandíbulas con un pedacito de cal, como una píldora pesada, seguir otra vez el mismo procedimiento. ¿De qué sirve poder decir que se ha dominado el arroyo en una actitud de autodefensa; o probar que se ha vivido la experiencia de transportar un palito?
Tłum. Julia Hartwig
Krytycy i znawcy
Jest dużo poezji w nieuświadomionej potrzebie zbytku. Niektóre przedmioty z epoki Ming, żółte pokrycia podłóg w cesarskich lektykach są wcale dobrym przykładem, ale widziałam
coś, co bardziej mi się podoba- dziecinną próbę postawienia na nogi zwierzęcia nie umiejącego utrzymać równowagi i podobny upór, by nakłonić szczenię do jedzenia mięsa z talerza.
Pamiętam łabędzia pod wierzbami Oksfordu o nogach barwy nóg flaminga, podobnych do liścia klonu. Przeprowadzał zwiad jak statek wojenny. Nieufność i potrzeba zbytku powodowały jego niechęć do ruchu. Ostatecznie jednak odwaga nie przeszkadzała mu doceniać okruchów pożywienia, które strumień
niósł ku niemu; oddalał się z kęskami, które mu rzucałam. Widziałam tego łabędzia i widziałam ciebie; widziałam wyzutą z rozumu ambicję w najróżniejszych odmianach. Kiedyś, stojąc przy mrowisku, śledziłam niezwykłe zachowanie mrówki, która dźwigała źdźbło na północ, południe, wschód i zachód; zmieniwszy zamiary utorowała sobie drogę z klombu na trawnik, by wrócić do punktu wyjścia. Porzuciwszy bezużyteczne źdźbło i wepchnąwszy między szczęki kawałek wapna – ciężki i podobny do pigułki – wykonała ten sam rytuał. Dlaczego tak bardzo pragniemy powiedzieć, że w obronie własnej opanowaliśmy bieg potoku; dowieść, że przeszliśmy przez doświadczenie dźwigania źdźbła?
Critics and Connoisseurs
There is a great amount of poetry in unconscious fastidiousness. Certain Ming products, imperial floor coverings of coach- wheel yellow, are well enough in their way but I have seen something that I like better–a mere childish attempt to make an imperfectly bal- lasted animal stand up, similar determination to make a pup eat his meat from the plate.
I remember a swan under the willows of Oxford, with flamingo-colored, maple- leaflike feet. It reconnoitered like a battle- ship. Disbelief and conscious fastidiousness were ingredients in its disinclination to move. Finally its hardihood was not proof against its proclivity to more fully appreciate such bits of food as the stream
bore counter to it; it made away with what I gave it to eat. I have seen this swan and I have seen you; I have seen ambition without understanding it in a variety of forms. Happening to stand by an ant-hill, I have seen a fastidious ant carrying a stick north, south, east, west, till it turned on itself, struck out from the flower bed into the lawn, and returned to the point
From which it had started. Then abandoning the stick as useless and overtaxing its jaws with a particle of whitewash–pill-like but heavy–it again went throught the same course of procedure. What is there in being able to say that one has dominated the stream in an attitude of self-defense; in proving that one has had the experience of carrying a stick?
¿Cuál es nuestra inocencia, cuál es nuestra culpa? Todos estamos desnudos, nadie está seguro. Por lo tanto, es coraje: la pregunta sin contestar, la duda firme,- llamando muda, escuchando sorda- ¿eso en la desgracia, hasta la muerte, dando coraje a otros, y en su derrota, alentando
al alma a ser fuerte? Ve profundo y es alegre quien accede a la mortalidad y en su prisión se levanta a sí mismo como al mar en un abismo, luchando por ser libre aunque es incapaz, en su entrega, de encontrar su continuidad.
Entonces quien fuertemente siente, se comporta. El pájaro mismo, se ensancha; acerado en su forma, se endereza. Aunque está cautivo, sus poderosos cantos dice, la satisfacción es una cosa humilde, como pura una cosa es alegría. Eso es mortalidad, eso es eternidad.
Tłum. Julia Hartwig
Czym są lata?
Czym jest nasza niewinność i czym nasza wina? Wszyscy są nadzy, nikt nie jest bezpieczny. Skąd płynie męstwo: rzecz bez odpowiedzi, harda wątpliwość – co niema krzyczy, głucha nasłuchuje i sprawia, że na przekór nieszczęściu i śmierci rośnie odwaga i we własnej klęsce
duch krzepnie. Widzi do głębi i szczęśliwy ten, kto przystał na śmiertelność i w więzieniu własnym wznosi się ponad siebie jak morze, co szamocąc się w otchłani, aby być wolne, choć nim być nie może, w swoich porażkach odnajduje ciągłość.
Tak postępuje ten, kto czuje mocno. Nawet ptak gdy śpiewa, rośnie, prostuje swój kształt. Chociaż uwięziony, mocnym śpiewem głosi, że sytym być to rzecz pozioma, czysta jest radość. To jest śmiertelność. To wieczność.
What is our innocence, what is our guilt? All are naked, none is safe. And whence is courage: the unanswered question, the resolute doubt, — dumbly calling, deafly listening—that in misfortune, even death, encourage others and in its defeat, stirs
the soul to be strong? He sees deep and is glad, who accedes to mortality and in his imprisonment rises upon himself as the sea in a chasm, struggling to be free and unable to be, in its surrendering finds its continuing.
So he who strongly feels, behaves. The very bird, grown taller as he sings, steels his form straight up. Though he is captive, his mighty singing says, satisfaction is a lowly thing, how pure a thing is joy. This is mortality, this is eternity.
¿Afianzado en vivir, en morir por medallas y victorias confiables? Luchan, luchan, lucha el ciego que cree ver, – quien no puede ver que el esclavizador está esclavizado; el odiador, dañado. Oh brillo, oh firme estrella, oh tumultuoso océano azotado hasta que las diminutas cosas van como lo desean, la montañosa onda nos hace conocer a quienes miramos
lo profundo. ¡Perdidos en el mar antes de luchar! Oh estrella de David, estrella de Belén, oh negro león imperial del Señor – emblema de un mundo levantado – sean juntados al fin, sean juntados. Hay la corona del odio y debajo de ella todo es muerte; hay la del amor sin la que nadie es rey; los actos benditos santifican el halo. Así como el contagio de la enfermedad hace la enfermedad,
el contagio de la verdad puede hacer la confianza. Están luchando en cavernas y desiertos, uno por uno, en batallones o escuadrones; ellos están luchando para que yo pueda todavía curarme de la enfermedad, Mi Yo; algunos están ligeramente enfermos; algunos morirán. «El hombre lobo del hombre y nos devoramos entre nosotros. El enemigo no hubiera podido abrir una brecha mayor en nuestras defensas. Alguien
que guía a un ciego puede hacerlo escapar, pero Job descorazonado por el falso alivio supo que nada puede derrotar tanto como un ciego que puede ver. Oh, vivos quienes están muertos, quienes están satisfechos de no ver, oh, nimio polvo de la tierra que camina tan arrogante, la confianza engendra poder y la fe es una cosa afectuosa. Juramos, hacemos esta promesa
a los que luchan – es una promesa – «Jamás odiaremos el negro, lo blanco, lo rojo, lo amarillo, al judío, el gentil, al intocable». No somos aptos para jurar. Con las mandíbulas apretadas ellos luchan, luchan, luchan, – amamos a algunos que conocemos, amamos a algunos pero no los conocemos – para que los corazones puedan sentir y no se entumezcan. Eso me cura; ¿o soy yo lo que no puede creer? Algunos en la nieve, o en despeñaderos, otros en arenas movedizas, poco a poco, mucho a mucho, ellos luchan luchan luchan para que donde había muerte pueda haber vida. «Cuando un hombre es presa de la ira, es movido por cosas exteriores; cuando se sostiene en su sitio con paciencia paciencia paciencia, eso es acción o belleza», la defensa del soldado y la más dura coraza para
la lucha. El mundo es el hogar de un huérfano. ¿Jamás tendremos paz sin tristeza? ¿Sin las súplicas de los que mueren por una ayuda que no ha de venir? Oh, tranquila forma sobre el polvo, no puedo mirar y sin embargo debo. Si estos grandes y pacientes moribundos – todas estas agonías y heridas soportadas y sangre derramada – nos pueden enseñar cómo vivir, estos moribundos no fueron en vano.
Corazón endurecido de odio, oh, corazón de hierro, el hierro es hierro hasta hacerse herrumbre. Jamás ha habido una guerra que no lo fuera de adentro; debo luchar hasta conquistar en mí lo que causa la guerra, pero no lo creeré. Yo en mis adentros nada hice. ¡Oh, crimen de Iscariote! La belleza es eterna y el polvo dura un rato.
Obras de William Kentridge
Tłum. Julia Hartwig
Nie ufając zasługom
Gotowi żyć, gotowi umrzeć dla honorów i pozycyjnej przewagi? Walczą, walczą zaciekle ze ślepcem, który myśli, że widzi – a nie widzi, że zniewolony to ten, co zniewala; że nienawistnik godzi w samego siebie. O, potężna, o, jasna gwiazdo. O, huczący oceanie smagany tak długo, aż rzeczy drobne ułożą się po swojemu, a spiętrzona fala ukaże nam
głębinę. Zaginieni na morzu, nim zdążyli stanąć do walki! O, gwiazdo Dawida, gwiazdo Betlejemska, o, czarny lwie cesarski Pana, znaku wzniesionego świata, kiedy wreszcie połączycie się ze sobą. W królestwie nienawiści wszystko przemienia się w śmierć, bez władzy miłości nikt nie może być królem. Święte czyny uświęcają aureolę. Podobnie jak zaraźliwa jest choroba,
zaraźliwa może być ufność. Walczą na pustyniach i w pieczarach, pojedynczo, batalionami i w szwadronach, walczą, bym wreszcie wyleczyła się z choroby. Ja właśnie. Niektórzy przechodzą ją lekko, inni umierają. „Człowiek człowiekowi wilkiem, pożeramy się nawzajem. Żaden wróg nie dokonałby większego wyłomu w naszych fortyfikacjach. Człowiek
wiodący ślepca może od niego uciec, ale Hiob zgnębiony fałszywą pociechą dobrze wiedział, że nie ma nic groźniejszego od ślepca, który widzi. O, martwi, choć żywi, dumni z tego, że nie widzicie. O, marny prochu poruszający się butnie, ufność daje siłę, wiara jest sprawą uczucia. Ślubujemy i przyrzekamy
walczącym – i niech to starczy za przysięgę. „Nigdy” nie nienawidzić czarnego, białego, czerwonoskórego, żółtego, Żyda, szlachcica i pariasa. Nie jesteśmy gotowi do przysięgi. Z zaciśniętymi zębami walczą, walczą zaciekle – kochamy jednych, których znamy, innych, choć ich nie znamy – aby serca umiały czuć, nie były odrętwiałe. To mnie uzdrawia; a może jestem czymś, czemu nie mogę wierzyć? Wśród
śniegów, pod szczytami gór, na ruchomych piaskach, krok za krokiem, piędź po piędzi posuwają się walcząc, walcząc zaciekle, aby tam, gdzie dotąd była śmierć, powstało życie. „Kiedy człowiek pada ofiarą własnego gniewu, powodują nim rzeczy zewnętrzne. Kiedy trzyma się swego gruntu wytrwale, z całą wytrwałością, powstaje działanie lub piękno”, to żołnierska obrona i zbroja najlepsza
w walce. Świat jest domem sierot. Czy nigdy nie nastanie pokój nie zakłócony smutkiem? Krzykiem wołającego o pomoc, która nie nadchodzi? O, uciszony kształcie na piasku, nie mogę patrzeć, a przecież muszę. Jeśli ci wszyscy konający cierpliwie – wszystkie te cierpienia i zadane rany, i rozlew krwi – zdolne są nauczyć nas, jak żyć, śmierć tych ludzi nie była daremna.
Serce stwardniałe z nienawiści, o, serce z żelaza, żelazo jest żelazem, dopóki nie stoczy go rdza. Nie ma takiej wojny, która nie zaczynałaby się od wnętrza. Muszę walczyć, dopóki nie pokonam w sobie tego, co jest przyczyną wojny, a w co nie chciałam uwierzyć. Nic wewnątrz nie uczyniłam. O, zbrodnio Judaszowa! Piękno trwa wiecznie, proch zaledwie chwilę.
In Distrust of Merits
Strengthened to live, strengthened to die for medals and positioned victories? They’re fighting, fighting the blind man who thinks he sees,— who cannot see that the enslaver is enslaved; the hater, harmed. O shining O firm star, O tumultuous ocean lashed till small things go as they will, the mountainous wave makes us who look, know
depth. Lost at sea before they fought! O star of David, star of Bethlehem, O black imperial lion of the Lord-emblem of a risen world—be joined at last, be joined. There is hate’s crown beneath which all is death; there’s love’s without which none is king; the blessed deeds bless the halo. As contagion of sickness makes sickness,
contagion of trust can make trust. They’re fighting in deserts and caves, one by one, in battalions and squadrons; they’re fighting that I may yet recover from the disease, My Self; some have it lightly; some will die. ‘Man’s wolf to man’ and we devour ourselves. The enemy could not have made a greater breach in our defenses. One pilot-
ing a blind man can escape him, but Job disenheartened by false comfort knew that nothing can be so defeating as a blind man who can see. O alive who are dead, who are proud not to see, O small dust of the earth that walks so arrogantly, trust begets power and faith is an affectionate thing. We vow, we make this promise
to the fighting—it’s a promise—’We’ll never hate black, white, red, yellow, Jew, Gentile, Untouchable.’ We are not competent to make our vows. With set jaw they are fighting, fighting, fighting,—some we love whom we know, some we love but know not—that hearts may feel and not be numb. It cures me; or I am what I can’t believe in? Some in snow, some on crags, some in quicksands, little by little, much by much, they are fighting fighting that where there was death there may be life. ‘When a man is prey to anger, he is moved by outside things; when he holds his ground in patience patience patience, that is action or beauty,’ the soldier’s defense and hardest armor for
the fight. The world’s an orphans’ home. Shall we never have peace without sorrow? without pleas of the dying for help that won’t come? O quiet form upon the dust, I cannot look and yet I must. If these great patient dyings-all these agonies and wound bearings and bloodshed— can teach us how to live, these dyings were not wasted.
Hate-hardened heart, O heart of iron iron is iron till it is rust. There never was a war that was not inward; I must fight till I have conquered in myself what causes war, but I would not believe it. I inwardly did nothing. O Iscariot-like crime! Beauty is everlasting and dust is for a time.
Si debo hablar, ¿qué diré? ¿Qué he encontrado cura para los enfermos? No hallé ninguna cura, más que esta flor torcida: con solo mirarla los hombres sanan. Es a esta flor a la que todos cantan secretamente sus himnos. ¡Esta es aquella sagrada flor!
Y ¿cómo es posible? ¿Una flor retorcida y oscura? Es una flor de mostaza, y aun menos: apenas un ramillete sobre el tallo deforme y de hojas carnosas, detrás del vidrio, en este tiempo helado.
Una flor desgarbada e impropia del clima; ¿cómo es que ha conseguido tenerme aquí, boquiabierto inmóvil frente a esta ventana, en medio del frío, sin más voluntad, sin ojos para que no sean sus torcidos pétalos amarillos?
Que esta apariencia aunque extraña para mí es común está claro: existen flores como esta, con hojas así, que crecen en sus climas originarios.
Y entonces, ¿por qué la tortura y la fuga a través de la flor? Es como si Miguel Ángel hubiese tomado de ella el tema de sus Esclavos —y quizás así fue. Y ¿no hizo él florecer el mármol? Estoy triste como lo estaba él a su manera heroica. Pero además tengo ojos para ver y si bien presienten mi ruina y la de todo lo que amo, descubren también en mis ojos y mis labios y mi lengua el poder para liberarme y para hablar de ello, igual que Miguel Ángel, en sus manos, notó un poder similar si bien mayor.
En suma, he ahí los torturados cuerpos de los esclavos y el torturado cuerpo de mi flor que no es siquiera una flor de mostaza sino apenas una flor irreconocible y extraña que yo he de naturalizar y aclimatar y hacer mía.
Yellow Flower
What shall I say, because talk I must? That I have found a cure for the sick? I have found no cure for the sick but this crooked flower which only to look upon all men are cured. This is that flower for which all men sing secretly their hymns of praise. This is that sacred flower!
Can this be so? A flower so crooked and obscure? It is a mustard flower and not a mustard flower, a single spray topping the deformed stem of fleshy leaves in this freezing weather under glass.
An ungainly flower and an unnatural one, in this climate; what can be the reason that it has picked me out to hold me, openmouthed, rooted before this window in the cold, my will drained from me so that I have only eyes for these yellow, twisted petals . ?
That the sight, though strange to me, must be a common one, is clear: there are such flowers with such leaves native to some climate which they can call their own.
But why the torture and the escape through the flower? It is as if Michelangelo had conceived the subject of his Slaves from this -or might have done so. And did he not make the marble bloom? I am sad as he was sad in his heroic mood. But also I have eyes that are made to see and if they see ruin for myself and all that I hold dear, they see also through the eyes and through the lips and tongue the power to free myself and speak of it, as Michelangelo through his hands had the same, if greater, power.
Which leaves, to account for, the tortured bodies of the slaves themselves and the tortured body of my flower which is not a mustard flower at all but some unrecognized and unearthly flower for me to naturalize and acclimate and choose it for my own.
Fotos propias
Tłum. Ada Trzeciakowska
Żółty kwiat
Cóż tu powiedzieć, bo powiedzieć muszę? Że znalazłem lekarstwo dla chorych? Nie znalazłem żadnego lekarstwa, tylko ten wygięty żółty kwiat od samego nań patrzenia ludzie zdrowieją. To ten kwiat do którego ludzie wyśpiewują sekretnie hymny pochwalne. To właśnie ten święty kwiat!
Jak to być może? Kwiat, taki wygięty i taki ciemny? To nawet gorczycy kwiat nie do końca, ledwo gałązka na zdeformowanej łodyżce mięsiste liście w tym mroźnym chłodzie pod lodem.
Niezdarny kwiat i nienaturalny w tym klimacie; z jakiej przyczyny schwycił mnie za serce i trzyma z rozwartymi ustami, przyrośniętego przy oknie na chłodzie, bezwolnego zupełnie z sercem tylko bijącym dla tych żółtych skręconych kwiatków . ?
Ten widok, myślę, niecodzienny dla mnie, musi być zwyczajny, zapewne: tyle kwiatów wokół i tyle liści w pewnych klimatach dla nich macierzystych.
W takim razie czemuż tortura i ucieczka poprzez kwiat? To jakby Michał Anioł czerpał z nich inspirację dla swych Niewolników -być może tak było. Czyż nie rozkwitł marmur w jego dłoniach? A ja posmutniałem jak on na swój bohaterski sposób. Lecz poza tym mam oczy by patrzeć a jeśli wyglądają zguby dla mnie i dla wszystkiego co mi drogie, dostrzegają również w tych oczach w tych ustach w tym języku siłę bym wyzwolić się mógł i mówić o tym, niczym Michał Anioł, który w dłoniach swych odnalazł , o ile większą, siłę.
Które to liście, ostatecznie, są torturowanymi ciałami niewolników jak i torturowane jest ciało mojego kwiatu który to nawet nie kwiatem gorczycy do końca jest lecz jakimś nieznanym i nieziemskim kwiatem który to ja mam zaszczepić i zaaklimatyzować i uczynić moim.