Francisco Brines

1932 – 2021, España (Oliva)

La última costa

Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
    Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.
       Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad,
flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.
Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco,
en el viaje aquel de todos a la niebla.

Fotogramas de El sanatorio de la clepsidra de W. J. Has

Tłum. Ada Trzeciakowska

Ostatni brzeg

Była tam barka, i ponure postaci
na przysposobionym brzegu. Noc na ziemi,
pogrzebana.
     A z tyłu ta łódź, o przyćmionych światłach,
gdzie tłoczył się, gorączkowo, choć ze smutkiem,
żałobny tłum.
      Naprzeciwko, gęsty tuman mgły
ściśnięty pod niebem już bez sklepienia.
I oczekująca łódź, podczas gdy inne osiadły na mieliźnie.

Przybyliśmy wyczerpani, skóra napięta, trochę sucha.
Nieruchome powietrze, z frędzlami wilgoci,
unosiło się w tym miejscu.
Wszystko było już gotowe.
Mgła, coraz szczelniejsza,
domagała się ujścia. Łzy przysłaniały mi oczy.
Chwyciliśmy za obdrapane wiosła
i jak niewolnicy, niemi,
odpychaliśmy czarne wody.
Matka wpatrywała się we mnie z łodzi,
w czasie tej podróży we mgłę nas wszystkich.



Zbigniew Herbert

1924-1998, Polonia

28 de julio se cumplieron 25 años de la muerte de Zbigniew Herbert.

FOTOGRAFÍA*

Con ese muchacho inmóvil como la flecha del eleata
muchacho entre hierbas altas nada tengo en común
salvo la fecha de nacimiento las rayas de la mano

la fotografía la tomó mi padre antes de la segunda guerra médica
del follaje y las nubes deduzco que era agosto
los pájaros resonaban los grillos el olor de cereales olor de plenitud

abajo el río en los mapas romanos llamado Hípanis
la cuenca fluvial y el cercano trueno aconsejaban refugiarse entre los griegos
sus colonias en la costa no quedaban demasiado lejos

el muchacho sonríe confiado la única sombra que conoce
es la sombra del sombrero de paja la sombra del pino la sombra de la casa

y aquí el único resplandor es el resplandor del poniente

        pequeño mío mi Isaac agacha la cabeza
        solo un instante de dolor y después serás
        lo que quieras – golondrina lirio silvestre

        debo pues verter tu sangre pequeño mío
        para que inocente quedes en el relámpago estivo
        ya para siempre seguro como un insecto preso en el ámbar
        bello como una catedral de helechos en el carbón salvada

*El poema es una pregunta de índole religiosa dirigida a Dios, cuya voluntad no sólo es fuente de poder curativo, sino que también puede inspirar terror y miedo. El único y esperado hijo de Abraham, Isaac, debía, según el mandato de Yahvé, ser asesinado por su propio padre y sacrificado en el monte Moriah (…). La historia de Abraham e Isaac en el Antiguo Testamento fue objeto de un minucioso análisis por parte de Søren Kierkegaard en su libro. En él, el filósofo danés ve la paradoja de la fe condicionada por la suspensión teleológica de la ética. La ética no tiene finalidad fuera de sí misma, porque ella misma es un τέλος para todo. Abraham se enfrenta a Dios completamente solo, en una relación definida por Kierkegaard como absoluta. No puede apelar a la ética, cuyos principios son generales y, por tanto, universalmente válidos para todos. El asesinato de su amado hijo, después de todo, es incompatible con la ética. De ahí la profunda soledad de Abraham. El camino hacia el monte Moriah debió de ser un calvario para él, porque –tras haber transgredido los límites éticos- se quedó completamente solo con Isaac y con su fe. La paradoja, pues, es que el individuo, en un acto de fe, trasciende la ética, es decir, lo que es general y universal.
Las dos últimas estrofas del poema «Fotografía» de Herbert son una referencia evidente a la historia de Abraham e Isaac. Al igual que Kierkegaard, el poeta pone en boca del padre las palabras con las que podría haberse dirigido a su hijo cuando ambos se encontraban en el monte Moriah. En el Génesis, a la pregunta de Isaac por el animal para el sacrificio, Abraham responde: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». (Génesis 22:8), y oculta así al muchacho la tragedia y el horror del acontecimiento hasta el último momento. (…) El tiempo histórico se transforma en el eterno ahora, ya que Isaac, asesinado por su padre, es comparado con un insecto en ámbar y con una catedral de helechos salvada en carbón. (…) La muerte de Isaac en el poema de Herbert es así una necesidad sufragada con el sufrimiento del niño, que es la condición sine qua non de su existencia fuera del tiempo (…).
El tiempo histórico, el tiempo de la aniquilación de la guerra, se cruza así en el poema «Fotografía» con el tiempo eterno. El niño es inmortalizado en la fotografía, inmóvil como la flecha de eleata, y por tanto (según la paradoja de Zenón de Elea) permanece en la inmovilidad (el movimiento de la flecha es una apariencia), (…). El movimiento existe, sin embargo, en el sentido de un cambio cualitativo aristotélico, ya que el muchacho, como el grano que madura, pronto tendrá que dar fruto, que es la aceptación de su propio destino. (…)
El sujeto enunciador lírico contempla la historia del muchacho de la fotografía desde una perspectiva posfáctica; las mismas huellas dactilares señalan la identidad de la persona, aunque los separa el abismo del tiempo. La fotografía fue tomada antes de la Segunda Guerra Mundial (del follaje y las nubes deduzco que era agosto), cuando el niño aún no había conocido el horror de la destrucción y la muerte; sin embargo, tanto el olor de cereal como el resplandor del poniente presagian la consumación del sacrificio; el resplandor del fuego y la mies madura para la siega. El orador tiende un puente temporal entre la historia contemporánea y la historia de Abraham e Isaac. La muerte del muchacho sería, pues, el cumplimiento del destino asignado por Dios, quien, sin embargo, le llama a la vida en la intemporalidad, es decir, en el eterno ahora (…). La pregunta a Dios está implícita y se refiere a la cuestión de preservar la fe ante la muerte de un niño inocente. Sin embargo, la diferencia es fundamental, porque en la Biblia es Abraham quien ha de ser el artífice de la acción, lo que significa que su fe (como padre del niño) es sometida a la prueba suprema, mientras que en la obra de Herbert el niño es víctima de la guerra. Para Hegel, la historia (y por tanto la guerra) era una necesidad a través de la cual el espíritu absoluto adquiría conciencia de sí mismo. El individuo, en cambio, sólo podía realizarse en la generalidad ética y en la comunidad, tesis inaceptable para Kierkegaard, que creía que la fe era la relación fundamental entre Dios y el individuo (no vinculada a ninguna generalidad como la ética hegeliana o el espíritu de la historia). En el poema de Herbert, la luminosidad del ámbar perdurable –hashmal*– representa una negación de la sombra asociada al tiempo histórico del Holocausto. Dios, como administrador del destino en nombre de la necesidad histórica, no le era próximo. Siguiendo a Kierkegaard, Herbert muestra la paradoja y el poder de la fe de Abraham, que trasciende la ética y lo general para cumplir la voluntad de Yahvé.

HALINA KOZDĘBA-MURRAY «Motivos filosóficos en la obra de Zbigniew Herbert»
*ámbar, pero también ángel, una entidad luminosa, eléctrica

Fotografía de Chevalier Bernard

FOTOGRAFia*

Z tym chłopcem nieruchomym jak strzała Eleaty
chłopcem wśród traw wysokich nie mam nic wspólnego
poza datą narodzin linią papilarną

to zdjęcie robił mój ojciec przed drugą wojną perską
z listowia i obłoków wnioskuję że był sierpień
ptaki dzwoniły świerszcze zapach zbóż zapach pełni

w dole rzeka na rzymskich mapach nazwana Hypanis
dział wód i bliski grom doradzał by schronić się u Greków
ich nadmorskie kolonie nie były zbyt daleko

chłopiec uśmiecha się ufnie jedyny cień jaki zna
to cień słomkowego kapelusza cień sosny cień domu
a jeśli łuna to łuna zachodu

        mój mały mój Izaaku pochyl głowę
        to tylko chwila bólu a potem będziesz
        czym tylko chcesz – jaskółką lilią polną

        więc muszę przelać twoją krew mój mały
        abyś pozostał niewinny w letniej błyskawicy
        już na zawsze bezpieczny jak owad w bursztynie
        piękny jak ocalała w węglu katedra paproci

*Wiersz jest pytaniem natury religijnej skierowanym do Boga, którego wola jest nie tylko źródłem ozdrowieńczej siły, lecz może także budzić grozę i lęk. Jedyny i długo oczekiwany syn Abrahama – Izaak, zgodnie z nakazem Jahwe miał zostać zamordowany przez własnego ojca i złożony w ofierze na górze Moria (…). Starotestamentowa historia Abrahama i Izaaka stała się przedmiotem gruntownej analizy Sørena Kierkegaarda w jego książce „Bojaźń i drżenie”. Duński filozof dostrzega w niej paradoks wiary, którego warunkiem jest teleologiczne zawieszenie etyki. Etyka nie ma żadnego celu poza sobą, ponieważ sama stanowi τέλος dla wszystkiego. Abraham staje wobec Boga zupełnie sam, w stosunku określonym przez Kierkegaarda jako absolutny. Nie może odwołać się do etyki, której zasady są ogólne, a tym samym powszechnie ważne dla wszystkich. Zamordowanie ukochanego syna pozostaje przecież w sprzeczności do etyki. Stąd dogłębna samotność Abrahama. Ścieżka wzwyż ku górze Moria musiała być dla niego męką, ponieważ – przekroczywszy granice etyczne – pozostał zupełnie sam z Izaakiem i ze swoją wiarą. Paradoks polega więc na tym, że jednostka w akcie wiary transcenduje etykę, a więc to, co ogólne i uniwersalne.
Ostatnie dwie strofy w wierszu Herberta „Fotografia” są oczywistym nawiązaniem do historii Abrahama i Izaaka. Podobnie jak Kierkegaard, poeta wkłada w usta ojca słowa, którymi mógł zwrócić się do syna, gdy obaj stanęli już na górze Moria. W Księdze Rodzaju, na pytanie Izaaka o zwierzę ofiarne, Abraham odpowiada: „Bóg upatrzy sobie jagnię na całopalenie, synu mój.” (Rdz 22, 8), a zatem do ostatniej chwili ukrywa przed chłopcem tragizm i grozę wydarzenia. (…) Czas historyczny zamienia się w wieczne teraz, ponieważ zamordowany przez ojca Izaak porównany zostaje do owadu w bursztynie i do ocalałej w węglu katedry paproci. (…) Śmierć Izaaka w wierszu Herberta jest więc koniecznością okupioną cierpieniem chłopca, które stanowi warunek sine qua non jego trwania poza czasem (…) .
Czas historyczny, czas wojennej zagłady przecina się zatem w wierszu „Fotografia” z czasem wiecznym. Chłopiec jest uwieczniony na zdjęciu, nieruchomy jak strzała Eleaty, a więc (zgodnie z paradoksem Zenona z Elei) pozostający w bezruchu (ruch strzały jest pozorem), (…). Ruch istnieje jednak w znaczeniu arystotelesowskiej zmiany jakościowej, ponieważ chłopiec, podobnie jak dojrzewające zboże, będzie musiał w niedługim czasie wydać plon, którym jest przyjęcie własnego losu. Także lilia, której kształt po śmierci miałby przybrać Izaak, odsyła do symboliki biblijnej, wskazując na niewinność chłopca, oraz jego królewską godność: „nawet Salomon w całym swoim przepychu nie był tak ubrany jak jedna z lilii polnych.”
Osoba mówiąca w wierszu rozpatruje historię chłopca z fotografii z perspektywy post factum; te same linie papilarne wskazują na tożsamość osoby, jakkolwiek dzieli je otchłań czasu. Zdjęcie powstało przed II wojną światową (z listowia i obłoków wnioskuję, że był sierpień), gdy chłopiec nie znał jeszcze grozy zniszczenia i śmierci, a jednak tak zapach zbóż, jak i łuna zachodu są zapowiedzią dopełnienia ofiary; łuny pożaru i dojrzałego do zbioru żniwa. Osoba mówiąca tworzy pomost czasu między historią współczesną, a historią Abrahama i Izaaka. Śmierć chłopca byłaby zatem spełnieniem losu przeznaczonego mu przez Boga, który jednak powołuje go do życia w bezczasowości tj. w wiecznym teraz (…). Pytanie do Boga jest ukryte i dotyczy kwestii zachowania wiary w obliczu śmierci niewinnego dziecka. Różnica jest jednak zasadnicza, ponieważ w Biblii to Abraham ma być sprawcą czynu, co oznacza, że jego wiara (jako ojca dziecka) zostaje wystawiona na najwyższą próbę, podczas, gdy w utworze Herberta chłopiec jest ofiarą wojny. Dla Hegla historia (a więc także wojna) była koniecznością, dzięki której duch absolutny zyskiwał samoświadomość. Jednostka mogła natomiast uzyskać spełnienie tylko w ogólności etycznej i we wspólnocie – teza niemożliwa do przyjęcia dla Kierkegaarda, który uważał, że wiara jest fundamentalną relacją między Bogiem i jednostką (nie wiąże się z żadną ogólnością np. etyką heglowską, czy duchem dziejów). W wierszu Herberta świetlistość trwałego bursztynu haszmal stanowi zaprzeczenie cienia związanego z historycznym czasem Zagłady. Bóg, jako szafarz losu w imię konieczności historycznej nie był mu bliski. Idąc za Kierkegaardem Herbert ukazuje paradoks i siłę wiary Abrahama, który przekracza etykę i to, co ogólne, by spełnić wolę Jahwe.

HALINA KOZDĘBA-MURRAY «Wątki filozoficzne w twórczości Zbigniewa Herberta»

Anna Kamieńska

1920-1986, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

cuaderno de notas 1973-1979

Durante mucho tiempo he vivido como si intentara recordar algo olvidado. No sé lo que es, pero seguramente he perdido algo, he dejado algo atrás, debería volver a algún momento para recuperarlo. Pero, ¿es posible volver al pasado?


En esta inquietud y búsqueda, hay que escribir algo, darle forma a algo. Sea lo que sea, tal vez surja de ello alguna propuesta de sentido y de orden. Cualquier situación puede llegar a ser un punto de partida. Conocer la vida no tiene principio ni fin. Es como la tierra; cada punto en su superficie puede convertirse en un principio y en un centro.
Cada punto de la vida puede ser aquel a partir del cual comienza algo importante.
Es importante recordarlo cuando la vida se pone muy difícil y cuando el curso de lo cotidiano ya nos resulta demasiado despiadado.


Teóricamente, una «nueva vida» la podemos empezar desde cualquier punto, así que ¿por qué no lo hacemos? Arrastramos a cuestas a nuestro «yo», una marioneta que es ridícula y en cualquier momento queda obsoleta, falsa.


Dejar de esperar.
Pero inmediatamente empezamos a esperar otra cosa. No hay manera de salir de este bucle: excepto la muerte del alma o del cuerpo. (…)


Julio

La sensación de que todo carece de sentido nace cuando el hombre no está lo suficientemente arraigado en el mundo humano. Cuando vive casi como en la naturaleza, porque vegeta.
Sólo cuando uno está «implicado», por ejemplo, en salvar vidas humanas (como en la catástrofe en la mina), aporta un sentido al esfuerzo. Pero estos momentos dramáticos escasean en la vida. Y por eso tenemos que escuchar música, refugiarnos en objetos inservibles, escuchar nuestro propio cuerpo y sus caprichos.
«Rayuela» de Julio Cortázar es precisamente un libro sobre la alienación. El hombre debe sentir que su esfuerzo es imprescindible, no aparente. De hecho, necesitamos constantemente salvar alguna existencia o su percepción de sentido. Se ven amenazadas a cada momento.
La amistad, el amor, también son saltos al abismo, al precipicio. O muero yo o nos salvamos los dos. Siempre se esconde en ello una cierta determinación y obediencia a algo que nos empuja al uno hacia el otro.
Uno no debe resistirse a la voz que le dice que corra para salvar vidas.


Hay personas, las llamadas decentes, que colaboran con la vida en lugar de luchar contra ella.


Cuando nos quedamos de brazos cruzados, a veces nos sentimos como condenados que esperan su ejecución. Y en realidad es un sentimiento legítimo. Nos inventamos todo tipo de cosas para olvidar que somos convictos.

Fotografías de Lee Friedlander (1934, EE.UU)

Notatnik 1973-1979

Od dłuższego czasu żyję tak, jakbym starała się przypomnieć sobie coś zapomnianego. Nie wiem, co to jest, ale na pewno coś zgubiłam, zostawiłam, powinnam wrócić do jakiegoś momentu, aby to odzyskać. Ale czy można wrócić w przeszłość?


W tym niepokoju i poszukiwaniu trzeba coś pisać, coś kształtować. Cokolwiek to będzie, może wyrazi się w tym jakaś propozycja sensu i ładu. Każda sytuacja może stać się punktem wyjścia. Wiedza o życiu nie ma początku ani końca. Jest jak ziemia; każdy punkt na niej może stać się początkiem i środkiem.
Każdy punkt życia może być tym, od którego coś ważnego się rozpocznie.
Trzeba o tym pamiętać, gdy jest bardzo ciężko i gdy bieg powszedniości jest już zbyt bezlitosny.


Teoretycznie od każdego punktu można zacząć „nowe życie», Czemuż więc tego nie robimy? Wleczemy za sobą swoje „ja», kukłę śmieszną i w każdej chwili już przestarzałą, nieprawdziwą.


Przestać oczekiwać.
Ale natychmiast zaczynamy oczekiwać czegoś innego. Nie ma wyjścia z tego kręgu – prócz śmierci dla duszy albo dla ciała.


Lipiec

Poczucie bezsensu wszystkiego rodzi się tam, gdzie człowiek nie jest dostatecznie zakorzeniony w ludzkim świecie. Gdzie żyje prawie jak w naturze, wegetuje.
Dopiero „zaangażowanie» np. w ratowanie życia ludzkiego (jak w czasie katastrofy kopalni) budzi poczucie sensu wysiłków. Lecz te dramatyczne chwile są w życiu rzadkie. I dlatego musimy słuchać muzyki, grzebać się w śmieciach przedmiotów, nasłuchiwać własnego ciała i jego zachcianek.
,,Gra w klasy» Julio Cortazara to książka właśnie o wyobcowaniu. Człowiek musi czuć, że jego trud jest konieczny, nie pozorny. Właściwie ciągle trzeba nam ratować jakieś zagrożone istnienie albo poczucie jego sensu. Ono w każdej chwili jest zagrożone.
Przyjaźń, miłość – to także skoki w przepaść, w głębię. Albo zginę, albo uratujemy się we dwoje. Jest w tym zawsze jakaś determinacja i posłuszeństwo czemuś, co nas pcha ku sobie.
Nie wolno się opierać głosowi, który każe biec na ratunek życia.


Są ludzie tzw. porządni, którzy kolaborują z życiem, zamiast z nim walczyć.


Gdy siedzimy bezczynnie, mamy czasem poczucie skazańców oczekujących egzekucji. I to jest właściwie słuszne samopoczucie. Wymyślamy sobie różne rzeczy, aby zapomnieć o tym, że jesteśmy skazańcami.

Francisco Brines

1932 – 2021, España (Oliva)

Experiencia con K.

Has salido al centro de la noche
con la cabeza desolada,
y has abierto los ojos para sentirte ciego,
mientras las ruinas de los vientos te iban destruyendo los labios.
Y has entrado con el talón izquierdo en el vacío,
donde esperabas ser feliz, o tener paz;
mira, percibes todavía, sin piedad, un mayor abandono.
Vuelves, por un momento, al adorado Dios que quiso hacer el mundo para ti,
y ves su sinrazón,
y la piedad que a ti te niegas a Él se la concedes.
Ahora has entrado en la dura punta de la estaca del vacío,
y lo has hecho por el derecho riñón,
con agudo dolor y sin lágrimas.
Y así rueda la tarde en esta habitación, que no es de amor,
mientras un cuerpo duerme a ti abrazado.
Mira cómo la vida es poca muerte, aunque su gesto quiera complacerte,
y en la esterilidad abocas el amor, que solo tuyo es, y pudo ser la dicha,
y vale en el rincón como un poco de polvo.

Y has regresado de la noche, porque pudiste ver,
pues el ángel más torpe, el que no existe,
le ha devuelto a tus ojos, con un tizón desnudo,
el poder de las aguas,
y lloras como el niño que, perdido en el bosque, no quiso haber nacido,
y el cuerpo que te abraza, con fingido calor, sigue aún destruyendo tu envejecido cuerpo.

Todas las imágenes ha sido generadas mediante IA (Stable Diffusion)

Tłum. Ada Trzeciakowska

Doznanie z K.

Wyszedłeś i trafiłeś w oko nocy
udręczony szeroko
otworzyłeś oczy, by poczuć się ślepym,
gdy ruiny wiatrów powoli zdzierały ci wargi.
A lewą piętą wdepnąłeś w pustkę,
tam, gdzie miałeś znaleźć szczęście lub spokój;
Spójrz, wciąż dostrzegasz, bezlitosne, jeszcze więcej opuszczenia.
Wracasz, na chwilę, do uwielbianego Boga, chciał stworzyć świat dla ciebie,
a widzisz tylko jego nierozsądek,
litością, której odmawiasz sobie, obdarzasz Jego.
Teraz wszedłeś na twardy szpic kołka pustki,
i zrobiłeś to prawą nerką,
boleśnie i bez łez.
I tak wieczór toczy się w tym pokoju, bez miłości
podczas gdy jakieś ciało śpi w twoich ramionach.
Przyjrzyj się w jaki sposób życie to błaha śmierć, choć swym gestem chciałoby ci dogodzić,
i sterylnie przelewasz miłość, która jest tylko twoja, a mogła być szczęściem,
zaś warta jest w ukryciu tyle, co pyłek kurzu.

Wróciłeś z jądra nocy, bo mogłeś widzieć,
wtedy, najbardziej nieudolny anioł, ten, który nie istnieje,
nagą klingą przywrócił twoim oczom
moc płynącej wody,
i płaczesz jak dziecko, które, zgubiwszy się w lesie, nie chciało się urodzić,
a ciało obejmujące cię z udawanym żarem, wciąż pustoszy twoje stetryczałe ciało.

Janusz Pasierb

1929-1993, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

VÍA CRUCIS

no es de extrañar
que cada dos por tres caiga

no hay un solo momento
sin que nos lleve a cuestas

a veces alguien rompe a llorar
entonces se le hace aún más duro

le limpia la cara con un trozo de tela
mira con espanto la imagen reflejada

a veces sostiene su cruz
está menos solo en su suplicio

de repente grita a su lado
ahoga por un instante la pulsación de la sangre

a su lado cruces similares
muere entre otros

entre buenos y malos
como cada uno de nosotros tendido

Del reportaje de Lys Arango, Barán, Rajastán, el día en que la población de la India ha superado a la de China

DROGA KRZYŻOWA

nic dziwnego
że co chwilę upada

nie ma chwili
żeby nas nie dźwigał

czasem ktoś się rozpłacze
jest wtedy jeszcze ciężej

chustą twarz obetrze
patrzy ze zgrozą w odbicie

czasem krzyż podeprze
jest mniej samotny w męce

raptem zakrzyknie obok
zagłuszy na chwilę pulsowanie krwi

obok podobne krzyże
umiera między innymi

pomiędzy dobrym i złym
jak każdy z nas rozpięty

Mijaíl Bulgákov

1891-1940, Rusia

Trad. Amaya Lacasa Sancha

El maestro y Margarita

¿Aseguras que no has instigado a que derriben… o quemen, o destruyan el templo de alguna otra manera?
—Repito, hegémono, que no he provocado a nadie a hacer esas cosas. ¿Acaso parezco un loco?
—Oh, no, no pareces loco —contestó el procurador en voz baja, y sonrió con mordaz expresión—. Jura que no lo has hecho.
—¿Por qué quieres que jure? —se animó el preso.
—Aunque sea por tu vida —contestó el procurador—. Es el mejor momento, porque, para que lo sepas, tu vida pende de un hilo.
—¿No pensarás que tú la has colgado, hegémono? —preguntó el preso—. Si es así, estás muy equivocado.
Pilatos se estremeció, y respondió entre dientes:
—Yo puedo cortar ese hilito.
—También en eso estás equivocado —contestó el preso, iluminándose con una sonrisa, mientras se protegía la cara del sol—. ¿Reconocerás que sólo aquel que lo ha colgado puede cortar ese hilo?
—Ya, ya —dijo Pilatos, sonriente—. Ahora estoy seguro de que los ociosos mirones de Jershalaím te seguían los pasos. No sé quién te habrá colgado la lengua, pero lo ha hecho muy bien. A propósito, ¿es cierto que has entrado en Jershalaím por la Puerta de Susa, montando un burro y acompañado por un tropel de la plebe, que te aclamaba como a un profeta? —el procurador señaló el rollo de pergamino. El preso miró sorprendido al procurador. —Si no tengo ningún burro, hegémono. Es verdad, entré en Jershalaím por la Puerta de Susa, pero a pie y acompañado por Leví Mateo solamente, y nadie me gritó, porque entonces nadie me conocía en Jershalaím.
—¿No conoces a éstos —seguía Pilatos sin apartar la vista del preso—: a un tal Dismás, a otro Gestas y a un tercero Bar‑Rabbán?
—A esos buenos hombres no les conozco —contestó el detenido.
—¿Seguro?
—Seguro.
—Ahora, dime: ¿por qué siempre utilizas eso de «buenos hombres»? ¿Es que a todos les llamas así?
—Sí, a todos —contestó el preso—. No hay hombres malos en la tierra.
—Es la primera vez que lo oigo —dijo Pilatos, sonriendo—. ¡Puede ser que no conozca suficientemente la vida! Deje de escribir —dijo, volviéndose hacia el secretario, que había dejado de hacerlo hacia tiempo, y se dirigió de nuevo al preso:
—¿Has leído algo de eso en un libro griego?
—No, he llegado a ello por mí mismo.
—¿Y lo predicas?
—Sí.
—Y el centurión Marco, llamado Matarratas, ¿también es bueno?
—Sí —contestó el preso—; pero es un hombre desgraciado. Desde que unos buenos hombres le desfiguraron la cara, se hizo duro y cruel. Me gustaría saber quién se lo hizo.
—Yo te lo puedo explicar con mucho gusto —contestó Pilatos—, porque fui testigo. Los buenos hombres se echaron sobre él como perros sobre un oso. Los germanos le sujetaron por el cuello, los brazos y las piernas. El manípulo de infantería fue cercado, y de no haber sido por la turma de caballería que yo dirigía, que atacó por el flanco, tú, filósofo, no podrías hablar ahora con Matarratas. Eso sucedió en la batalla de Idistaviso, en el Valle de las Doncellas.
—Si yo pudiera hablar con él —dijo de pronto el detenido con aire soñador—, estoy seguro que cambiaría completamente.
—Me parece —respondió Pilatos— que le haría muy poca gracia al legado de la legión que tú hablaras con alguno de sus oficiales o soldados. Pero, afortunadamente, eso no va a suceder, porque el primero que se encargará de impedirlo seré yo.
En ese momento una golondrina penetró en la columnata volando con rapidez, hizo un círculo bajo el techo dorado, casi rozó con sus alas puntiagudas el rostro de una estatua de cobre en un nicho y desapareció tras el capitel de una columna. Es posible que se le hubiera ocurrido hacer allí su nido.
Durante el vuelo de la golondrina, en la cabeza del procurador, ahora lúcida y sin confusión, se había formado el esquema de la actitud a seguir. El hegémono, estudiado el caso de Joshuá, el filósofo errante apodado Ga‑Nozri, no había descubierto motivo de delito. No halló, por ejemplo, ninguna relación entre las acciones de Joshuá y las revueltas que habían tenido lugar en Jershalaím. El filósofo errante había resultado ser un enfermo mental y por ello el procurador no aprobaba la sentencia de muerte que pronunciara el Pequeño Sanedrín. Pero teniendo en cuenta que los discursos irrazonables y utópicos de Ga‑Nozri podían ocasionar disturbios en Jershalaím, lo recluiría en Cesarea de Estratón, en el mar Mediterráneo, es decir, donde el procurador tenía su residencia.
Sólo quedaba dictárselo al secretario.
(…)
El primero en hablar fue el preso.
—Veo que algo malo ha sucedido porque yo hablara con ese joven de Kerioth. Tengo el presentimiento, hegémono, de que le va a suceder algún infortunio y siento lástima por él.
—Me parece —dijo el procurador con sonrisa extraña— que hay alguien por quien deberías sentir mucha más lástima que por Judas de Kerioth; ¡alguien que lo va a pasar mucho peor que Judas!… Entonces, Marco Matarratas, el verdugo frío y convencido, los hombres, que según veo —el procurador señaló la cara desfigurada de Joshuá— te han pegado por tus predicaciones, los bandidos Dismás y Gestas que mataron con sus secuaces a cuatro soldados, el sucio traidor Judas, ¿todos son buenos hombres?
—Sí —respondió el preso.
—¿Y llegará el reino de la verdad?
—Llegará, hegémono —contestó Joshuá convencido.
—¡No llegará nunca! —gritó de pronto Pilatos con una voz tan tremenda, que Joshuá se echó hacia atrás. Así gritaba Pilatos a sus soldados en el Valle de las Doncellas hacía muchos años: «¡Destrozadles! ¡Han cogido al Gigante Matarratas!». Alzó más su voz ronca de soldado y gritó para que le oyeran en el jardín:
—¡Delincuente! ¡Delincuente! —luego, en voz baja, preguntó—: Joshuá Ga‑Nozri, ¿crees en algunos dioses?
—Hay un Dios —contestó Joshuá— y creo en Él.
—Entonces, ¡rézale! ¡Rézale todo lo que puedas! Aunque… —la voz de Pilatos se cortó— esto tampoco ayudará. ¿Tienes mujer? —preguntó angustiado, sin comprender lo que le ocurría.
—No; estoy solo.
—Odiosa ciudad… —murmuró el procurador; movió los hombros como si tuviera frío y se frotó las manos como lavándoselas—. Si te hubieran matado antes de tu encuentro con Judas de Kerioth hubiera sido mucho mejor.
—¿Por qué no me dejas libre, hegémono? —pidió de pronto el preso con ansiedad—. Me parece que quieren matarme.
Pilatos cambió de cara y miró a Joshuá con ojos irritados y enrojecidos.
—¿Tú crees, desdichado, que un procurador romano puede soltar a un hombre que dice las cosas que acabas de decir? ¡Oh, dioses! ¿O te imaginas que quiero encontrarme en tu lugar? ¡No comparto tus ideas! Escucha: si desde este momento pronuncias una sola palabra o te pones al habla con alguien, ¡guárdate de mí! Te lo repito: ¡guárdate!
—¡Hegémono…!
—¡A callar! —exclamó Pilatos, y con una mirada furiosa siguió a la golondrina que entró de nuevo en el balcón—. ¡Que vengan! —gritó.
Cuando el secretario y la escolta volvieron a su sitio, Pilatos anunció que aprobaba la sentencia de muerte del delincuente Joshuá Ga‑Nozri, pronunciada por el Pequeño Sanedrín, y el secretario apuntó las palabras de Pilatos.
(…)
En virtud de todo lo dicho, el procurador pedía al gran sacerdote que revisara la decisión y dejara en libertad a aquel de los dos condenados que representara menos peligro, y éste era, sin duda alguna, Ga‑Nozri.
Caifás dijo en voz baja y firme que el Sanedrín había estudiado el caso con mucho detenimiento y que comunicaba por segunda vez que quería la libertad de Bar‑Rabbán.
—¿Pero cómo? ¿También después de mi gestión? ¿De la gestión del que representa al gobierno romano? Gran sacerdote, repítelo por tercera vez.
—Comunico por tercera vez que dejamos en libertad a Bar‑Rabbán —dijo Caifás en voz baja.
Todo había terminado y no valía la pena seguir discutiendo. Ga‑Nozri se iba para siempre y nadie podría calmar los horribles dolores del procurador, la única salvación era la muerte. Pero esta idea no fue lo que le sorprendió. Aquella angustia inexplicable que le invadiera cuando estaba en el balcón se había apoderado ahora de todo su ser. Intentó buscar una explicación y la que encontró fue bastante extraña. Tuvo la vaga sensación de que su conversación con el condenado quedó sin terminar, o que no le había escuchado hasta el final.
Pilatos desechó este pensamiento, que desapareció tan repentinamente como había surgido. Se fue, y su angustia quedó sin explicar, porque tampoco la explicaba la idea que relampagueó en su cerebro. «La inmortalidad…, ha llegado la inmortalidad…» ¿Quién iba a ser inmortal? El procurador no pudo comprenderlo, pero la idea de la misteriosa inmortalidad le hizo sentir frío en medio de aquel sol agobiante.
—Bien —dijo Pilatos—; así sea.
Entonces se volvió, abarcó con la mirada el mundo que veía y se sorprendió del cambio que había sufrido. Desapareció la mata cubierta de rosas, desaparecieron los cipreses que bordeaban la terraza superior, también el granate y una estatua blanca en medio del verde. En su lugar flotó una nube purpúrea, con algas que oscilaban y que empezaron a moverse hacia un lado, y con ellas se movió Pilatos. Ahora se le llevaba, asfixiándole y abrasándole, la ira más terrible, la ira de la impotencia.
—Me ahogo —pronunció Pilatos—. ¡Me ahogo!
Con una mano, fría y húmeda, tiró del broche del manto y éste cayó sobre la arena.
—Se nota mucho bochorno, hay tormenta en algún sitio —contestó Caifás, sin apartar los ojos del rostro enrojecido del procurador, temiendo lo que estaba por llegar. «¡Qué terrible es el mes Nisán este año!»
—No —dijo Pilatos—, no es por el bochorno; me asfixio por estar junto a ti, Caifás —y añadió con una sonrisa, entornando los ojos—: Cuídate bien, gran sacerdote.
Brillaron los ojos oscuros del gran sacerdote y su cara expresó asombro con no menos habilidad que el procurador.
—¿Qué estoy oyendo, procurador? —dijo Caifás digno y tranquilo—. ¿Me amenazas después de una sentencia aprobada por ti mismo? ¿Será posible?
(…)
La cara del gran sacerdote se cubrió de manchas, sus ojos ardían. Al igual que el procurador, sonrió enseñando los dientes, y contestó:
—¿Crees, procurador, en lo que estás diciendo? ¡No, no lo crees! No es paz, no es paz lo que ha traído a Jershalaím ese cautivador del pueblo, y tú, jinete, lo comprendes perfectamente. ¡Querías soltarle para que sublevara al pueblo, injuriara nuestra religión y expusiera el pueblo a las espadas romanas! Pero yo, gran sacerdote de Judea, mientras esté vivo ¡no permitiré que se humille la religión y protegeré al pueblo! ¿Oyes, Pilatos? —y Caifás levantó la mano con un gesto amenazador—. ¡Escucha, procurador!
Caifás dejó de hablar y el procurador oyó de nuevo el ruido del mar, que se acercaba a las mismas murallas del jardín de Herodes el Grande. El ruido subía desde los pies del procurador hasta su rostro. A sus espaldas, en las alas del palacio, se oían las señales alarmantes de las trompetas, el ruido pesado de cientos de pies, el tintineo metálico. El procurador comprendió que era la infantería romana que ya estaba saliendo, según su orden, precipitándose al desfile, terrible para los bandidos y rebeldes.

El Cordero Místico, fresco de Benozzo Gozzoli (1421 – 1497) en Capilla de los Reyes Magos, Palazzo Medici Riccardi, Florencia


Tłum. Irena Lewandowska i Witold Dąbrowski

Mistrz i Małgorzata

Utrzymujesz zatem, że nie nawoływałeś do zburzenia świątyni… czy też jej podpalenia, czy zniszczenia jej w jakiś inny sposób?
– Nikogo, hegemonie, nie nawoływałem do niczego takiego, powtarzam. Czy wyglądam na człowieka niespełna rozumu?
– O, nie, nie wyglądasz na człowieka niespełna rozumu – cicho odpowiedział procurator z jakimś strasznym uśmiechem. – Przysięgnij zatem, że nic takiego nie miało miejsca.
– Na co chcesz, abym przysiągł? – zapytał z ożywieniem uwolniony z wiązów.
– Choćby na własne życie – odpowiedział procurator. – Najwyższy czas, abyś na nie przysiągł, bo wiedz o tym, że wisi ono na włosku.
– Czy sądzisz, hegemonie, że to tyś je zawiesił na włosku? – zapytał więzień. – Jeśli sądzisz tak, bardzo się mylisz.
Piłat drgnął i odparł przez zęby:
– Mogę przeciąć ten włosek.
– Co do tego także się mylisz – powiedział z powątpiewaniem aresztowany, uśmiechając się dobrodusznie i zasłaniając dłonią przed słońcem. – Przyznasz, że przeciąć ten włosek może chyba tylko ten, kto zawiesił na nim moje życie.
– Tak, tak – powiedział Piłat i uśmiechnął się. – Nie wątpię już teraz, że jeruszalaimscy próżniacy włóczyli się za tobą. Nie wiem, gdzieś się ćwiczył w wymowie, ale języka w gębie nie zapominasz. Nawiasem mówiąc, powiedz mi, czy to prawda, że przybyłeś do Jeruszalaim przez Suzską Bramę, jadąc oklep na ośle, i że towarzyszyły ci tłumy motłochu wiwatującego na twoją cześć, jakbyś był jakim prorokiem? – i procurator wskazał zwój pergaminu.
Więzień popatrzył na procuratora z niedowierzaniem.
– Nie mam żadnego osła, hegemonie – powiedział. – Rzeczywiście wszedłem do Jeruszalaim przez Suzską Bramę, ale przyszedłem pieszo, a towarzyszył mi tylko Mateusz Lewita i nikt tnie wiwatował ani niczego nie krzyczał, bo nikt mnie wtedy w Jeruszalaim nie znał.
– Czy znany ci jest – ciągnął Piłat nie spuszczając wzroku z więźnia – niejaki Dismos albo Gestas, albo może Bar Rawan?
– Nie znam tych dobrych ludzi – odpowiedział aresztowany.
– Czy to prawda?
– To prawda.
– Powiedz mi zatem, czemu nieustannie mówisz o dobrych ludziach? Czy nazywasz tak wszystkich ludzi?
– Wszystkich – odpowiedział więzień. – Na świecie nie ma złych ludzi.
– Pierwszy raz spotykam się z takim poglądem – powiedział Piłat i uśmiechnął się. – Ale, być może, za mało znam życie!… Teraz możesz już nie notować – zwrócił się do sekretarza, chociaż sekretarz i tak niczego nie notował, a potem znowu zwrócił się do więźnia: – Czy wyczytałeś to w którejś z greckich ksiąg?
– Nie, sam do tego doszedłem.
– I tego nauczasz?
– Tak.
– A na przykład centurion Marek, którego nazywają Szczurzą Śmiercią, czy on także jest dobrym człowiekiem?
– Tak – odparł więzień. – Co prawda, jest to człowiek nieszczęśliwy. Od czasu, kiedy dobrzy ludzie go okaleczyli, stał się okrutny i nieczuły. Ciekawe, kto też tak go zeszpecił?
– Chętnie cię o tym poinformuję – powiedział Piłat – ponieważ byłem przy tym obecny. Dobrzy ludzie rzucili się na niego jak gończe na niedźwiedzia. Germanie wpili mu się w kark, w ręce, w nogi. Manipuł piechoty wpadł w zasadzkę i gdyby nie to, że turma jazdy, która dowodziłem, przedarła się ze skrzydła, nie miałbyś, filozofie, okazji do rozmowy ze Szczurzą Śmiercią. To było w czasie bitwy pod Idistaviso, w Dolinie Dziewic.
– Jestem pewien – zamyśliwszy się powiedział więzień – że gdyby ktoś z nim porozmawiał, zmieniłby się z pewnością.
– Sądzę – powiedział Piłat – że legat legionu nie byłby rad, gdyby ci wpadło do głowy porozmawiać z którymś z jego oficerów czy żołnierzy. Zresztą nie dojdzie do tego, na szczęście, i już ja będę pierwszym, który się o to zatroszczy.
Wpadła pod kolumnadę jaskółka, zatoczyła krąg pod złotym jej pułapem, obniżyła lot, nieomal -musnęła ostrym skrzydłem twarz stojącego we wnęce miedzianego posągu i zniknęła za kapitelem kolumny. Być może zamierzała uwić tam gniazdo.
Procurator śledził jej lot, myśl miał teraz jasną i lotną, sentencja wyroku dojrzała. Była taka: hegemon rozpatrzył sprawę wędrownego filozofa Jeszui, którego zwą także Ha-Nocri, i w jego działalności nie dopatrzył się cech przestępstwa. Nie dopatrzył się zwłaszcza żadnego związku między działalnością Jeszui a niepokojami, które niedawno miały miejsce w Jeruszalaim. Wędrowny filozof okazał się być obłąkany, w związku z czym procurator nie zatwierdza wyroku śmierci wydanego na Ha-Nocri przez Mały Sanhedryn. Biorąc jednak pod uwagę to, że utopijne mowy szaleńca Ha-Nocri mogą stać się przyczyną rozruchów, procurator poleca wydalić Jeszuę z Jeruszalaim i uwięzić go w Caesarea Stratonica nad Morzem Śródziemnym, tam gdzie znajduje się rezydencja procuratora.
Pozostawało podyktować tę sentencję sekretarzowi.
(…)
Pierwszy zaczął mówić więzień:
– Widzę, że to, o czym mówiłem z tym młodzieńcem z Kiriatu, stało się przyczyną jakiegoś nieszczęścia. Mam takie przeczucie, hegemonie, że temu młodzieńcowi stanie się coś złego, i bardzo mi go żal.
– Myślę – odpowiedział procurator z dziwnym uśmiechem – że istnieje ktoś jeszcze, nad kim mógłbyś się bardziej użalić niż nad Juda z Kiriatu, ktoś, czyj los będzie znacznie gorszy niż los Judy! …A więc Marek Szczurza Śmierć, zimny i pozbawiony skrupułów kat, i ci ludzie, którzy, jak widzę – tu procurator wskazał zmasakrowaną twarz Jeszui – bili cię za twoje proroctwa, i rozbójnicy Dismos i Gestas, którzy wraz ze swoimi kamratami zabili czterech moich żołnierzy, i ten brudny zdrajca Juda wreszcie – wszystko to są więc ludzie dobrzy?
– Tak – odpowiedział więzień.
– I nastanie królestwo prawdy?
– Nastanie, hegemonie – z przekonaniem odparł Jeszua.
– Ono nigdy nie nastanie – nieoczekiwanie zaczął krzyczeć Piłat, a krzyczał głosem tak straszym, że Jeszua aż się cofnął. Takim głosem przed wieloma laty w Dolinie Dziewic wołał Piłat do swoich jezdnych: «Rąb ich! Rąb ich! Olbrzym Szczurza Śmierć jest otoczony!» Jeszcze podniósł zdarty od wywrzaskiwania komend głos, wykrzykiwał słowa tak, aby usłyszano je w ogrodzie: – Łotrze! Łotrze! Łotrze! – A potem ściszył głos i zapytał: – Jeszua Ha-Nocri, czy wierzysz w jakichkolwiek bogów?
– Jest jeden Bóg – odpowiedział Jeszua – i w niego wierzę.
– Więc się. do niego pomódl! Módl się najgoręcej, jak umiesz! A zresztą… – głos Piłata pękł nagle – nic ci to nie pomoże. Masz żonę? – zapytał ze smutkiem, sam nie rozumiał, co się z nim dzieje.
– Nie, jestem samotny.
– Przeklęte miasto… – nie wiadomo dlaczego mruknął nagle procurator i wstrząsnął się, jakby go przeszedł ziąb, potarł dłonie, jakby je umywał. – Zaprawdę, byłoby to znacznie dla ciebie lepiej, gdyby ci ktoś poderżnął gardło, zanim spotkałeś Judę z Kiriatu.
– A może byś mnie wypuścił, hegemonie – poprosił nagle więzień i w jego głosie zabrzmiał strach. – Widzę, że chcą mnie zabić.
Przez twarz Piłata przebiegł skurcz, zwrócił na Jeszuę przekrwione białka oczu i powiedział:
– Czy doprawdy sadzisz, nieszczęsny, że procurator rzymski puści wolno człowieka, który powiedział to, co ty mówiłeś? O, bogowie! Przypuszczasz może, że mam ochotę zająć twoje miejsce? Ja twoich poglądów nie podzielam! I zapamiętaj sobie, że jeśli powiesz od tej chwili choćby jedno słowo, jeśli będziesz z kimkolwiek rozmawiał – to strzeż się mnie! Powtarzam – strzeż się!
– Hegemonie…
– Zamilcz! – krzyknął Piłat i powiódł wściekłym spojrzeniem za jaskółką, która znowu wpadła pod kolumnadę. – Do mnie! – zawołał.
Kiedy sekretarz i żołnierze eskorty powrócili na swoje miejsca, Piłat oznajmił, że zatwierdza wyrok śmierci wydany na przestępcę Jeszuę Ha-Nocri przez zgromadzenie Małego Sanhedrynu, a sekretarz zapisał to, co Piłat powiedział.
(…)
Z związku z tym wszystkim procurator prosi arcykapłana o ponowne rozważenie sprawy i uwolnienie mniej niebezpiecznego z dwu skazanych, a mniej niebezpieczny jest bez wątpienia Ha-Noori. A więc?…
Kaifasz cichym, ale stanowczym głosem powiedział, że Sanhedryn dokładnie zbadał tę sprawą i raz jeszcze oświadcza, że jest jego zamiarem uwolnienie Bar Rawana.
– Co słyszę? Nawet po moim wstawiennictwie? Po wstawiennictwie tego, przez którego usta przemawia władza rzymska? Arcykapłanie, powtórz to po raz trzeci.
– Także i po oraz trzeci oświadczam, że uwalniamy Bar Rawana – cicho powiedział Kaifasz.
Sprawa została zakończana, nie było już o czym rozmawiać. Ha-Nocri odchodził na zawsze i nikt nie wyleczy procurators z tych straszliwych, nieznośnych bólów głowy, oprócz śmierci nie ma na nie lekarstwa. Ale nie ta myśl niepokoiła teraz Piłata. Przenikał go ten sam niepojęty smutek, który ogarnął go już wcześniej, na tarasie. Procurator usiłował zrozumieć powód tego smutku. Powód był dziwny – procurator miał niejasne wrażenie, że nie dokończył rozmowy ze skazanym, a może nie dosłuchał czegoś do końca.
Piłat odpędził tę myśl, odleciała natychmiast, tak jak przyszła. Odleciała, pozostał niepojęty smutek, niepojęty, bo przecież niczego nie mogła tu wyjaśnić inna myśl, która przebiegła jak błyskawica i natychmiast zagasła, krótka myśl: «Nieśmiertelność… nadeszła nieśmiertelność…» Kto ma zostać nieśmiertelnym? Tego procurator nie zrozumiał, ale myśl o owej zagadkowej nieśmiertelności sprawiła, że mimo upału zrobiło mu się zimno.
– Dobrze – powiedział Piłat. – Niech więc tak będzie.
Obejrzał się, rozejrzał się dokoła i zadziwiła go nagła przemiana otoczenia. Zniknął ociężały od kwiatów krzak róży, zniknęły okalające górny taras cyprysy i drzewo granatu, i biała statua stojąca pośród zieleni, nawet sama zieleń. Napłynął na to miejsce jakiś purpurowy gąszcz, w którym chwiały się i rozpełzały wodorosty, a wraz z wodorostami kołysał się i on sam, Piłat. Uniósł się gniewem, palącym, duszącym, najstraszliwszym, gniewem bezsilności.
– Duszno mi! – wyszeptał. – Duszę się! Wilgotną zimną dłonią targnął zapinkę na kołnierzu płaszcza, upadła na piasek.
– Dziś jest duszno, na pewno nadciąga burza – powiedział Kaifasz, nie spuszczając oczu z poczerwieniałej twarzy procuratora i domyślając się wszystkich cierpień, które tamtego jeszcze czekają: – O, jakiż straszny jest w tym roku miesiąc nisan!
– Nie – powiedział Piłat – to nie dlatego, że jest duszno, ale dlatego, Kaifo, że świat stał się dla nas atoli za ciasny – zmrużył oczy, uśmiechnął się i dorzucił: – Strzeż się, arcykapłanie!
Ciemne oczy arcykapłana zabłysły, udał zdumienie nie gorzej, niż to przedtem uczynił procurator.
– Co słyszę, procuratorze? – odpowiedział wyniośle i spokojnie. – Grozisz mi, kiedy został wydany wyrok, który ty sam zatwierdziłeś
(…)
Arcykapłanowi plamy wystąpiły na twarz, jego oczy płonęły. Uśmiechał się szczerząc zęby, podobnie jak to przedtem uczynił procurator, i odpowiedział:
– Czy ty sam, procuratorze, wierzysz w to, co teraz mówisz? Nie, ty w to nie wierzysz. Tyś go chciał wypuścić po to, by podburzał lud, by natrząsał się Z religii i przywiódł lud pod rzymskie miecze! Ale ja, arcykapłan judejski, póki życia mego, religii naszej hańbić nie pozwolę i lud mój osłonię! Słyszysz mnie, Piłacie? – Kaifasz nagle podniósł gniewnie ramię. – Posłuchaj, procuratorze!
Zamilkł i procurator usłyszał ‘znowu coś jak gdyby szum morza, napływający aż pod mury ogrodów Heroda Wielkiego. Szum ów dobiegał z dołu, wznosił się ku stropom, ku twarzy procuratora. A za plecami Piłata, za skrzydłem pałacu grały larum trąbki, słychać było stamtąd ociężały chrzęst setek nóg i pobrzękiwanie żelastwa. Procurator zrozumiał, że to już wymarsz piechoty rzymskiej, która spełniając jego rozkaz, udaje się na straszną dla buntowników i zbójców przedśmiertelną defiladę.

PILATOS LAVÁNDOSE LAS MANOS Duccio Di Buoninsegna

Alda Merini

1931-2009, Italia

Trad. Emilio Coco

***

Padre, si escribir es una culpa
¿por qué Dios me ha dado la palabra
para hablar con trémulos lenguajes
de amor a quien me escucha?
 
Ya vieja de años y senescente
¿dónde hallar una brizna de hierba buena?
¿Qué sabes de mis conventos, de la gracia
madura de las santas, de las grandes
almas locas? ¿Qué puedo yo encontrar
entre los vivas del hombre de cultura?
en otra parte está el canto, en otra parte la palabra
y Dios no la pronuncia.

Fotografía de Yann Gross y Arguiñe Escandón

Tłum. Ada Trzeciakowska

***

Ojcze, jeśli pisanie jest winą
dlaczego Bóg dał mi słowo
by mówić drżącymi językami
miłości do tego, kto mnie słucha?
 
Teraz wiekowa i postarzała
gdzie mogę znaleźć źdźbło dobrej trawy?
Co wiesz o mych konwentach, o dojrzałej
łasce świętych, o wielkich
obłąkanych duszach? Co mogę znaleźć
wśród hosann człowieka kultury?
Gdzie indziej jest śpiew, gdzie indziej słowo
a Bóg go nie wymawia.

***

Padre, se scrivere è una colpa
perché Dio mi ha dato la parola
per parlare con trepidi linguaggi
d’amore a chi mi ascolta?
 
Ormai vecchia di anni e senescente
dove trovare un filo di erba buona?
Che sai dei miei conventi, della grazia
matura delle sante, delle grandi
anime folli? Che posso io trovare
tra gli osanna dell’uomo di cultura?
Altrove è il canto, altrove è la parola
e Dio non la pronuncia.

Tadeusz Różewicz

1921-2014, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Nada

de noche
la palabra nada
crece se extiende
violentamente

de día
pierde su
voracidad

se desliza en la vida
como un cuchillo en la carne

Fotografía de Rebecca Cairns

Nic

w nocy
słowo nic
rozrasta się krzewi
gwałtownie

w dzień
traci swą
żarłoczność

wślizguje się w życie
jak nóż w mięso

Ronald Stuart Thomas

1913-2000, Reino Unido (Gales)

Trad. Ada Trzeciakowska

Navidad perdida

Él está solo, es Navidad.
Por la colina suben tres árboles, los tres reyes magos.
También hay una estrella
Sobre el pesebre oscuro. ¿Pero dónde está el Niño?

Compadécete del hombre. Ha recorrido un largo camino
Como los árboles ha sido
Paciente. Pero lo ha adelantado
La razón. El pesebre está vacío.

Fotogramas del maravilloso film-ensayo La metamorfosis de los pájaros de Catarina Vasconcelos

Tłum. Andrzej Szuba

Zmarnowane święta

Jest sam, jest Boże Narodzenie.
Wzgórzem idą trzy drzewa, trzej królowie.
A nad ciemnym żłobem
Jedna gwiazda. Ale gdzie jest Dziecię?

Współczuj człowiekowi. Odbył
Długą podróż, jak drzewa, jak one był
Cierpliwy. Lecz ubiegł go
Rozum. Żłób jest pusty.

Lost Christmas

He is alone, it is Christmas.
Up the hill go three trees, the three kings.
There is a star also
Over the dark manger. But where is the Child?

Pity him. He has come far
Like the trees, matching their patience
With his. But the mind was before
Him on the long road. The manger is empty.

Anna Kamieńska

1920-1986, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Que Existes

No corriendo levemente como en un sueño
sino abriéndose paso entre una niebla densa
con la bola de oscuridad a sus pies
por los peñascos por los matorrales
solo cuelgan harapos luminosos
de las ramas suplicantes
con la fuerza de la debilidad
¿y si no llega?
rastreará reptará se arrastrará
y con los labios agrietados
sin plegarias sin palabras
encontrará el corazón del mundo
 
Cuando nos encuentre como en el campo de batalla
medio abrazados
sollozaremos dolorosamente de felicidad

Collages propios con fotografías de Sandra Bartocha y fotogramas de La notte de Michelangelo Antonioni (1961)

że jesteś

Nie biegnąc lekko jak we śnie
ale brnąc w ciężkiej mgle
z kulą ciemności u nóg
przez głazy przez chaszcze
tylko świecące łachmany wiszą
na błagalnych gałęziach
z mocą słabości
co jeśli nie doleci
to dopełznie doczołga się dociśnie
i wargami popękanymi
bez modłów bez słów
odszuka serce świata
 
Odnalezieni jak na pobojowisku
wpół objęci
zapłaczemy boleśnie ze szczęścia

Anna Kamieńska

1920-1986, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

cuaderno de notas 1973-1979

La experiencia de la belleza arde dentro de sí misma y nada resulta de ella. Es un valor que es suficiente en sí mismo. Lo único que importa es que esté ahí. No se puede absorber a la belleza, consumirla para más tarde. La belleza que es imposible de poseer nos enseña sobre nuestro propio ser, sobre la propia existencia. p.164

Mi Cantar de los Cantares. En un sueño mi amor me lleva por los pasillos de la noche. En profunda oscuridad se cruzan los trenes, trenes ciegos y amordazados. Llevan gritos y terror. p.185

La poesía expresa el dolor de la vida, sea cual sea la concepción que tengamos de ella, sea cual sea la función variable que le atribuyamos en un momento dado. O, en otras palabras, es un esfuerzo por superar el dolor. p.187

Musil (sobre Rilke) «Ser incluido a través de las cosas más diminutas en las cosas más grandes». p.189


Siempre percibo algo sospechoso en el concepto de la belleza, tal vez porque temo que la «belleza» sublime deje atrás la realidad en la que todo está entremezclado, donde no existen ni la belleza ni la bondad puras. El concepto de la belleza niega así la verdad de un mundo complejo e intrincado, niega la verdad misma.

8 de agosto ¡¿No hay otra forma de librarse del dolor que un dolor nuevo y fresco que alcanza el mismo cielo?

«La noche de los sentidos» de San Juan de la Cruz. Ahí ya no hay poesía, porque la poesía necesita cosas, esa escalera de las cosas por la que suben y bajan los ángeles de la poesía.

(…) El tercer ojo. El ojo que ve la verdad entre dos polos opuestos. p.206

Autor desconocido

Notatnik 1973-1979

Doznanie piękna spala się w sobie i nic z niego nie wynika. Jest to wartość, która wystarcza sama sobie. Ważne jest tylko to, że jest. Nie można piękna skonsumować najeść się go na zapas. Piękno, którego nie można mieć uczy nas samego bycia, samego istnienia. p.164

 Moja Pieśń nad Pieśniami. We śnie mój miły prowadzi mnie korytarzami nocy. Mijają się tam pociągi w głębokiej ciemności, ślepe, zakneblowane pociągi. Wiozą krzyk i przerażenie. p.185

Poezja wyraża ból życia, jakkolwiek byśmy ją pojmowali, jaką przypisywalibyśmy jej aktualnie zmienną funkcję. Lub inaczej – jest wysiłkiem przezwyciężania bólu. p.187

Musil (o Rilkem) „Być włączonym sprawami najdrobniejszymi w rzeczy największe”. p.189


Wyczuwam zawsze coś podejrzanego w pojęciu piękna. Może wynika to z obawy, że wysublimowane „piękno» pozostawia poza sobą realną rzeczywistość, w której wszystko jest zmieszane, gdzie nie ma czystego piękna ani czystego dobra. Pojęcie piękna zaprzecza w ten sposób prawdzie o złożonym, skomplikowanym świecie, zaprzecza prawdzie.

8 sierpnia Czy nie ma innego sposobu pozbycia się bólu jak nowy, świeży ból do samego nieba?!

Noc zmysłów» św. Jana od Krzyża. Tam nie ma już poezji, bo poezja potrzebuje rzeczy, tej drabiny rzeczy, po której wstępują i zstępują aniołowie poezji.

(…)
Trzecie oko. Oko widzące prawdę pomiędzy dwoma biegunami przeciwieństw. p206

Tadeusz Różewicz

1921-2014, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Espina

no creo
no creo desde que me despierto
hasta que caigo dormido

no creo desde una orilla hasta la otra
de mi vida
no creo tan abiertamente
ni con la misma profundidad
con la que creía
mi madre

no creo
comiendo pan
bebiendo agua
amando un cuerpo

no creo estando
entre sus templos
sacerdotes signos

no creo estando en una calle de la ciudad
en el campo bajo la lluvia
en el aire
en el oro de la anunciación

leo sus parábolas
rectas como una espiga de trigo
y pienso en un dios
que no se reía

pienso en un pequeño
dios sangrando
en los blancos
pañuelos de la infancia

en una espina que desgarra
nuestros ojos bocas
ahora
y en la hora de la muerte

Imágenes propias: Povedilla y dibujos hechos por los niños en el campo de Auschwitz

Cierń

nie wierzę
nie wierzę od przebudzenia
do zaśnięcia

nie wierzę od brzegu do brzegu
mojego życia
nie wierzę tak otwarcie
głęboko
jak głęboko wierzyła
moja matka

nie wierzę
jedząc chleb
pijąc wodę
kochając ciało

nie wierzę
w jego świątyniach
kapłanach znakach

nie wierzę na ulicy miasta
w polu w deszczu
powietrzu
złocie zwiastowania

czytam jego przypowieści
proste jak kłos pszenicy
i myślę o bogu
który się nie śmiał

myślę o małym
bogu krwawiącym
w białych
chustach dzieciństwa

o cierniu który rozdziera
nasze oczy usta
teraz
i w godzinie śmierci

Transl. Joanna Trzeciak

Thorn

I don’t believe
I don’t believe from the moment I rise
till the moment I fall asleep

I don’t believe from one shore
of my life to the other
I don’t believe
as openly
as deeply
as my mother did believe

I don’t believe
eating bread
drinking water
making love

I don’t believe
inside his shrines

I don’t believe on a city street
in a field in rain
in the open air
in the gold of annunciation

I read his parables
simple as a shock of wheat
and I think of a god
who did not laugh

I think of a small
god bleeding
in the white
shrouds of childhood

about a thorn which tears
our eyes lips
now
and at the hour of our death

Clarice Lispector

1920 – 1977, Ucrania / Brasil

Trad. Elena Losada

Agua viva

Te digo: estoy intentando captar la cuarta dimensión del instante-ya, que de tan fugitivo ya no existe porque se ha convertido en un nuevo instante-ya que ahora tampoco existe. Quiero apoderarme del es de la cosa. Esos instantes que transcurren en el aire que respiro, como fuegos artificiales estallan mudos en el espacio. Quiero poseer los átomos del tiempo. Y quiero capturar el presente que, por su propia naturaleza, me está prohibido; el presente se me escapa, la actualidad huye, la actualidad soy yo siempre en presente. Sólo en el acto del amor —por la nítida abstracción de estrella de lo que se siente— se capta la incógnita del instante, que es duramente cristalina y vibra en el aire, y la vida es ese instante incontable, más grande que el acontecimiento en sí; en el amor el instante de júbilo impersonal refulge en el aire, gloria extraña del cuerpo, materia sensibilizada por el escalofrío de los instantes, y lo que se siente es al mismo tiempo inmaterial y tan objetivo que sucede como fuera del cuerpo, brillando en lo alto; alegría, la alegría es la materia del tiempo y es por excelencia el instante. Y en el instante está el es de sí mismo. Quiero captar mi es. Y canto un aleluya al aire como lo hace el pájaro. Y mi canto no es de nadie. Pero no hay pasión sufrida en el dolor y en el amor a la que no le siga un aleluya.
¿Mi tema es el instante? Mi tema de vida. Intento estar a su nivel, me divido millares de veces en tantas veces como los instantes que transcurren, tan fragmentaria soy y tan precarios los momentos, sólo me comprometo con la vida que nace con el tiempo y que crece con él; sólo en el tiempo hay espacio para mí.
Te escribo entera y siento un sabor en ser y el sabora-ti es abstracto como el instante. También con todo el cuerpo pinto mis cuadros y en el lienzo fijo lo incorpóreo, yo cuerpo-a-cuerpo conmigo misma. No se comprende la música, se escucha. Escúchame entonces con todo tu cuerpo. Cuando llegues a leerme preguntarás por qué no me limito a la pintura y a mis exposiciones, por qué escribo tosco y sin orden. Es que ahora siento necesidad de palabras y es nuevo para mí lo que escribo porque mi verdadera palabra está hasta ahora intacta. La palabra es mi cuarta dimensión.
Hoy he acabado el lienzo del que te hablé; líneas redondas que se entrecruzan con trazos finos y negros, y tú, que tienes la costumbre de querer saber por qué —el porqué no me interesa, la causa es la materia del pasado— te preguntarás ¿por qué los trazos negros y finos? Es por el mismo secreto que me hace escribir ahora como si fuese a ti, escribo redondo, enmarañado y tibio, pero a veces frío como los instantes frescos, agua del arroyo que tiembla siempre por sí misma. ¿Lo que he pintado en esa tela es susceptible de ser fraseado? Tanto como la palabra muda pueda estar implícita en el sonido musical.
(…)
Fijo instantes repentinos que traen consigo su propia muerte y otros nacen; fijo los instantes de metamorfosis y su secuencia y su concomitancia son de una terrible belleza.
(…)
Pero el instante-ya es una luciérnaga que se enciende y se apaga. El presente es el instante en que la rueda de un automóvil a gran velocidad toca mínimamente el suelo. Y la parte de la rueda que aún no lo ha tocado, lo tocará en un futuro inmediato que absorbe el instante presente y hace de él pasado. Yo, viva y centelleante como los instantes, me enciendo y me apago, me enciendo y me apago, me enciendo y me apago. Pero aquello que capto en mí tiene, ahora que está siendo transpuesto a la escritura, la desesperación de que las palabras ocupen más instantes que la mirada. Más que un instante quiero su fluencia.
(…)
En este instante-ya estoy envuelta en un vago deseo difuso de maravilla y en millares de reflejos de sol en el agua que brota de la fuente de un jardín maduro de perfumes, jardín y sombras que invento ya y ahora y que son el medio concreto de hablar en este mi instante de vida. Mi estado es el de jardín con agua que fluye. Al describirlo intento mezclar palabras para que el tiempo se cumpla. Lo que te digo tiene que ser leído rápidamente, como cuando se mira.
(…)
El día parece la piel estirada y lisa de una fruta que con una pequeña catástrofe los dientes rompen, su zumo escurre. (…) Para rehacerme y rehacerte vuelvo a mi estado de jardín y de sombra, fresca realidad, apenas existo y si existo es con un delicado cuidado. Alrededor de la sombra hace un calor de sudor abundante. Estoy viva. Pero siento que aún no he alcanzado mis límites, ¿fronteras con qué?, sin fronteras, la aventura de la libertad peligrosa. Pero me arriesgo, vivo arriesgándome. Estoy llena de acacias que se balancean, amarillas, y yo que apenas he comenzado mi jornada, la empiezo con un sentido de tragedia, adivinando hacia qué océano perdido van mis pasos de vida. Y locamente me apodero de los desvanes de mí, mis desvaríos me asfixian de tanta belleza. Yo soy antes, yo soy casi, yo soy nunca. Y todo eso lo he obtenido al dejar de amarte.

Fotografías de Tamara Dean

Tłum. Ada Trzeciakowska

strumień wody

Mówię ci: próbuję uchwycić czwarty wymiar chwili-teraz, która jest tak ulotna, że już nie istnieje, bo stała się nową chwilą obecną, która też nie istnieje. Chcę uchwycić jest rzeczy. Te chwile, które mijają w powietrzu, którym oddycham, jak fajerwerki wybuchające bezgłośnie w przestrzeni. Chcę posiąść atomy czasu. I chcę uchwycić teraźniejszość, która z istoty swej jest dla mnie zakazana; teraźniejszość wymyka mi się, aktualność ucieka, aktualność to ja zawsze w teraźniejszości. Tylko w akcie miłości – poprzez czystą abstrakcję gwiazdy tego, co się odczuwa – uchwycona zostaje niewiadoma chwili, która jest dotkliwie krystaliczna i wibruje w powietrzu, a życie jest tą niepoliczalną chwilą, większą niż wydarzenie samo w sobie; w miłości chwila bezosobowej radości mieni się w powietrzu, dziwna gloria ciała, materia uwrażliwiona dreszczem chwil, a to, co się odczuwa, jest zarazem niematerialne i tak obiektywne, że dzieje się jakby poza ciałem, jaśnieje na wysokościach; radość, radość jest materią czasu i jest chwilą par excellence. I w chwili zawiera bycie samo w sobie. Chcę uchwycić moje jest. I śpiewam alleluja powietrzu, jak śpiewa ptak. A moja pieśń nie należy do nikogo. Lecz nie ma pasji przeżytej w bólu i w miłości, za którą nie podążyłaby alleluja.
Moim tematem jest chwila? Moim życiowym motywem. Staram się osiągnąć jej poziom, dzielę się tysiące razy na tyle części, ile chwil upływa, tak fragmentaryczna jestem i tak niestabilne są chwile, angażuję się tylko w życie, które rodzi się z czasem i wraz z nim rośnie; tylko w czasie jest miejsce dla mnie.
Piszę Cię całą sobą i czuję, że jest ma smak, smakuje tobą, co jest abstrakcyjne jak chwila. Również całym ciałem maluję obrazy i utrwalam na płótnie to, co bezcielesne, ciało w ciało z samą sobą. Muzyki się nie rozumie, tylko się jej słucha. Więc słuchaj mnie całym swoim ciałem. Kiedy zaczniesz mnie czytać, zapytasz, dlaczego nie ograniczam się do malarstwa i wystaw, dlaczego piszę tak topornie i bezładnie. To dlatego, że teraz czuję potrzebę słów i to co piszę jest dla mnie nowe, bo moje prawdziwe słowo jest na razie nienaruszone. Słowo jest moim czwartym wymiarem.
Dziś skończyłam płótno, o którym ci mówiłam; okrągłe linie przeplatają się z cienkimi, czarnymi pociągnięciami, a ty, który masz w zwyczaju chcieć wiedzieć dlaczego – dlaczego mnie nie interesuje, przyczyna jest kwestią przeszłości – zapytasz się dlaczego cienkie, czarne pociągnięcia? To ze względu na tę samą tajemnicę, która sprawia, że piszę teraz jakbym pisała do ciebie, zapisuję okrągłe, splątane i ciepłe, ale czasem zimne jak świeże chwile, wody strumienia, które zawsze same z siebie drżą. Czy to, co namalowałam na tym płótnie, da się wyrazić słowami? Tak samo jak nieme słowo może być wpisane w dźwięk muzyki.
(…)
Utrwalam nagłe chwile, które niosą ze sobą własną śmierć, a inne rodzą się; utrwalam chwile metamorfozy, a ich sekwencja i współbrzmienie są przeraźliwej urody.
(…)
Ale chwila – teraz jest jak ognik, który rozświetla się i gaśnie. Teraźniejszość to chwila, w której koło pędzącego samochodu minimalnie dotyka ziemi. A ta część koła, która jeszcze go nie dotknęła, dotknie go w bezpośredniej przyszłości, która pochłania chwilę teraźniejszą i czyni ją przeszłą. Ja, żywa i roziskrzona jak chwile, rozświetlam się i gasnę, rozświetlam się i gasnę, rozświetlam się i gasnę, rozświetlam się i gasnę. Ale to, co uchwyciłam w sobie, jest przepełnione, teraz, gdy jest przenoszone na pismo, desperacją, by słowa zajęły więcej chwil niż spojrzenie. Bardziej niż chwili, pragnę jej płynności.
(…)
W tej chwili – teraz jestem już spowita w mgliste, rozproszone pragnienie cudowności i w tysiące odbić słońca w wodzie tryskającej z fontanny dojrzałego ogrodu woni, ogrodu i cieni, które wymyślam teraz i już, i które są specyficznym środkiem wyrazu w tej chwili mojego życia. Mój stan to ogród, gdzie tryska woda. Opisując go staram się tak mieszać słowa, aby czas się dopełnił. To, co mówię, należy czytać szybko, tak jak się patrzy.
(…)
Dzień przypomina rozciągniętą i gładką skórkę owocu, który podczas niewielkiej katastrofy jest rozrywany przez zęby, wycieka z niego sok.
(…)
Aby stworzyć siebie na nowo i stworzyć ciebie na nowo, wracam do mojego stanu ogrodu i cienia, świeżej rzeczywistości, ledwo istnieję, a jeśli istnieję, to dzięki delikatnym zabiegom. Wokół cienia panuje żar obfitego potu. Jestem żywa. Ale czuję, że jeszcze nie dotarłam do swoich granic, granic z czym?, bez granic, przygoda z niebezpieczną wolnością. Lecz zaryzykuję, żyję podejmując ryzyko. Wypełnia mnie kołysanie się akacji, ich żółć, a ja, która ledwo rozpoczęłam dzień, rozpoczynam go z poczuciem tragedii, domyślając się, ku jakiemu straconemu oceanowi zmierzają kroki mojego życia. I szaleńczo zawłaszczam strychy samej siebie, moje strachy dławią mnie ogromem piękna. Jestem tym, co było przedtem, jestem prawie, jestem nigdy. I wszystko to zdobyłam, przestając Cię kochać.

Água Viva

Eu te digo: estou tentando captar a quarta dimensão do instante-já que de tão fugidio não é mais porque agora tornou-se um novo instante-já que também não é mais. Cada coisa tem um instante em que ela é. Quero apossar-me do é da coisa. Esses instantes que decorrem no ar que respiro: em fogos de artifício eles espocam mudos no espaço. Quero possuir os átomos do tempo. E quero capturar o presente que pela sua própria natureza me é interdito: o presente me foge, a atualidade me escapa, a atualidade sou eu sempre no já. Só no ato do amor – pela límpida abstração de estrela do que se sente—capta-se a incógnita do instante que é duramente cristalina e vibrante no ar e a vida é esse instante incontável, maior que o acontecimento em si: no amor o instante de impessoal jóia refulge no ar, glória estranha de corpo, matéria sensibilizada pelo arrepio dos instantes – e o que se sente é ao mesmo tempo que imaterial tão objetivo que acontece como fora do corpo, faiscante no alto, alegria, alegria é matéria de tempo e é por excelência o instante. E no instante está o é dele mesmo. Quero captar o meu é. E canto aleluia para o ar assim como faz o pássaro. E meu canto é de ninguém. Mas não há paixão sofrida em dor e amor a que não se siga uma aleluia.
Meu tema é o instante? meu tema de vida. Procuro estar a par dele, divido-me milhares de vezes em tantas vezes quanto os instantes que decorrem, fragmentária que sou e precários os momentos – só me comprometo com vida que nasça com o tempo e com ele cresça: só no tempo há espaço para mim.
Escrevo-te toda inteira e sinto um sabor em ser e o sabora- ti é abstrato como o instante. é também com o corpo todo que pinto os meus quadros e na tela fixo o incorpóreo, eu corpo-acorpo comigo mesma. Não se compreende música: ouve-se. Ouveme então com teu corpo inteiro. Quando vieres a me ler perguntarás por que não me restrinjo à pintura e às minhas exposições, já que escrevo tosco e sem ordem. É que agora sinto necessidade de palavras – e é novo para mim o que escrevo porque minha verdadeira palavra foi até agora intocada. A palavra é a minha quarta dimensão.
Hoje acabei a tela de que te falei: linhas redondas que se interpenetram em traços finos e negros, e tu, que tens o hábito de querer saber por quê – e porque não me interessa, a causa é matéria de passado – perguntarás por que os traços negros e finos? é por causa do mesmo segredo que me faz escrever agora como se fosse a ti, escrevo redondo, enovelado e tépido, mas às vezes frígido como os instantes frescos, água do riacho que treme sempre por si mesma. O que pintei nessa tela é passível de ser fraseado em palavras? Tanto quanto possa ser implícita a palavra muda no som musical.
(…)
Fixo instantes súbitos que trazem em si a própria morte e outros nascem – fixo os instantes de metamorfose e é de terrível beleza a sua seqüência e concomitância.
(…)
Mas o instante-já é um pirilampo que acende e apaga. O presente é o instante em que a roda do automóvel em alta velocidade toca minimamente no chão. E a parte da roda que ainda não tocou, tocará em um imediato que absorve o instante presente e torna-o passado. Eu, viva e tremeluzente como os instantes, acendo-me e me apago, acendo e apago, acendo e apago. Só que aquilo que capto em mim tem, quando está sendo agora transposto em escrita, o desespero das palavras ocuparem mais instantes que um relance de olhar. Mais que um instante, quero seu fluxo.
(…)
Neste instante-já estou envolvida por um vagueante desejo difuso de maravilhamento e milhares de reflexos do sol na água que corre da bica na relva de um jardim todo maduro de perfumes, jardim e sombras que invento já e agora e que são o meio concreto de falar neste meu instante de vida. Meu estado é o de jardim com água correndo. Descrevendo-o tento misturar palavras para que o tempo se faça. O que te digo deve ser lido rapidamente como quando se olha.
(…)
O dia parece a pele esticada e lisa se uma fruta que em uma pequena catástrofe os dentes rompem, o seu caldo escorre. (…)
Para me refazer e te refazer volto a meu estado de jardim e sombra, fresca realidade, mal existo e se existo é com delicado cuidado. Em redor da sombra faz calor de suor abundante. Estou viva. Mas sinto que ainda não alcancei os meus limites, fronteiras com o quê? sem fronteiras, a aventura da liberdade perigosa. Mas arrisco, vivo arriscando. Estou cheia de acácias balançando amarelas, e eu que mal e mal comecei a minha jornada, começo-a com um senso de tragédia, adivinhando para que oceano perdido vão os meus passos de vida. E doidamente me apodero dos desvãos de mim, meus desvarios me sufocam de tanta beleza. Eu sou antes, eu sou quase, eu sou nunca. E tudo isso ganhei ao deixar de te amar.

Transl. Stefan Tobler

Água Viva (The Stream of Life)

Let me tell you: I’m trying to seize the fourth dimension of this instant-now so fleeting that it’s already gone because it’s already become a new instant-now that’s also already gone. Every thing has an instant in which it is. I want to grab hold of the is of the thing. These instants passing through the air I breathe: in fireworks they explode silently in space. I want to possess the atoms of time. And to capture the present, forbidden by its very nature: the present slips away and the instant too, I am this very second forever in the now. Only the act of love—the limpid star-like abstraction of feeling—captures the unknown moment, the instant hard as crystal and vibrating in the air and life is this untellable instant, larger than the event itself: during love the impersonal jewel of the moment shines in the air, the strange glory of the body, matter made feeling in the trembling of the instants—and the feeling is both immaterial and so objective that it seems to happen outside your body, sparkling on high, joy, joy is time’s material and the essence of the instant. And in the instant is the is of the instant. I want to seize my is. And like a bird I sing hallelujah into the air. And my song belongs to no one. But no passion suffered in pain and love is not followed by a hallelujah.
Is my theme the instant? the theme of my life. I try to keep up with it, I divide thousands of times into as many times as the number of instants running by, fragmented as I am and the moments so fragile—my only vow is to life born with time and growing along with it: only in time itself is there room enough for me.
All of me is writing to you and I feel the taste of being and the taste-of-you is as abstract as the instant. I also use my whole body when I paint and set the bodiless upon the canvas, my whole body wrestling with myself. You don’t understand music: you hear it. So hear me with your whole body. When you come to read me you will ask why I don’t keep to painting and my exhibitions, since I write so rough and disorderly. It’s because now I feel the need for words—and what I’m writing is new to me because until now my true word has never been touched. The word is my fourth dimension.
Today I finished the canvas I told you about: curves that intersect in fine black lines, and you, with your habit of wanting to know why— I’m not interested in that, the cause is past matter—will ask me why the fine black lines? because of the same secret that now makes me write as if to you, writing something round and rolled up and warm, but sometimes cold as the fresh instants, the water of an ever-trembling stream. Can what I painted on this canvas be put into words? Just as the silent word can be suggested by a musical sound.
(…)
I pin down sudden instants that carry within them their own death and others are born—I pin down the instants of metamorphosis and there’s a terrible beauty to their sequence and concurrence.
(…)
But the instant-now is a firefly that sparks and goes out, sparks and goes out. The present is the instant in which the wheel of the speeding car just barely touches the ground. And the part of the wheel that still hasn’t touched, will touch in that immediacy that absorbs the present instant and turns it into the past. I, alive and glimmering like the instants, spark and go out, alight and go out, spark and go out. It’s just that whatever I capture in me has, when it’s now being transposed into writing, the despair that words take up more instants than the flash of a glance. More than the instant, I want its flow.
(…)
In this instant-now I’m enveloped by a wandering diffuse desire for marvelling and millions of reflections of the sun in the water that runs from the faucet onto the lawn of a garden all ripe with perfumes, garden and shadows that I invent right here and now and that are the concrete means of speaking in this my instant of life. My state is that of a garden with running water. In describing it I try to mix words that time can make itself. What I tell you should be read quickly like when you look.
(…)
The day seems like the smooth stretched skin of a fruit that in a small catastrophe the teeth tear, its liquor drains. (…)
To remake myself and remake you I return to my state of garden and shadow, cool reality, I barely exist and if I exist it’s with delicate caution. Around the shadow is a heat of abundant sweat. I’m alive. But I feel that I have yet to reach my limits, borders with what? without borders, the adventure of dangerous freedom. But I take risks, I live taking risks. I’m full of acacias swaying yellow, and I who have barely started my journey, I start it with a sense of tragedy, guessing toward which lost ocean my steps of life are leading. And madly I take control of the recesses of myself, my ravings suffocate me with so much beauty. I am before, I am almost, I am never. And all of this I won when I stopped loving you.



José Ángel Valente

1929-2000, España

Suite para un muerto

1

Cuando la palabra no llega a la palabra
no hagamos gestos, sombras, ademanes.

Cuando el hombre no alcanza a su cabeza
se asoma al mundo por el triste ombligo.

Cuando el verso a mitad de trayectoria
se quiebra y cae, callémonos.

2

Triste es sobrevivir a nuestra muerte.
Alguien puede llegar, darnos ahora
la palabra de pase a la esperanza,
y sorprendernos hórridos, helados,
momificados, insepultos.

3

Sobre este árbol,
seco símbolo inerte,
cantó un ave real
la esperanza que tuvo.

4

Cayó de su vacío a su vacío.
Creyose libre porque andaba a saltos.

Incapaz fue de alzar una palabra
de poderosa luz contra la muerte.

5

Canto lo que me pasa, dice el mudo.

y 6

Difícil era andar entre el sarcasmo
del cobarde o del necio.
Más difícil vivir hasta los bordes
con fe que acrecentada devolviera
al hombre su verdad, virtud al canto.

de Elogio del calígrafo. Ensayos sobre arte.

Collage propio

Tłum. Ada Trzeciakowska

suita dla zmarłego

1

Gdy słowo nie dociera do słowa
nie czyńmy gestów, cieni, grymasów.

Gdy człowiek nie dostaje do głowy
na świat wygląda smutnym oknem pępka.

Gdy wers w połowie drogi
łamie się i upada, uciszmy się.

2

Smutno przeżyć naszą śmierć.
Ktoś może nadejść, podrzucić nam
słowo przepustkę do nadziei,
i przyłapać nas budzących grozę, zamarzniętych,
zasuszonych, niepogrzebanych.

3

Na tym drzewie,
zmurszałym, uschłym symbolu,
królewski ptak śpiewał
pieśń żywionej nadziei.


4

Spadał z pustki w pustkę.
Uznał, że jest wolny, bo przecież podfruwa.

Nie zdołał wznieść ani słowa
potężnego światła przeciwko śmierci.

5

Zamieniam w śpiew to, co mi dolega- mówi niemowa.

i 6

Trudno było poruszać się między sarkazmem
tchórza lub głupca.
Jeszcze trudniej żyć, z wiarą
po brzegi, która powiększona przywróciła
człowiekowi jego prawdę, a moc pieśni.

Stanisław Lem

1921-2006, Polonia

Trad. Matilde Horne y F. A.

Solaris

Dime, ¿tú crees en Dios?
Snaut me echó una mirada inquieta.
—¿Qué?… ¿Quién cree todavía?…
Yo adopté un tono desenvuelto.
—No es tan sencillo. No se trata del Dios tradicional de las religiones de la Tierra. No soy especialista en historia de las religiones y tal vez no haya inventado nada. ¿Sabes, por casualidad, si existió alguna vez una fe en un dios… imperfecto?
Snaut frunció las cejas.
—¿Imperfecto? ¿Qué quieres decir? En cierto sentido, todos los dioses eran imperfectos, una suma de atributos humanos magnificados. El Dios del Antiguo Testamento, por ejemplo, exigía sumisión y sacrificios, y tenía celos de los otros dioses… Los dioses griegos, de humor belicoso, enredados en disputas de familia, eran tan imperfectos como los hombres.
Lo interrumpí.
—No, no pienso en dioses nacidos del candor de los seres humanos, sino en dioses de una imperfección fundamental, inmanente. Un dios limitado, falible, incapaz de prever las consecuencias de un acto, creador de fenómenos que provocan horror. Es un dios… enfermo, de una ambición superior a sus propias fuerzas, y él no lo sabe. Un dios que ha creado relojes, pero no el tiempo que ellos miden. Ha creado sistemas o mecanismos, con fines específicos, que han sido traicionados. Ha creado la eternidad, que sería la medida de un poder infinito, y que mide sólo una infinita derrota.
Snaut titubeó, pero ya no me mostraba esa desconfiada reserva de los últimos tiempos.
—El maniqueísmo, antaño…
Lo interrumpí.
—Ninguna relación con el principio del Bien y del Mal. Este dios no existe fuera de la materia, quisiera librarse de la materia, pero no puede…
Snaut reflexionó un instante.
—No conozco ninguna religión de ese tipo. Esta especie de religión nunca fue… necesaria. Si te comprendo, y temo haberte comprendido, piensas en un dios evolutivo, que se desarrolla en el tiempo, crece, y es cada vez más poderoso, aunque sabe también que no tiene bastante poder. Para tu dios, la condición divina no tiene salida; y habiendo comprendido esa situación, se desespera. Sí, pero el dios desesperado ¿no es el hombre, mi querido Kelvin? Es del hombre de quien me hablas.. Tu dios no es sólo una falacia filosófica, sino también una falacia mística.
—No, no se trata del hombre —insistí—. Es posible que en ciertos aspectos el hombre se acomode a esta definición provisional, y también deficiente. El hombre, a pesar de las apariencias, no inventa metas. El tiempo, la época, se las imponen. El hombre puede someterse a una época o sublevarse; pero el objeto aceptado o rechazado le viene siempre del exterior. Si sólo hubiese un hombre, quizá pudiera tratar de inventarse una meta; sin embargo, el hombre que no ha sido educado entre otros seres humanos no llega a convertirse en hombre. Y el ser que yo… que yo concibo… no puede existir en plural ¿comprendes?
Snaut señaló la ventana.
—Ah —dijo—, entonces…
—No, él tampoco. En el proceso de desarrollo, habrá rozado sin duda el estado divino, pero se encerró en sí mismo demasiado pronto. Es más bien un anacoreta, un eremita del cosmos, no un dios… El océano se repite, Snaut, y mi dios hipotético no se repetiría jamás. Tal vez esté ya en alguna parte, en algún recoveco de la Galaxia, y muy pronto, en un arrebato juvenil, apagará algunas estrellas y encenderá otras… Nos daremos cuenta al cabo de un tiempo.
—Ya nos hemos dado cuenta —dijo Snaut con acritud—. ¿Las novas y las supernovas serían entonces los cirios de un altar?
—Si tomas lo que digo al pie de la letra…
—Y Solaris es quizá la cuna de tu divino infante —continuó Snaut, con una sonrisa que le multiplicó las arrugas alrededor de los ojos—. Solaris es tal vez la primera fase de ese dios desesperado… Quizá esta inteligencia pueda desarrollarse inmensamente… Todas nuestras bibliotecas de solarística pueden no ser otra cosa que un repertorio de vagidos infantiles…
—Y durante un tiempo —proseguí— habremos sido los juguetes de ese bebé. Es posible. ¿Tú sabes lo que acabas de hacer? Has ideado una hipótesis enteramente nueva sobre el tema de Solaris. Felicitaciones. De pronto, todo se explica, la imposibilidad de establecer un contacto, la ausencia de respuestas, el comportamiento extravagante; todo corresponde a la conducta de un niño pequeño…
De pie frente a la ventana, Snaut refunfuñó:
—Renuncio a la paternidad de la hipótesis…
Contemplamos un rato las olas tenebrosas; una mancha pálida, oblonga, se dibujaba al este, en la bruma que velaba el horizonte.
Sin apartar los ojos del desierto centelleante, Snaut preguntó de pronto:
—¿De dónde sacaste esa idea de un dios imperfecto?
—No sé. Me parece muy verosímil. Es el único dios en el que yo podría creer, un dios cuya pasión no es una redención, un dios que no salva nada, que no sirve para nada: un dios que simplemente es.

Ciclo dedicado al Universo de Lem. 5-8 de abril en Cineteca de Madrid, 7-16 de junio en Planetario de Madrid.

Solaris

Powiedz mi, czy… wierzysz w Boga? Spojrzał na mnie bystro.
– Co ty? Kto wierzy jeszcze dziś… W jego oczach tlał niepokój.
– To nie jest takie proste – powiedziałem umyślnie lekkim tonem – bo nie chodzi mi o tradycyjnego Boga ziemskich wierzeń. Nie jestem religiologiem i może niczego nie wymyśliłem, ale nie wiesz przypadkiem, czy istniała kiedyś wiara w Boga… ułomnego?
– Ułomnego? – powtórzył unosząc brwi. – Jak to rozumiesz? W pewnym sensie bóg każdej religii był ułomny, bo obarczony ludzkimi cechami, powiększonymi tylko. Bóg Starego Testamentu był na przykład żądnym czołobitności i ofiar gwałtownikiem, zazdrosnym o innych bogów… greccy bogowie przez swą kłótliwość, waśnie rodzinne byli nie mniej po ludzku ułomni…
– Nie – przerwałem mu – mnie idzie o Boga, którego niedoskonałość wynika nie z prostoduszności jego ludzkich stwórców, ale stanowi jego najistotniejszą, immanentną cechę. Ma to być Bóg, ograniczony w swojej wszechwiedzy i wszechmocy, omylny w przewidywaniu przyszłości swoich dzieł, którego bieg ukształtowanych przezeń zjawisk może wprawić w przerażenie. Jest to Bóg… kaleki, który pragnie zawsze więcej, niż może, i nie od razu zdaje sobie z tego sprawę. Który skonstruował zegary, ale nie czas, jaki odmierzają. Ustroje czy mechanizmy, służące określonym celom, ale one przerosły te cele i zdradziły je. I stworzył nieskończoność, która z miary jego potęgi, jaką miała być, stała się miarą jego bezgranicznej klęski.
– Niegdyś, manicheizm… – zaczął wahając się, Snaut. Podejrzliwa rezerwa, z jaką zwracał się do mnie w ostatnim czasie, znikła.
– Ale to nie ma nic wspólnego z pierwiastkiem dobra i zła – przerwałem mu natychmiast. – Ten Bóg nie istnieje poza materią i nie może się od niej uwolnić, a tylko tego chce…
– Podobnej religii nie znam – powiedział po chwili milczenia. – Taka nie była nigdy… potrzebna. Jeśli cię dobrze rozumiem, a obawiam się, że tak, to myślisz o jakimś bogu ewoluującym, który rozwija się w czasie i dorasta, wznosząc się na coraz to wyższe piętra potęgi, do świadomości jej bezsiły? Ten twój Bóg to istota, która weszła w boskość jak w sytuację bez wyjścia, a pojąwszy to, oddała się rozpaczy. Tak, ale Bóg rozpaczający to przecież człowiek, mój drogi? Chodzi ci o człowieka… To nie tylko kiepska filozofia, to nawet kiepska mistyka.
– Nie – odpowiedziałem z uporem – nie chodzi mi o człowieka. Może być, że pewnymi rysami odpowiadałby tej prowizorycznej definicji, ale to tylko dlatego, że jest pełna luk.
Człowiek wbrew pozorom nie stwarza sobie celów. Narzuca mu je czas, w którym się urodził, może im służyć albo buntować się przeciw nim, ale przedmiot służby czy buntu jest dany z zewnątrz. Aby doświadczyć całkowitej wolności poszukiwania celów, musiałby być sam, a to się nie może udać, gdyż człowiek nie wychowany wśród ludzi nie może się stać człowiekiem. Ten… mój to musi być istota pozbawiona liczby mnogiej, wiesz?
– Ach – powiedział – że ja od razu… I wskazał ręką za okno.
– Nie – sprzeciwiłem się – i on nie. Najwyżej jako to, co ominęło w swoim rozwoju szansę boskości, zbyt wcześnie zasklepiwszy się w sobie. On jest raczej anachoretą, pustelnikiem kosmosu, a nie jego bogiem… On się powtarza, Snaut, a ten, o którym myślę, nigdy by tego nie zrobił. Może powstaje właśnie gdzieś, w którymś zakątku Galaktyki, i niebawem zacznie w przystępie młodzieńczego upojenia gasić jedne gwiazdy i zapałać inne zauważymy to po jakimś czasie…
– Jużeśmy zauważyli – rzekł kwaśno Snaut. – Novae i Supernovae… czy to są według ciebie świeczki jego ołtarza?
– Jeżeli chcesz to, co mówię, traktować tak dosłownie…
– A może właśnie Solaris jest kolebką twego boskiego niemowlęcia – dorzucił Snaut. Coraz wyraźniejszy uśmiech otoczył jego oczy cienkimi zmarszczkami. – Może on jest właśnie w twoim rozumieniu pierwociną, zalążkiem Boga rozpaczy, może jego witalne dziecięctwo przerasta jeszcze o góry jego rozumność, a to wszystko, co zawierają nasze biblioteki solarystyczne, jest tylko wielkim katalogiem jego niemowlęcych odruchów…
– My zaś przez pewien czas byliśmy jego zabawkami – dokończyłem. – Tak, to możliwe. I wiesz, co ci się udało? Stworzyć zupełnie nową hipotezę na temat Solaris, a to naprawdę nie byle co! I od razu masz wytłumaczenie niemożliwości nawiązania kontaktu, braku odpowiedzi, pewnych – nazwijmy je tak – ekstrawagancji w postępowaniu z nami; psychika małego dziecka…
– Rezygnuje z autorstwa – mruknął stając przy oknie. Przez dłuższą chwilę patrzyliśmy w czarne falowanie. U wschodniego horyzontu rysowała się we mgle blada, podługowata plamka.
– Skąd ci się wzięła ta koncepcja ułomnego Boga? – spytał nagle, nie odrywając oczu od zalanej blaskiem pustyni.
– Nie wiem. Wydała mi się bardzo, bardzo prawdziwa, wiesz? To jedyny Bóg, w którego byłbym skłonny uwierzyć, którego męka nie jest odkupieniem, niczego nie zbawia, nie służy niczemu, tylko jest.

Charles Wright

1935 – , Estados Unidos

Trad. Jeannette L. Clariond

El secreto de la poesía

El secreto de la poesía
El segundo chino dijo: si quieres encontrar poesía
Enciende una linterna.
Esta noche, una noche después de luna llena, una delicada luna llena
Es cuanto necesitas,
Esencia lunar, ciega estructura de la materia,
                                                                                               la perfección del dolor,
Esparciéndose involuntaria y solemne sobre el paisaje.

Nieve, nieve y hielo, y más nieve,
Desde ayer, antes de la luz de la luna.
Es difícil de encontrar.
A pesar de lo expresado por el chino.
Difícil de encontrar a pesar del brillo que desata y une.
Ahora que ha vuelto la luz, ya sin hielo y nieve,
lastima y es difícil mirarla.

El viento boreal en las desnudas ramas de los robles nos alcanza.
La canción del viento boreal llena nuestras voces de silencio.

Fotografías de Nicolas Dhervillers

Tłum. Ada Trzeciakowska

Tajemnica poezji

Drugi Chińczyk powiedział, jeśli chcesz znaleźć poezję
Szukaj jej w świetle latarni.
Ta noc, tuż po pełni, kobiecej pełni księżyca
Jest wszystkim, czego ci potrzeba,
Księżycowej esencji, ślepej struktury materii, doskonałości bólu,

Rozlewającej się bezwiednie i uroczyście po krajobrazie.
Śnieg, śnieg i lód, i znów śnieg,
Pojawiły się wczoraj, przed księżycową poświatą
Ciężko ją znaleźć,
Wbrew temu, co twierdzili Chińczycy.
Trudno ją znaleźć, mimo że światło księżyca wyzwala i spaja.
Teraz, gdy śnieg i lód ustąpiły, a światło powróciło,
Rani i trudno ją dostrzec.

Północny wiatr pośród nagich ramion dębów uderza  w nas.
Lecz jego pieśń nie niesie w sobie znaczenia.

THE SECRET OF POETRY

The second Chinese said, all that you need to find poetry
Is to look for it with a lantern.
Tonight, one night after full, the full moon feminine
Is all you would need,
The lunar essence, the blind structure of matter,
    perfection of pain,
Discharging unwilled and processional across the landscape.

Snow, and snow and ice, and snow again,
Came yesterday, before the moonlight.
It’s hard to find,
Despite what the Chinese said.
It’s hard to find despite what the moonlight jukes and joins.
Now that the snow and ice have stopped, and the light’s
    come back,
It hurts, and it’s difficult to see.

The north wind in the bare limbs of the oak trees bears down
    on us.
The song of the north wind fills our ears with no meaning.

Czesław Miłosz

1911-2004, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

dondequiera

Dondequiera que esté, en cualquier lugar
de la Tierra, oculto a la gente la convicción
de que no soy de aquí.
Como si fuera mandado a absorber el mayor número de
colores, sabores, sonidos, aromas, para experimentar
todo de lo que forma parte
el ser humano, para transformar mis vivencias 
en un registro mágico y llevarlo allí, al lugar
de donde he venido.

Foto propia. Desarraigo/Paseante

Gdziekolwiek

Gdziekolwiek jestem, na jakimkolwiek miejscu
na ziemi, ukrywam przed ludźmi przekonanie,
że nie jestem stąd.
Jakbym był posłany, żeby wchłonąć jak najwięcej
barw, smaków, dźwięków, zapachów, doświadczyć
wszystkiego, co jest
udziałem człowieka, przemienić co doznane
w czarodziejski rejestr i zanieść tam, skąd
przyszedłem.

W. H. Auden

1907-1973, Inglaterra/Estados Unidos

Trad. Eduardo Iriarte

La historia de la verdad

En aquellos tiempos en que ser era creer,
la Verdad era el súmum de muchos creíbles,
más previa, más perpetua, que un león con alas de murciélago,
un perro con cola de pez o un pez con cabeza de águila,
en absoluto como los mortales, en tela de juicio por sus muertes.

La Verdad era su modelo mientras se afanaban en construir
un mundo de objetos perdurables en los que creer,
sin creer que la loza de barro y la leyenda,
el pórtico y la canción, eran veraces o embusteros:
la Verdad ya existía para ser cierta.

Esto ahora que, práctica como los platos de cartón,
la Verdad es convertible en kilovatios,
lo último por lo que nos regimos es un antimodelo,
alguna falsedad que cualquiera puede desmentir,
una nada en cuya existencia nadie tiene por qué creer.

Lara Porzak

Tłum. Jan Prokop

Historia prawdy

Wtedy gdy być znaczyło wierzyć,
Prawda była najważniejszą z rzeczy do uwierzenia,
Bardziej podstawową i powszechną niż lew o skrzydłach nietoperza,
Pies z rybim ogonem lub orlogłowa ryba,
Te bowiem podawała w wątpliwość jako śmiertelne śmierć.

Prawda stanowiła wzór, gdy trudzono się, by zbudować
Świat rzeczy trwałych, aby móc w nie wierzyć,
Nie troszcząc się o prawdziwość lub nieprawdę
Glinianych skorup legendy, portalów czy pieśni:
Prawda bowiem wystarcza sama, aby być prawdziwa.

Dziś gdy praktyczną jak papierowy talerz
Prawdę przeliczyć można na kilowaty,
Naszą ostatnią zabawką jest antymodel,
Jakaś nieprawda, w którą każdy wkłada swoje kłamstwo,
Nic, w które nikt nie musi wierzyć, jest przed nami.

The History of Truth

In that ago when being was believing
Truth was the most of many credibles
More first, more always, than a bat-winged lion,
A fish-tailed dog or eagle-headed fish,
The least like mortals, doubted by their deaths.
 
Truth was their model as they strove to build
A world of lasting objects to believe in,
Without believing earthenware and legend,
Archway and song, were truthful or untruthful:
The Truth was there already to be true.
 
This while when, practical like paper dishes,
Truth is convertible to kilo-watts,
Our last to do by is an anti-model,
Some untruth anyone can give the lie to,
A nothing no one need believe is there.

Anna Kamieńska

1920-1986, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Oración a Andrei Rublev, el santo pintor de iconos

San Andrés del pincel bañado en oro
Tu maestro decía
guárdate del pecado
guárdate de la impureza
pero, sobre todo, guárdate de la tristeza
La tristeza es el viento seco de la estepa
Sopla y deja a su paso
Un alma asolada por el dolor
Las hierbas encanecidas se tumban
Y sólo el ajenjo siembra la amarga semilla
 
San Andrés de bronce y púrpura
Tu maestro seguía rezando
guárdate de la tristeza
Pero, sobre todo, guárdate de la desesperación
La desesperación sube como el mar
Y de repente te parecerá, hombre
que no hay salvación para ti
Ya rehúyes el trabajo y lel consuelo
Por eso que murmure la alegría
en el estudio del artista
Mezcla con entusiasmo las pinturas
sin pereza con un pincel dorado
en la pupila de Dios
deja penetrar una gota de luz
viste a la Virgen con sus ropas
y al Niño hazlo
todo sonrisas de la infancia

San Andrés de los ángeles del silencio
San Andrés sobre el tablero vacío
un tablero vacío como el sueño de un muerto
San Andrés que enmudecido aguardas
hasta que el mismo tablero abra su párpado
y mire con ojo humano
Pronto los ángeles amables se precipitan
traen luminosas claridades
Tú, viejo ángel entre ellos
con el plumón blanco de tu vejez
te apresuras
porque el fin está cerca
y tantas obras en júbilo esperan

San Andrés del tiempo icónico
con obediencia y humildad pintaste el infierno
monstruos condenados y demonios
Pero no querías atemorizar al hombre
Así que te fuiste muy entristecido
sin siquiera mirar atrás
como Moisés que volvió su rostro
de su tierra para morir antes
Y entonces la llama del tiempo borró tu pintura
Y descendió el poderoso ángel del consuelo
sobre la pared vacía y grande como Rusia
San Andrés del pincel celestial
Amén

Iconos de Andréi Rublev y fotogramas de la fascinante Andréi Rublev de Andréi Tarkovsky (1966)

Modlitwa do Andrzeja Rublowa świętego ikonotwórcy

Święty Andrzeju pędzla maczanego w złocie
Twój mistrz powiadał
strzeż się grzechu
strzeż się nieczystości
lecz nade wszystko strzeż się smutku
Smutek jest suchym wiatrem stepu
Przewieje a zostaje po nim
dusza żałością spustoszona
Kładą się osiwiałe trawy
i tylko piołun gorzkie sieje ziarno

Święty Andrzeju brązu i purpury
Twój mistrz dalej powiadał
Strzeż się smutku
lecz nade wszystko strzeż się rozpaczy
Rozpacz podnosi się jak morze
I nagle zda ci się człowiecze
nie ma dla ciebie ocalenia
Lenisz się już do pracy i pociechy
Dlatego radość niech szumi
w pracowni artysty
Ochoczo mieszaj farby
nieleniwo pędzelkiem złotym
w źrenicę Boga
wpuść kropelkę światła
odziej w szaty Madonnę
i Dzieciątko uczyń
całe w uśmiechach niemowlęctwa

Święty Andrzeju aniołów milczenia
Święty Andrzeju ponad pustą deską
nad deską pustą jak sen umarłego
Święty Andrzeju niemo czuwający
aż sama deska otworzy powiekę
i spojrzy ludzkim wzrokiem
Wnet pośpieszają uprzejme anioły
światłości niosą
Ty stary anioł pośród nich
porosły białym puchem swej starości
śpieszysz się
bo już koniec bliski
a tyle dzieła ku radości czeka

Święty Andrzeju czasu ikonnego
Posłusznie kornie malowałeś piekło
maszkary potępieńców i szatanów
Ale nie chciałeś przestraszyć człowieka
Odszedłeś przeto wielce zasmucony
nie oglądając się za siebie zgoła
jak Mojżesz który twarz obrócił
od swej krainy aby prędzej umrzeć
I wtedy płomień czasu starł twe malowidło
I zstąpił smagły anioł pocieszenia
na pustą wielką niby Rosja ścianę
Święty Andrzeju pędzla niebieskiego
Amen

Adam Gai

Página del autor

1941 – , Argentina/Israel

La procesión va por fuera

Entró al barrio musulmán
no en camino a la mezquita
sino camino al dios de prohibido nombre
y cuerpo velado por el muro antiguo.

Entró blandiendo una bandera, que cubría su cabeza y sus hombros
su dios lo esperaba y él llega
cantando y odiando, su clara manera de amar.

Ahora oye las palabras que brotan de la piedra: tengo una carta para ti,
sácala de la grieta, léela
la leyó, decía: mi piel está manchada
de tus deseos de sangre
ten piedad, no vuelvas

Barrio musulmán en Jerusalén: el Kotel HaKatan o pequeño Muro de las Lamentaciones situado a la izquierda de la «Puerta de Hierro», sitio frecuentado de forma regular por los judíos ultrarreligiosos y con una importante presencia policial.

Kotel HaKatan – Mała Ściana płaczu w dzielnicy muzułmańskiej Jerozolimy.

Tłum. Ada Trzeciakowska

Pozory mylą

Wszedł do dzielnicy muzułmańskiej
nie kierując się do meczetu
lecz w drodze do boga, którego imienia zakazano
a ciała strzegła starożytna ściana.

Wszedł wymachując flagą, która zakrywała mu głowę i ramiona
jego bóg czeka na niego, kiedy nadchodzi
ze śpiewem i nienawiścią na ustach, bo właśnie tak okazywał swoją miłość.

Teraz słyszy słowa wydobywające się z kamienia: mam dla ciebie list,
wyjmij go ze ściany, przeczytaj
Przeczytał, napisano: moja skóra została splamiona
twoją żądzą krwi
miej litość, nie przychodź więcej.