1965, Venezuela/España
El nadador
Oigo el roce de tu mano.
Nos llevabas ladera abajo,
cuando el sol vibraba en la enramada densa del trópico.
Te sumergías en el río Parángula.
Un destello y una onda fugaz. Mi hermano y yo enmudecíamos
hasta que el lirio flotaba desde lo más hondo de la poza.
Regresas en el aire, con semillas.
Nace la hierba, el musgo, la arboleda,
la puesta del sol en el camino. Entrábamos en la casa
cuando los pájaros de tu mano poblaban el cielo.






Fotografías de Tamara Dean y Susana Morales Cañas
Tłum. Ada Trzeciakowska
Pływak
Słyszę dotyk twojej dłoni.
Sprowadziłeś nas zboczem w dół
gdy słońce drżało w zwartym gąszczu tropików.
Zanurzałeś się w rzece Parangula.
Lśnienie i ulotna fala. Mój brat i ja trwaliśmy w milczeniu
aż lilia wypłynęła z głębin akwenu.
Powracasz w powietrzu, z nasionami.
Rodzi się trawa, mech, młodnik,
zachód słońca na drodze. Wchodziliśmy do domu
gdy ptaki z twojej dłoni zasiedlały niebo.
Querido David, he leído tu poema El nadador (1965) me ha atravesado el alma como un eco antiguo que despierta memorias dormidas.
Tus palabras me llevaron de la mano an mis propios orígenes, al calor del trópico, al murmullo del agua, a la mirada de la infancia.
Gracias por compartir esta joya escrita con tanta delicadeza. Hay en tus versos una ternura líquida, un tiempo suspendido entre el río y el cielo. Me conmovió especialmente la imagen de los lirios flotando y los pájaros que pueblan el cielo desde tu mano. Es pura poesía en vuelo.
Recibe mi profunda gratitud y mi felicitación sincera por este testimonio poético que sigue vivo, latiendo con la misma fuerza que entonces.
Con cariño y admiración,
Miyen
Miyen, agradezco enormemente tu hermoso mensaje, lo compartiré con David, sin duda le emocionará.