1959 – , España
Recomiendo leer esta magnífica entrevista:
(…) La fama de Blanca Andreu estalla en 1980. Un día, en época de exámenes, Andreu, estudiante gallega de segundo curso de Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, tiró a la papelera todos los poemas que había escrito en las últimas semanas. Estaba exhausta. No había estudiado nada, y su obra la veía “horrorosa”. Un amigo suyo (¿Francisco Umbral? “Prefiero no decir el nombre de ese amigo”) pidió permiso para cogerlos y leerlos. La chica, pálida, delgada y guapa, le dijo que hiciese lo que le diese la gana. Ese amigo leyó deslumbrado los poemas, los ordenó y les puso un título, De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, para enviarlos a espaldas de su autora a uno de los premios de poesía en castellano más prestigiosos del mundo, el Adonáis, de Ediciones Rialp. Un miembro del jurado llegó a pedir que se retirase el poemario del concurso porque estaba hecho “una porquería”, según le contaron a la propia autora, “con manchas de café y de todo”. Pero al final, Luis Jiménez Martos, José García Nieto, Claudio Rodríguez, Rafael Morales y Rafael García García le dieron el premio por ser “audaz, muy imaginativa en la palabra, valiente en el lenguaje y creadora de un mundo poético que parece pertenecerle a ella sola”. El poemario exhibe un surrealismo desatado e insólito en España entonces. Más de 40 años después, está considerado como uno de los libros capitales de la poesía en español.
Yo te di huesos de palomas rojas…
Los muertos odian el número dos. F. García Lorca
Yo te di huesos de palomas rojas
de palomas que alientan dentro de los rasguños
desdeñoso licor de herida
pequeño peldaño de muerte
Atrapé las palomas que habitaban en la sangre alterada
de los niños perversos
robé vuelos morados
vuelos de adelfa y alarido
vuelos de arteria y arañazo
espejos
fiestas
del jacintos del sur
Yo te di huesos de palomas muy pequeñas
astrolabios de tierno esqueleto
guías luciérnagas y otras luces nerviosas
para que oyeras cómo el fósforo declama los viejos versos
del número par
para anclarte a mi noche
para anclarte a mi noche con la cal delicada
Yo te di huesos
anclas pequeñitas
para que te encallaras en la sal de las puertas
y dije las palabras que así existen
filtros de Melibea
brujas líquidas
o la voz fuerte de Rilke el poeta:
retenle
sí, retenle.
Fotografías: Laura Makabresku
Tłum. Ada Trzeciakowska
DAŁAM CI KOŚCI CZERWONYCH GOŁĘBI…
Umarli nienawidzą liczby dwa.
F. García Lorca
Dałam ci kości czerwonych gołębi
gołębi, które oddychają wewnątrz zadrapań
wzgardliwy likier rany
mały schodek śmierci
Złapałam gołębie zamieszkujące zepsutą krew
przewrotnych dzieci
ukradłam fioletowe loty
loty oleandru i krzyku
loty arterii i rysy
lustra
święta
hiacyntów z południa
Dałem ci kości maleńkich gołębi
astrolabia z tkliwych szkieletów
świetliki przewodnie i inne unerwione światła
abyś posłuchał, jak fosfor deklamuje stare wersy
parzystej liczby
by zakotwiczyć cię w mojej nocy
by zakotwiczyć cię w mojej nocy delikatnym wapnem
Dałam ci kości
maleńkie kotwice
abyś osiadł na mieliźnie soli drzwi
i wypowiedziałam słowa, które istnieją w ten sposób
miłosny napój Melibei
wiedźmy w płynie
lub głęboki głos poety Rilkego:
zatrzymaj go
tak, zatrzymaj go.
Muy bien que hace usté, doña Ada, en referirse a la poesía de Blanca Andreu, una poetisa misteriosa que habita los páramos del anonimato por voluntad propia, ajena a las modas y a los movimientos eventuales de las letras como si quisiera evadirse del mundanal ruido. Sabia que es, sin duda alguna. Esas relaciones íntimas entre hombres y mujeres separadas por tantos años de edad son una fuente inagotable de meditación. ¡Ay, qué bonito es el amor!, sea a la edad que sea.