Claudio Magris

1939 – , Italia

Trad. Joaquín Jordá

Otro mar

También Enrico da clases particulares y cobra, mucho, demasiado. Si alguien no puede pagar, que se apañe, no hay obligación de saber griego, cuantos menos escolares mejor. Después utiliza los billetes de banco para señalar los libros, olvidándolos dentro de los volúmenes. Lee el Cratilo y el Teeteto en la edición de Teubner que le regaló Carlo*, aparece incluso su firma, y las dos ediciones de La persuasión y la retórica, la de 1913 a cargo de Vladimiro Arangio-Ruiz, el amigo florentino, y la publicada por el primo de Carlo, Emilio, en 1922. Él ha visto nacer ese libro, cuando Carlo lo escribía mientras preparaba la tesis de doctorado en Florencia. La portada color marfil tiene un borde negro, un negro profundo que a trechos parece azul noche, en el cual unas líneas claras se persiguen y se encabalgan como olas. Son páginas que contienen la palabra definitiva, el diagnóstico de la enfermedad que corroe a la civilización. La persuasión, dice Carlo, es la posesión presente de la propia vida y de la propia persona, la capacidad de vivir plenamente el instante, sin sacrificarlo a algo venidero o supuestamente venidero, destruyendo así la vida en la esperanza de que pase lo más rápidamente posible. Pero la civilización es la historia de los. hombres incapaces de vivir persuadidos, que construyen la enorme muralla de la retórica, la organización social del saber y del hacer para ocultarse a sí mismos la visión y la conciencia de su vacío. Enrico roza con el dedo la cresta sinuosa de esas líneas, hojea el libro, anota los márgenes y el fondo de las páginas, escribe alguna observación en italiano y en alemán. Hubiera sido mejor no escribir, pero como no se puede evitar, estos garabatos son el género literario menos indecente, menos retórico.

*Carlo Michelstaedter, filósofo.

Fotografías de Herbert List (1903-1975, Alemania)

Tłum. Joanna Ugniewska

Inne morze

Również Enrico daje lekcje prywatne i każe sobie płacić dużo, za dużo. Jeśli ktoś nie ma pieniędzy, to jego sprawa, nie ma obowiązku znać greki, im mniej uczniów, tym lepiej. Potem używa banknotów jako zakładek do książek, zapominając o nich. Czyta Kratylosa i Teajteta w wydaniu Teubnera podarowanym mu przez Carla, jest nawet jego podpis, ma dwa egzemplarze „Perswazji i retoryki”, jeden z 1913 roku w opracowaniu Vladimira Arangio-Ruiza, przyjaciela z Florencji, drugi z 1922, opublikowany staraniem kuzyna Carla, Emilia. Widział, jak powstaje ta książka, Carlo pisał ją, przygotowując we Florencji pracę magisterską. Okładka w kolorze kości słoniowej ma czarne obramowanie, którego czerń przypomina ciemny granat, jaśnieją w nim ornamenty tworzące sinusoidalną linię goniących się fal. Na tych stronach padają ostateczne słowa, zarysowuje się diagnoza choroby dręczącej cywilizację. Perswazja, pisze Carlo, jest posiadaniem w teraźniejszości własnego życia i osoby, zdolnością przeżywania w pełni każdej chwili, bez poświęcania jej dla czegoś, co ma dopiero nadejść i czego oczekuje się niecierpliwie, marnując w ten sposób życie na oczekiwaniu, aby minęło jak najszybciej. Ale cywilizacja to historia ludzi niezdolnych żyć w perswazji, wznoszących ogromny mur retoryki, społecznej organizacji wiedzy i działania, mur mający ukryć widok ich pustki. Enrico dotyka palcem falistej linii ornamentów, kartkuje książkę, robi notatki po włosku i po niemiecku na marginesie, na dole, również między wierszami. Lepiej byłoby wcale nie pisać, lecz skoro nie można się powstrzymać, te bazgroły są gatunkiem literackim najmniej nieprzyzwoitym, najmniej retorycznym.

Stanisław Lem

1921-2006, Polonia

Trad. Matilde Horne y F. A.

Solaris

Dime, ¿tú crees en Dios?
Snaut me echó una mirada inquieta.
—¿Qué?… ¿Quién cree todavía?…
Yo adopté un tono desenvuelto.
—No es tan sencillo. No se trata del Dios tradicional de las religiones de la Tierra. No soy especialista en historia de las religiones y tal vez no haya inventado nada. ¿Sabes, por casualidad, si existió alguna vez una fe en un dios… imperfecto?
Snaut frunció las cejas.
—¿Imperfecto? ¿Qué quieres decir? En cierto sentido, todos los dioses eran imperfectos, una suma de atributos humanos magnificados. El Dios del Antiguo Testamento, por ejemplo, exigía sumisión y sacrificios, y tenía celos de los otros dioses… Los dioses griegos, de humor belicoso, enredados en disputas de familia, eran tan imperfectos como los hombres.
Lo interrumpí.
—No, no pienso en dioses nacidos del candor de los seres humanos, sino en dioses de una imperfección fundamental, inmanente. Un dios limitado, falible, incapaz de prever las consecuencias de un acto, creador de fenómenos que provocan horror. Es un dios… enfermo, de una ambición superior a sus propias fuerzas, y él no lo sabe. Un dios que ha creado relojes, pero no el tiempo que ellos miden. Ha creado sistemas o mecanismos, con fines específicos, que han sido traicionados. Ha creado la eternidad, que sería la medida de un poder infinito, y que mide sólo una infinita derrota.
Snaut titubeó, pero ya no me mostraba esa desconfiada reserva de los últimos tiempos.
—El maniqueísmo, antaño…
Lo interrumpí.
—Ninguna relación con el principio del Bien y del Mal. Este dios no existe fuera de la materia, quisiera librarse de la materia, pero no puede…
Snaut reflexionó un instante.
—No conozco ninguna religión de ese tipo. Esta especie de religión nunca fue… necesaria. Si te comprendo, y temo haberte comprendido, piensas en un dios evolutivo, que se desarrolla en el tiempo, crece, y es cada vez más poderoso, aunque sabe también que no tiene bastante poder. Para tu dios, la condición divina no tiene salida; y habiendo comprendido esa situación, se desespera. Sí, pero el dios desesperado ¿no es el hombre, mi querido Kelvin? Es del hombre de quien me hablas.. Tu dios no es sólo una falacia filosófica, sino también una falacia mística.
—No, no se trata del hombre —insistí—. Es posible que en ciertos aspectos el hombre se acomode a esta definición provisional, y también deficiente. El hombre, a pesar de las apariencias, no inventa metas. El tiempo, la época, se las imponen. El hombre puede someterse a una época o sublevarse; pero el objeto aceptado o rechazado le viene siempre del exterior. Si sólo hubiese un hombre, quizá pudiera tratar de inventarse una meta; sin embargo, el hombre que no ha sido educado entre otros seres humanos no llega a convertirse en hombre. Y el ser que yo… que yo concibo… no puede existir en plural ¿comprendes?
Snaut señaló la ventana.
—Ah —dijo—, entonces…
—No, él tampoco. En el proceso de desarrollo, habrá rozado sin duda el estado divino, pero se encerró en sí mismo demasiado pronto. Es más bien un anacoreta, un eremita del cosmos, no un dios… El océano se repite, Snaut, y mi dios hipotético no se repetiría jamás. Tal vez esté ya en alguna parte, en algún recoveco de la Galaxia, y muy pronto, en un arrebato juvenil, apagará algunas estrellas y encenderá otras… Nos daremos cuenta al cabo de un tiempo.
—Ya nos hemos dado cuenta —dijo Snaut con acritud—. ¿Las novas y las supernovas serían entonces los cirios de un altar?
—Si tomas lo que digo al pie de la letra…
—Y Solaris es quizá la cuna de tu divino infante —continuó Snaut, con una sonrisa que le multiplicó las arrugas alrededor de los ojos—. Solaris es tal vez la primera fase de ese dios desesperado… Quizá esta inteligencia pueda desarrollarse inmensamente… Todas nuestras bibliotecas de solarística pueden no ser otra cosa que un repertorio de vagidos infantiles…
—Y durante un tiempo —proseguí— habremos sido los juguetes de ese bebé. Es posible. ¿Tú sabes lo que acabas de hacer? Has ideado una hipótesis enteramente nueva sobre el tema de Solaris. Felicitaciones. De pronto, todo se explica, la imposibilidad de establecer un contacto, la ausencia de respuestas, el comportamiento extravagante; todo corresponde a la conducta de un niño pequeño…
De pie frente a la ventana, Snaut refunfuñó:
—Renuncio a la paternidad de la hipótesis…
Contemplamos un rato las olas tenebrosas; una mancha pálida, oblonga, se dibujaba al este, en la bruma que velaba el horizonte.
Sin apartar los ojos del desierto centelleante, Snaut preguntó de pronto:
—¿De dónde sacaste esa idea de un dios imperfecto?
—No sé. Me parece muy verosímil. Es el único dios en el que yo podría creer, un dios cuya pasión no es una redención, un dios que no salva nada, que no sirve para nada: un dios que simplemente es.

Ciclo dedicado al Universo de Lem. 5-8 de abril en Cineteca de Madrid, 7-16 de junio en Planetario de Madrid.

Solaris

Powiedz mi, czy… wierzysz w Boga? Spojrzał na mnie bystro.
– Co ty? Kto wierzy jeszcze dziś… W jego oczach tlał niepokój.
– To nie jest takie proste – powiedziałem umyślnie lekkim tonem – bo nie chodzi mi o tradycyjnego Boga ziemskich wierzeń. Nie jestem religiologiem i może niczego nie wymyśliłem, ale nie wiesz przypadkiem, czy istniała kiedyś wiara w Boga… ułomnego?
– Ułomnego? – powtórzył unosząc brwi. – Jak to rozumiesz? W pewnym sensie bóg każdej religii był ułomny, bo obarczony ludzkimi cechami, powiększonymi tylko. Bóg Starego Testamentu był na przykład żądnym czołobitności i ofiar gwałtownikiem, zazdrosnym o innych bogów… greccy bogowie przez swą kłótliwość, waśnie rodzinne byli nie mniej po ludzku ułomni…
– Nie – przerwałem mu – mnie idzie o Boga, którego niedoskonałość wynika nie z prostoduszności jego ludzkich stwórców, ale stanowi jego najistotniejszą, immanentną cechę. Ma to być Bóg, ograniczony w swojej wszechwiedzy i wszechmocy, omylny w przewidywaniu przyszłości swoich dzieł, którego bieg ukształtowanych przezeń zjawisk może wprawić w przerażenie. Jest to Bóg… kaleki, który pragnie zawsze więcej, niż może, i nie od razu zdaje sobie z tego sprawę. Który skonstruował zegary, ale nie czas, jaki odmierzają. Ustroje czy mechanizmy, służące określonym celom, ale one przerosły te cele i zdradziły je. I stworzył nieskończoność, która z miary jego potęgi, jaką miała być, stała się miarą jego bezgranicznej klęski.
– Niegdyś, manicheizm… – zaczął wahając się, Snaut. Podejrzliwa rezerwa, z jaką zwracał się do mnie w ostatnim czasie, znikła.
– Ale to nie ma nic wspólnego z pierwiastkiem dobra i zła – przerwałem mu natychmiast. – Ten Bóg nie istnieje poza materią i nie może się od niej uwolnić, a tylko tego chce…
– Podobnej religii nie znam – powiedział po chwili milczenia. – Taka nie była nigdy… potrzebna. Jeśli cię dobrze rozumiem, a obawiam się, że tak, to myślisz o jakimś bogu ewoluującym, który rozwija się w czasie i dorasta, wznosząc się na coraz to wyższe piętra potęgi, do świadomości jej bezsiły? Ten twój Bóg to istota, która weszła w boskość jak w sytuację bez wyjścia, a pojąwszy to, oddała się rozpaczy. Tak, ale Bóg rozpaczający to przecież człowiek, mój drogi? Chodzi ci o człowieka… To nie tylko kiepska filozofia, to nawet kiepska mistyka.
– Nie – odpowiedziałem z uporem – nie chodzi mi o człowieka. Może być, że pewnymi rysami odpowiadałby tej prowizorycznej definicji, ale to tylko dlatego, że jest pełna luk.
Człowiek wbrew pozorom nie stwarza sobie celów. Narzuca mu je czas, w którym się urodził, może im służyć albo buntować się przeciw nim, ale przedmiot służby czy buntu jest dany z zewnątrz. Aby doświadczyć całkowitej wolności poszukiwania celów, musiałby być sam, a to się nie może udać, gdyż człowiek nie wychowany wśród ludzi nie może się stać człowiekiem. Ten… mój to musi być istota pozbawiona liczby mnogiej, wiesz?
– Ach – powiedział – że ja od razu… I wskazał ręką za okno.
– Nie – sprzeciwiłem się – i on nie. Najwyżej jako to, co ominęło w swoim rozwoju szansę boskości, zbyt wcześnie zasklepiwszy się w sobie. On jest raczej anachoretą, pustelnikiem kosmosu, a nie jego bogiem… On się powtarza, Snaut, a ten, o którym myślę, nigdy by tego nie zrobił. Może powstaje właśnie gdzieś, w którymś zakątku Galaktyki, i niebawem zacznie w przystępie młodzieńczego upojenia gasić jedne gwiazdy i zapałać inne zauważymy to po jakimś czasie…
– Jużeśmy zauważyli – rzekł kwaśno Snaut. – Novae i Supernovae… czy to są według ciebie świeczki jego ołtarza?
– Jeżeli chcesz to, co mówię, traktować tak dosłownie…
– A może właśnie Solaris jest kolebką twego boskiego niemowlęcia – dorzucił Snaut. Coraz wyraźniejszy uśmiech otoczył jego oczy cienkimi zmarszczkami. – Może on jest właśnie w twoim rozumieniu pierwociną, zalążkiem Boga rozpaczy, może jego witalne dziecięctwo przerasta jeszcze o góry jego rozumność, a to wszystko, co zawierają nasze biblioteki solarystyczne, jest tylko wielkim katalogiem jego niemowlęcych odruchów…
– My zaś przez pewien czas byliśmy jego zabawkami – dokończyłem. – Tak, to możliwe. I wiesz, co ci się udało? Stworzyć zupełnie nową hipotezę na temat Solaris, a to naprawdę nie byle co! I od razu masz wytłumaczenie niemożliwości nawiązania kontaktu, braku odpowiedzi, pewnych – nazwijmy je tak – ekstrawagancji w postępowaniu z nami; psychika małego dziecka…
– Rezygnuje z autorstwa – mruknął stając przy oknie. Przez dłuższą chwilę patrzyliśmy w czarne falowanie. U wschodniego horyzontu rysowała się we mgle blada, podługowata plamka.
– Skąd ci się wzięła ta koncepcja ułomnego Boga? – spytał nagle, nie odrywając oczu od zalanej blaskiem pustyni.
– Nie wiem. Wydała mi się bardzo, bardzo prawdziwa, wiesz? To jedyny Bóg, w którego byłbym skłonny uwierzyć, którego męka nie jest odkupieniem, niczego nie zbawia, nie służy niczemu, tylko jest.

Serhiy Zhadan / Serhij Żadan

1974, Ucrania

Poeta, escritor, traductor del alemán. Ha ganado numerosos premios, entre ellos el Premio de Literatura Centroeuropea Angelus 2015 por su novela Mesopotamia, el Premio Puentes de Berlín y el Premio Joseph Conrad. Vive en Járkov.

Trad. Ada Trzeciakowska

***

¿Estáis listos?
 
Las almas de las aves del bosque se encuentran en el aire.
Es hora de escuchar la noche, de tocar las alas invisibles.
¿Estáis listos para descender a la plataforma norte
y uniros a esta melodía antigua?
El grafito en las manos de los niños marca la línea de la respiración,
una línea que el fuego cruzar no puede.
Estar juntos, aferrarnos a la luz,
mantenernos juntos entre las alas,
que se apoyaban en algo en este aire,
sacaban algo de él, lo vaciaban,
atravesaban la luz en las cajas de cartón de la primavera.
 
¿Estáis listos
para leer en voz alta de forma tan apasionada,
como si besarais vuestro propio aliento,
como si os declararais al oxígeno de vuestro propio país?
¿Estáis listos para hablar como si de vuestras palabras
dependiera el futuro de la civilización?
¿Listos para hablar de la tarde tal y como
se habla de la muerte en el quirófano?
 
¿Para balancear al borde de la alegría por el carbón,
ir más allá del círculo marcado en el patio
del hospital. ¿Estáis listos?
Para agarrar un ala arrancada de las sábanas
de la mañana. ¿Estáis listos?
Para meter los dedos en las heridas de las reses congeladas,
¿sentir el latido de la ciudad en los cruces del atardecer?
 
El canto que llena los moldes de yeso de la voz.
El canto que llena los buzones de los pulmones
con la correspondencia del viento.
El canto que rompe el pan de la lengua,
alimentando la mañana con el sabor a centeno de un himno.
 
Todos los que demostraron ser lo suficientemente fuertes como para desafiar a la oscuridad,
todos los que estaban bajo el estandarte del canto a medianoche
-así es como exhalamos nuestra libertad-
con el humo del tabaco en la clara bóveda del alba,
así aparecen las caras de la inflamación
en las vidrieras de nuestros pulmones.
Así cantamos a los caídos en la arena dorada del ocaso.
Sonido -y nada más-.
Alegría y una tarde que dura, como una voz,
como el respirar,
matados por el canto y los besos.

Imágenes propias

Tłum. Bohdan Zadura

***

Jesteście gotowi?
 
Dusze leśnych ptaków spotykają się w powietrzu.
Czas wsłuchać się w noc, dotknąć niewidzialnych skrzydeł.
Gotowi jesteście  zejść na północną platformę
i podchwycić tę dawną melodię?
Grafit w dziecięcych rękach wyznacza linię oddechu,
linię, której nie przekroczy ogień.
Być razem, trzymać się światła,
trzymać się razem pośród skrzydeł,
które o coś w tym powietrzu się opierały,
coś wybierały z niego, opróżniały,
przecinały światło w kartonowych pudełkach wiosny.
 
Jesteście gotowi
czytać na głos tak namiętnie,
jakbyście całowali się z własnym oddechem,
jakbyście oświadczali się tlenowi własnego kraju?
Gotowi jesteście mówić tak, jakby właśnie od waszych słów
zależała przyszłość cywilizacji?
Gotowi mówić o wieczorze tak,
jak mówi się o śmierci w sali operacyjnej?
 
Balansować na granicy radości z węgla,
wykraczać poza wyznaczony krąg na szpitalnianym
podwórku. Jesteście gotowi?
Łapać za skrzydło, wyrwane z prześcieradeł
poranka. Jesteście gotowi?
Wkładać palce w rany mrożonych wołowych tusz,
czuć bicie serca miasta na wieczornych skrzyżowaniach?
 
Śpiew, którym zalewają gipsowe formy głosu.
Śpiew, który wypełnia skrzynki pocztowe płuc
korespondencją wiatru.
Śpiew, który łamie bochenek języka,
karmiąc ranek żytnim posmakiem hymnu.
 
Wszyscy, którzy okazali się dość silni, by sprzeciwić się ciemności,
wszyscy, którzy stali pod sztandarem śpiewu o północy –
tak wydychamy naszą wolność,
tytoniowym dymem w przejrzyste sklepienie poranka,
tak pojawiają się twarze zapaleń
na witrażach płuc.
Tak ośpiewujemy poległych w złotym piasku zachodu słońca.
Dźwięk — i nic więcej.
Radość i długi trwały wieczór, jak głos,
jak oddychanie
zabite przez śpiew i pocałunki.

Papusza/Bronisława Wajs

1908/1910-1987, Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

¿dónde está mi falda de todas las flores del mundo recortada?

(kaj sy miri podźi)*

Señor, ¿dónde está mi falda,
la roja y la blanca,
de todas las flores recortada?
¿Quién la hizo jirones?
¿Dónde está? ¡Decidme!
Dios mío, era tan bonita,
¿cómo puedo olvidarla?
 
Mis bosques blancos, rojos y verdes,
mis noches negras,
ni las horas grises del alba
ya nada recuerdan,
nada saben
por dónde una campesina
o quizás gitana,
se pasea en mi falda,
¡riéndose y cantando!
 
Señor, ¡cómo la estuve cosiendo!
¡Cómo la estuve adornando!
En las colinas y en los valles, me paro,
miro por aquí y por allá
¿dónde está mi falda
negra, roja, blanca,
de todas las flores recortada?
 
Y grité: ¿Qué ha pasado?
¿Queréis perder mi falda?
Todavía tiene que estar por ahí,
vieja y desgastada.
 
La cosí hace tanto tiempo,
de repente se me cayó de las manos
cuando me venció el sueño.
Pero ahora estoy despierta y os digo
que la encontraré de nuevo.

*título en el idioma romaní en el que escribía Papusza (muñeca en romaní)

Obra de Małgorzata Mirga-Tas, artista de origen romaní

GDZIE JEST MOJA SPÓDNICA ZE WSZYSTKICH KWIATÓW ŚWIATA

(kaj sy miri podźi)

Panie, gdzie jest moja spódnica,
ta czerwona i biała,
ze wszystkich kwiatów świata?
Kto mi ją podarł na strzępy?
Gdzie jest ona, powiedzcie!
Mój Boże, taka śliczna była,
jakże mam ją zapomnieć?

Moje białe, czerwone i zielone lasy,
moje czarne wieczory,
godziny północne
już nic nie pamiętają
i nie wiedzą wcale,
gdzie chłopka jakaś,
a może Cyganka,
chodzi w mojej spódnicy,
śmieje się i śpiewa!

Panie, jak ja ją szyłam!
Jak ją układałam!
Daleko w górach, dolinach przystaję,
tu i tam się rozglądam:
gdzie jest moja spódnica
czerwona, biała, czarna,
ze wszystkich kwiatów świata?

I zawołałam: – co się stało?
Chcecie gdzieś zgubić suknię moją?
Jest ona jeszcze,
choć już bardzo stara.

Dawno ja szyłam sobie,
aż raz z rąk mi wypadła,
kiedy sen mnie zmorzył.
Alem się obudziła i wróże ci, panie,
że ją znajdę jeszcze.

Papusza/Bronisława Wajs

1908/1910-1987, Polonia

En colaboración con La reversible

Trad. Ada Trzeciakowska

NO VOLVERÉ A PONER UN PIE,
ALLÍ DONDE ANTES VAGABAN LOS GITANOS

(me na dźawa pre do droma,
karik tradenys charga Roma)*

Ah, gente, ¿de nuestras vidas queréis saber,
tener auténticas nuevas sobre los gitanos?
Sé que no me vais a creer,
pero, escuchad mi canto, por favor
y creedme, ni una sola palabra he mentido

Os voy a cantar sobre una madre y sus hijos
que grandes miserias han sufrido.
No volveré a los bosques negros
por los que antes vagaban los gitanos.
-creedme, ¡antes me muero!-
¡Porque ese camino está maldito!
Allí crecieron los pobres gitanillos.
Por donde solía ir, eso deciros no puedo.
Allí crecí, allí nací.
En mi vejez
a razonar aprendí.

No volveré a poner un pie en esa espesura
que los gitanos atravesaban de noche oscura.
Los niños prestaban oído -a ellos y a la luna
los pájaros de la muerte los acunan-.

¡Caminos, rutas, sendas!
¡Espesuras negras, negras!
Gente, qué difícil es contaros
cómo era vivir bajo el cielo raso
cómo era morar entre los pinos.
Que se pierdan los viejos caminos
que nos llevaban sin aliento,
allí donde soplaban los vientos.

Por todos lados en el páramo
no hay más que hojas secas,
miedo a que los niños se congelen.
¿Cómo volver a aquellas sendas,
a las moradas gitanas verdes?

Nuestras vidas eran extrañas, sabedlo.
Pero un gitano no cambiaría con un campesino.
En el bosque negro tantos años
han resistido los gitanos,
por tantos caminos han andado.
Los cascos de los negros y rucios caballos
resonaban al son de nuestro tambor.
Los hijos dejaban huellas de pies descalzos.
Y aunque las desgracias nos atormentaron
estábamos felices y afortunados
como en las hojas lo son los pájaros
bajo el verde sol de mayo.
¡Oh, nuestra antigua vida, nuestro vagabundeo!
¡Ahí va la caravana, los carromatos con jaleo!
Y en los vagones crujen las ruedas,
relinchan los caballos, ladran los perros,
el bosque lo difunde todo con el viento
La gente sus casas cierra,
ya de lejos nos ahuyenta.

Nuestros hijos piden pan…
Hemos de buscar otra senda.
Hasta un pueblo seguir el viaje,
pedir el pan en otro paraje.

Si Dios nos diese noches negras,
llenaría con carne la olla entera…
Ojalá Dios no permita que llueva
¡y no rompa mi tienda una tormenta!
No hay pan ni otro alimento,
¡salvo el cielo, salvo el viento!…

Ni a la derecha ni a la izquierda
ni siquiera una pequeña senda.
¿Dónde puede ir el pobre gitano,
si lo persigue hasta un extraño?…
Así es como vivía el humilde gitano.
¡Malditos están aquellos caminos!
No volveré a esos senderos malignos.
Yo, que amo el bosque y su canto verde,
cada animal y cada árbol que en él crece.

*título en el idioma romaní en el que escribía Papusza (muñeca en romaní)

Fotogramas de Papusza (2013) de Krzysztof Krauze; dos fotografías de Bronisława Wajs

JUŻ MOJA NOGA NIE POSTANIE,
GDZIE NIEGDYŚ JEŻDZILI CYGANIE

(me na dźawa pre do droma,
karik tradenys charga Roma)

Ach, ludzie, chcielibyście poznać nasze życie,
prawdziwe o Cyganach wieści?
Ja wiem, że mi nie uwierzycie,
ale proszę – wysłuchajcie pieśni
i wierzcie, żem w niej ani słowa nie skłamała.

Śpiewam, jak kiedyś z dziećmi matka
biedowała.
Nie pójdę już do czarnych lasów,
wierzcie mi – niechaj zginę! –
gdzie wędrowali kiedyś Cyganie.
Bo ta droga – przeklęta!
Tam rosły biedne Cyganięta.
Gdzie ja bywałam – nie powiem.
Tam rosłam, tam się urodziłam.
Na stare lata
rozumu się nauczyłam.

Już moja noga nie postanie
tam, kędy ciemną nocą jeździli Cyganie.
Przysłuchiwały się dzieci – to dla nich
ptaki zmarłych śpiewały nocami.

Drogi, drogi, drożyny!
Czarne, czarne gęstwiny!
Ludzie, tak ciężko opowiedzieć,
jak pod gołym niebem się wiedzie,
jak żyło się w lasach Cyganom.
Niech dawne drogi przepadną,
co we wszystkie strony nas gnały,
którędy wiatry wiały.

We wszystkich stronach na odludziu
nic nie ma – tylko zeschły liść,
strach, żeby dzieci nie pomarzły nam.
Jak nam na tamte drogi iść,
gdzie kiedyś żyli Cyganie?

Dziwne było nasze życie – wiedzcie o tym.
Ale Cygan nie zamieniłby się z chłopem.
Tyle lat w czarnym lesie
przeżyli Cyganie przecie,
drogami, drożynami jeździli po świecie.
Kare konie, siwe konie kopytami
na kamieniach naszym pieśniom wtórowały.
Dzieci nasze bose ślady zostawiały.
I choć biedy nam dojadły,
to szczęśliwiśmy bywali,
jak te ptaki pośród liści,
pod zielonym słońcem maja.
Och, to dawne życie nasze, wędrowanie!
Jedzie tabor, wozów wiele, w nich Cyganie!
A u wozów skrzypią koła,
psy szczekają, rżenie koni słychać w lesie,
las to wszystko z wiatrem niesie.
Ludzie domy zamykają,
z daleka nas odpędzają.

Dzieci nasze proszą chleba…
Gdzie indziej nam jechać trzeba.
Pojedziemy dalej do wsi,
tam będziemy chleba prosić.

Żeby Bóg dał noce czarne,
tobym zgotowała mięsa cały garnek…
Da Bóg, żeby deszcze nie padały –
namiot mój podarty cały!
Nie ma wody ani chleba,
nic oprócz wiatru, oprócz nieba!…

Ni na lewo, ni na prawo
małej dróżki nie ma nawet.
Gdzież pojedzie biedny Cygan,
co go obcy człowiek ściga?…
Tak żył kiedyś Cygan ubogi.
Przeklęte są tamte drogi!
Nie wrócę już na te drogi.
Ja, która kocham las i pieśni leśne,
i wszystko, co żyje i rośnie.

Gary Snyder

1930 – , Estados Unidos

Trad. Ada Trzeciakowska

El trato

Me encontré dentro de una maciza concha de hormigón
       iluminada por tubos de vidrio, con aire bombeado, con
       pisos unidos por escaleras en movimiento.

El espacio lo llenaban las cosas que se compraron y fabricaron
       en el siglo XX. Dispuestas en mostradores
       o estantes.

Cientos de personas de ese siglo, enfundados en
       sus trajes hechos a máquina,

cambiaban todo su precioso tiempo
        por cosas.

Tłum. Adam Szostkiewicz

transakcja

Znalazłem się w masywnej betonowej muszli: 
światło ze szklanych cygar, wtłaczane powietrze,
piętra spięte ruchomymi schodami. 

Wypełniały ją rzeczy nabyte i zrobione
w dwudziestym stuleciu. Wystawione na lady
                                                                                      i półki.                                                                                      
Ludzie z tego wieku, wciśnięci w odzież
zrobioną na maszynach, gromadnie
Wymieniali cały swój drogocenny czas
          na rzeczy.          

The Trade

I found myself inside a massive concrete shell
lit by glass tubes, with air pumped in, with
       levels joined by moving stairs.

It was full of the things that were bought and made
in the twentieth century. Layed out in trays
                                                                             or shelves.

The throngs of people of that century, in their style,
clinging garb made on machines,

Were trading all their precious time
        for things.

Gary Snyder

1930 – , Estados Unidos

Trad. Juan Carlos Villavicencio

Piute Creek

Un precipicio de granito
un árbol, sería suficiente,
o incluso una roca, un pequeño arroyo,
un trozo de corteza en un estanque.
Colina tras colina, plegadas y retorcidas
robustos árboles apilados
en delgadas fracturas de la piedra
una enorme luna sobre todo, es demasiado.
La mente vaga. Un millón
de veranos, el tranquilo aire nocturno y las tibias
rocas. El cielo sobre montañas interminables.
Toda la porquería que viene con el ser humano
disminuye, la roca firme ahora tiembla,
incluso el intenso presente parece obviar
este espejismo de corazón.
Libros y palabras
como el pequeño arroyo de una alta cornisa
desapareciendo en el aire seco.

Una mente clara, atenta,
sólo tiene sentido si
lo que ve es realmente visto.
Nadie ama a la piedra, pero aquí estamos.
Los fríos de la noche. Algo que se mueve
rápido a la luz de la luna
se desliza en la sombra del Enebro:
allí atrás invisibles
orgullosos ojos fríos
de un Puma o Coyote
me observan levantarme y partir.

Fotos propias

Tłum. Tadeusz Sławek

Piute Creek

Jedno granitowe pasmo,
Drzewo, już byłoby dość,
Może nawet jedna skała, niewielki potok,
Strzęp kory w zakolu.
Wzgórze za wzgórzem, pofałdowane, splecione z sobą,
Niezmożone niczym drzewa wciśnięte
W wąskie pęknięcia skał.
Nad wszystkim wielki księżyc, nazbyt to wiele.
Umysł wędruje. Milion
Pór letnich, powietrze nocy zamarło i skały promieniują
Ciepłem. Niebo nad bezkresnymi górami.
I cała tandeta co towarzyszy człowieczeństwu
Odpada, drży lita skała,
Nawet ciężka teraźniejszość jakby nie docierała
Do pęcherzyka serca.
Książki i słowa
Nikną w suchym powietrzu
Jak mały strumień spadający z wysokiego zbocza.

Dla jasnego, skupionego umysłu
jedno tylko ma znaczenie – że
to, co widzi, widzi prawdziwie.
Nikt nie kocha skał, a przecież jesteśmy.
Noc przenika chłodem. W świetle księżyca
Jakiś ruch nagły
Wkrada się w cień jałowca.
Gdzieś za plecami niewidoczne
Zimne dumne oczy
Kuguara lub kojota
Śledzą bacznie, jak wstaję i odchodzę.

Piute Creek

One granite ridge
A tree, would be enough
Or even a rock, a small creek,
A bark shred in a pool.
Hill beyond hill, folded and twisted   
Tough trees crammed
In thin stone fractures
A huge moon on it all, is too much.   
The mind wanders. A million
Summers, night air still and the rocks   
Warm.  Sky over endless mountains.   
All the junk that goes with being human   
Drops away, hard rock wavers
Even the heavy present seems to fail   
This bubble of a heart.
Words and books
Like a small creek off a high ledge   
Gone in the dry air.

A clear, attentive mind
Has no meaning but that
Which sees is truly seen.
No one loves rock, yet we are here.   
Night chills. A flick
In the moonlight
Slips into Juniper shadow:
Back there unseen
Cold proud eyes
Of Cougar or Coyote
Watch me rise and go.

Stanisław Lem

1921-2006, Polonia

Solaris

Trad. Matilde Horne y F. A.

No tenemos necesidad de otros mundos. Lo que necesitamos son espejos. No sabemos qué hacer con otros mundos. Un solo mundo, nuestro mundo, nos basta, pero no nos gusta como es. Buscamos una imagen ideal de nuestro propio mundo; partimos en busca de un planeta, de una civilización superior a la nuestra, pero desarrollada de acuerdo con un prototipo: nuestro pasado primitivo. Por otra parte, hay en nosotros algo que rechazamos; nos defendemos contra eso, y sin embargo subsiste, pues no dejamos la Tierra en un estado de prístina inocencia, no es sólo una estatua del Hombre-Héroe la que parte en vuelo. Nos posamos aquí tal como somos en realidad, y cuando la página se vuelve y nos revela otra realidad, esa parte que preferimos pasar en silencio, ya no estamos de acuerdo.
Yo había escuchado pacientemente.
—Pero ¿de qué hablas?
—De lo que todos queríamos: el contacto con otra civilización. ¡Se ha establecido el contacto! ¡El microscopio ya puede mostrarnos nuestra horrible fealdad, nuestra locura, nuestra vergüenza!
La voz le temblaba de rabia.
—Entonces ¿tú crees que es… el océano? ¿Que el océano provoca… esto? Pero ¿por qué? Todavía no pregunto cómo, pregunto ¡por qué! ¿Crees seriamente que trata de jugar con nosotros, o castigarnos?… ¡Demonomanía primaria! El planeta gobernado por un enorme demonio, que satisface las exigencias de un humor satánico enviando súcubos a los miembros de una expedición científica… ¡Snaut, no es posible que creas en semejantes disparates¡

Cartel de Victo Ngai

Solaris

Nie potrzeba nam innych światów. Potrzeba nam luster. Nie wiemy, co począć z innymi światami. Wystarczy ten jeden, a już się nim dławimy. Chcemy znaleźć własny, wyidealizowany obraz; to mają być globy, cywilizacje doskonalsze od naszej, w innych spodziewamy się znowu znaleźć wizerunek naszej prymitywnej przeszłości. Tymczasem po drugiej stronie jest coś, czego nie przyjmujemy, przed czym się bronimy, a przecież nie przywieźliśmy z Ziemi samego tylko destylatu cnót, bohaterskiego posągu Człowieka!
Przylecieliśmy tu tacy, jacy jesteśmy naprawdę, a kiedy druga strona ukazuje nam tę prawdę – tę jej część, którą przemilczamy – nie możemy się z tym zgodzić!
Więc co to jest? – spytałem, wysłuchawszy go cierpliwie.
To, czegośmy chcieli: kontakt z inną cywilizacją. Mamy go, ten kontakt! Wyolbrzymiona jak pod mikroskopem nasza własna, monstrualna brzydota, nasze błazeństwo i wstyd!!!
W jego głosie drżała wściekłość.
Uważasz zatem, że to… ocean? Że to on? Ale po co? Mniejsza już w tej chwili o mechanizm, ale na miłość boską, po co?! Czy myślisz serio, że chce się z nami bawić? Albo karać nas?! To jest dopiero prymitywna demonologia! Planeta opanowana przez bardzo wielkiego diabła, który dla zaspokojenia swojej żyłki szatańskiego humoru podsuwa członkom naukowej ekspedycji succuby! Sam chyba nie wierzysz w tak skończony idiotyzm?!

María Ángeles Pérez López

1967 – , España

***

Lanzar contra la luz todos los peces
y evitar que las redes los atrapen,
que los muerda el anzuelo con su boca
curvada en la violencia de morir.
Desanudar la asfixia, trabazón,
bocanada de anhídrido y espinas ,
en que se hunden la angustia y los tacones
cuando el jueves se cierra, abochornado,
sobre su propia lista de imposibles.
Lanzarlos como quién avienta lana,
como quien suelta el trigo tras la trilla
o la harina blanquísima en el pan,
para que permanezcan en su vuelo
igual que permanece en la memoria
del agua cada fibra de la luz.
Para que se detenga su caída
contra el asfalto sucio, contra el miedo
metálico que exudan los arpones.
Para que permanezca en cada letra
el copo diminuto de almidón
como quietud de aquello que se mueve,
pez que se escurre raudo entre las manos
y nada en la canción de las agallas.

(con Eugenio Montejo)

Los árboles de Eugenio Montejo aquí

Paul Klee Magia de los peces (1925)

Tłum. Ada Trzeciakowska

***

Cisnąć w światło wszystkie ryby
tak by sieci ich nie złapały,
by nie ugryzł ich haczyk swoimi ustami
wykrzywionymi w gwałtowności umierania.
Poluzować duszność, wiązanie,
haust anhydrytu i ości,
w których grzęzną lęk i obcasy
gdy czwartek dobiega końca, zawstydzony
swoją własną listą rzeczy niewykonalnych.
Sypnąć nimi jak ktoś kto wietrzy wełnę,
kto przesypuje zmłóconą pszenicę
lub bielusieńką mąkę na chleb,
by trwały w swoim locie
tak jak trwa w pamięci
wody każde włókno światła.
Tak by wstrzymać ich upadek
na brud asfaltu, na metaliczną
trwogę sączącą się z harpunów.
Tak by trwał w każdej literze
maleńki płatek krochmalu
jak wytchnienie dla tego co w ruchu,
zwinna ryba wyślizguje się z rąk
i płynie w pieśni skrzeli.

(Z Eugenio Montejo)

W. S. Merwin

1927-2019, EE. UU

Trad. desconocido

Acordes

Mientras Keats escribió ellos talaban los bosques de sándalo
mientras él escuchaba al ruiseñor ellos oían el eco de sus hachas por los bosques
mientras él estaba sentado en el jardín cercado en la colina fuera de la ciudad ellos pensaban en sus                           jardines muriéndose lejos en las montañas
mientras lo desgarraba el sonido de las palabras ellos pensaban en sus esposas
mientras su plumín viajaba el hierro que habían codiciado se les volvía odioso
mientras él pensaba en bosques griegos ellos sangraban bajo flores rojas
mientras él soñaba con vino los árboles caían de los árboles
mientras él sentía su corazón estaban ellos hambrientos y su fe enferma
mientras sobre su cabeza se desencadenaba una canción ellos estaban en un lugar secreto y lo talaban para                siempre
mientras él tosía ellos llevaban los troncos a un hoyo en el bosque del tamaño de un barco extranjero
mientras él gemía de camino a Italia ellos se caían y se rompían en los surcos
cuando él yacía con las odas a su espalda la madera fue vendida a cambio de cañones
mientras el yacía mirando la ventana ellos llegaron a casa y se acostaron
y vino la edad en la que todo fue explicado en otra lengua

Tłum. Ada Trzeciakowska

Akordy

Kiedy Keats pisał oni karczowali sandałowe puszcze
Kiedy on słuchał słowika oni słyszeli echo swych toporów pośród lasów
kiedy on siedział za płotem w ogrodzie na wzgórzu za miastem oni rozmyślali o swoich ogródkach                               umierających gdzieś w górach w oddali
kiedy dźwięk słów rozdzierał go oni myśleli o swoich żonach
kiedy przemieszczało się ostrze pióra żelazo tak przez nich pożądane stawało się znienawidzone
kiedy on rozmyślał o greckich gajach oni wykrwawiali się pod czerwonymi kwiatami
kiedy on śnił o winie drzewa odpadały od drzew
kiedy on czuł serce swoje oni głodowali a wiara ich podupadła
kiedy pieśń wybrzmiewała nad nim oni byli w sekretnym miejscu i wycinali je na zawsze
kiedy on kaszlał oni składowali pnie w prześwicie w lesie o rozmiarze obcego statku
kiedy on pojękiwał w podróży do Włoch oni padali na ścieżkach złamani
gdy on kładł się ze swoimi Odami za nim las został sprzedany w zamian za działa
gdy on leżał spoglądając w okno oni dotarli do domu i poddali się
i nadeszły czasy kiedy wszystko wyjaśniono w następnym języku

Chords

While Keats wrote they were cutting down the sandalwood forests
while he listened to the nightingale they heard their own axes echoing through the forests
while he sat in the walled garden on the hill outside the city they thought of their gardens dying far away                on the mountain
while the sound of the words clawed at him they thought of their wives
while the tip of his pen travelled the iron they had coveted was hateful to them
while he thought of the Grecian woods they bled under red flowers
while he dreamed of wine the trees were falling from the trees
while he felt his heart they were hungry and their faith was sick
while the song broke over him they were in a secret place and they were cutting it forever
while he coughed they carried the trunks to the hole in the forest the size of a foreign ship
while he groaned on the voyage to Italy they fell on the trails and were broken
when he lay with the odes behind him the wood was sold for cannons
when he lay watching the window they came home and lay down
and an age arrived when everything was explained in another language

A %d blogueros les gusta esto: